Capítulo XXXVIII

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-¡TOBIO!- Se acercó hasta donde estaba el chico, y lo jaló para separarlo de esa mujer y poder verlo de frente.

Al hacerlo su corazón se rompió, todo su cuerpo empezó a temblar, y sus ojos lagrimearon. 

Una mancha de sangre, la cual crecía a cada segundo, se podía ver en la camiseta de Tobio. El pelinegro bajó su mirada encontrándose con la mancha. 

Él sentía que el aire no pasaba a sus pulmones y las lágrimas no esperaron y empezaron a caer por su cara. 

-To...bio- Se acercó lentamente al pelinegro cuando estuvo al frente de él, colocó la mano en la cara del chico. 

-Tranquilo, Shoyo...estaré bien- Tobio quería parecer tranquilo, especialmente para que él no perdiera la cordura.

Pero ya era demasiado tarde, después de todo, él ya estaba en shock y solo negaba con la cabeza. 

No podía ser verdad.

Nada de eso podía ser verdad. Tobio no podía abandonarlo, no cuando apenas estaban recuperando los años perdidos. No cuando Shiro apenas y lo estaba conociendo. 

Simplemente no podía dejarlo. 

-Sho...yo, mírame- 

-Cállate...no hables, guarda tu energía- Tobio parecía empeorar con el tiempo pero él aún no reaccionaba.

-¡¿Hinata, Kageyama qué paso?!- La voz de Daichi lo sacó de su ensoñación. 

Su amigo entró a la casa encontrándose con la escena, pudo ver como su cara se desfiguraba y el terror se apoderaba de él. 

Rápidamente se acercó hasta ellos, y acostó a Tobio boca arriba para revisarlo y hacer presión en la herida del pelinegro.

-Hinata llama a la ambulancia- Aunque sabía que debía hacer eso, su cuerpo no respondía, a pesar que intentaba pararse para ir a buscar un teléfono y llamar a la bendita ambulancia, él aún estaba en shock. Únicamente veía a Tobio, quien aún estaba aguantándose el dolor.- ¡HINATA!- El grito de Daichi lo hizo reaccionar al fin. 

Rápidamente se levantó y fue en busca del teléfono para llamar a la ambulancia. 

-911, ¿Cuál es su emergencia?- 

-Necesito una ambulancia. La dirección es XXX. Por favor vengan rápido le han disparado a mi novio- Habló tan rápido que por un momento pensó que la persona del otro lado no le entendió. 

-¿Disparo?. ¿El señor aún respira?, ¿Dónde fue el disparo?- La serenidad con la que habló la persona de emergencia lo irritó un poco. Aunque en el fondo entendía que esto era parte de su trabajo. 

-¡Si, disparo!. ¡¿La ambulancia ya viene?!- 

-Señor la ambulancia esta en camino necesito que se quede en conmigo y responda mis preguntas- 

¡¿Cómo podía pedirle eso?!. El amor de su vida estaba en el piso desangrándose y la persona le pedía que respondiera unas preguntas estúpidas. 

-Esta vivo, esta hablando, el disparo no se donde es pero su camiseta esta sangrando- Intentó responder calmadamente, pero el solo hecho de recordar lo que pasaba hizo que su llanto volviera. 

-La ayuda esta en camino debe llegar en unos minutos, deje la puerta abierta para que los paramédicos puedan entrar

Hizo lo que la señorita le pidió, fue corriendo hasta la puerta para dejarla abierta. Luego de eso iba a regresar con Tobio, pero se paró en seco al ver a la madre del pelinegro aún ahí, mirando fijamente a su hijo. Ni siquiera se acordó que la pelinegra estaba ahí.

La vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora