Juliana parpadeó varias veces, incapaz de comprender lo que estaba viendo. De todas las personas que podían aparecerse en su puerta en ese momento, sin dudas Valentina ocupaba el último lugar en la lista de posibilidades, especialmente después de la forma en que la castaña huyó tras verla en el restaurante. De hecho, a pesar de que la pensaba a cada segundo, de alguna forma se había resignado a que no volvería a verla. Después de todo, no tenían motivos o excusas para encontrarse o que sus caminos se cruzaran alguna otra vez. Aunque claro, el encuentro en la fonda de Perlita le demostró todo lo contrario. Que quizás existía algo que quería unirlas.
La mujer frente a ella se removió incómoda ante el silencio que se instauró entre ambas y que ninguna parecía estar dispuesta a romper. La morena la observó detalladamente, como no podía evitar hacerlo cada vez que la veía, sorprendiéndose por el particular brillo en sus ojos que parecían incluso más azules en ese momento que en cualquiera de las otras ocasiones en las que se habían visto.
Valentina lucía tímida, incluso avergonzada, un ligero sonrojo se apoderó de sus mejillas poco a poco mientras la ausencia de palabras se hacía más notoria a cada segundo. No se parecía a la malhumorada y amargada mujer que vio en su primer encuentro, ni a la amable y segura anfitriona que la recibió en su casa un par de días atrás. Mientras la veía, Juliana se dio cuenta de lo poco que en verdad la conocía, el desconocimiento absoluto que tenía acerca de las capas que componían a la persona que tenía parada en la puerta de su oficina.
—Ho-hola —Valentina habló finalmente, su voz débil e insegura, tanto que Juliana se sintió un poco mal de no haber dicho nada en todo ese tiempo, haciéndola sentir de esa forma.
—Mmm, hola, Valentina —el nombre de la otra mujer escapó de su boca casi como un susurro, ni siquiera estaba segura porqué lo había dicho, simplemente sintió la necesidad de hacerlo, como si estuviera reafirmando la presencia de la castaña en ese lugar.
—¿Es... es un mal momento? No quería molestar, perdón por venir de imprevisto —A pesar de su propia inseguridad y el estupor que todavía la embargaba, Juliana sintió la repentina necesidad de reír. Y es que le daba muchísima ternura el evidente nerviosismo de Valentina. A pesar del impulso, suprimió la carcajada convirtiéndola en una tenue sonrisa mientras negaba con la cabeza.
—Para nada, yo solo... bueno, no te esperaba.
Valentina asintió en silencio, de acuerdo con lo que Juliana decía, mientras nuevamente se observaban sin decir una palabra durante algunos segundos.
—Pero pasa, por favor —Juliana se hizo a un lado.
La castaña se quedó inmovil por un momento, dubitativa, desviando su mirada hacia el interior de la oficina para luego regresar a los ojos de Juliana con incertidumbre. Le devolvió la sonrisa con poca convicción y atravesó el umbral, dando unos pasos hacia adentro.
Juliana cerró los ojos, dejándose invadir por el dulce aroma de Valentina, antes de cerrar la puerta y darse la vuelta, encontrándose a su visitante de pie en medio del espacio, sujetando con más fuerza de la necesaria la correa de la bolsa que colgaba de sus hombros, mientras se balanceaba de un lado al otro sobre sus pies. No pudo evitar recorrerla de arriba a abajo con la mirada, perdiéndose en cada curva. Nunca le había sucedido algo así, sentirse tan atraída hacia alguien, tan intrigada, hipnotizada.
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Contra las Cuerdas - Juliantina AU
FanfictionCon tan solo 16 años, Juliana se marchó de México hacia San Antonio para jamás regresar. O al menos, eso creía. Un llamado telefónico, un accidente y un pedido desesperado la llevarían de vuelta a su hogar 7 años después de haberlo abandonado. Pero...