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Juliana entrecerró los ojos con desconfianza y curiosidad, observando al hombre frente a ella con detenimiento. Ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra, había algo en su rostro que le resultaba extremadamente familiar y extrañamente reconfortante. Su mirada le transmitía una calma que pocas veces experimentó en su vida, pero en vez de tranquilizarla sólo parecía alarmarla más.
—Te he visto antes —le dijo con absoluta seguridad, para no dar lugar a la duda y que él pudiera evadirla.
Mateo pareció sorprenderse notoriamente, torciendo la cabeza mientras fruncía el ceño. Entonces ella lo recordó. Había visto su fotografía en la casa de Valentina.
—Eres el cuñado de Val... entina —se apresuró a agregar, relajando los hombros mientras hablaba. De alguna forma, el vínculo entre Mateo y Valentina disipó su desconfianza—. Pasa —se hizo a un lado, dejándolo entrar a la casa.
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—Gracias —Mateo habló mientras tomaba el vaso con agua que Juliana le extendió, evitando la intensa mirada de la morena.
Ella se sentó frente a él, al otro lado de la mesa, sin quitarle los ojos de encima. Valentina no había hablado mucho sobre su familia, le causaba demasiado dolor recordar a sus hermanos y sus padres. Sin embargo, sí le contó sobre Mateo y su sobrina, comentándole que no los veía demasiado ya que él había decidido marcharse a otra ciudad luego del accidente de la familia Carvajal.
—Lamento no haberte dicho directamente quien soy, pero no sabía si estabas sola y...
—Tranquilo, lo entiendo —lo tranquilizó—. Es demasiado complicado.
Mateo asintió, dando un largo sorbo a su bebida mientras se extendía un incómodo silencio entre ambos.
—Supongo que ella ya te contó todo —desvió la mirada sintiéndose repentinamente avergonzada. No por lo que compartía con Valentina. Eso jamás. Simplemente odiaba que su vida fuera expuesta, y que el hombre sentado frente a ella, por mucho que la otra mujer confiara en él, supiera algo tan privado para ella, la ponía en alerta.
Mateo sonrió con tristeza pero no decepción, como si intentara reconfortarla, pero las circunstancias no se lo permitían propiamente.
—A pesar de que Vale y yo no nos vemos seguido, siempre fuimos muy cercanos, ¿sabes? No era necesario estar en su vida todos los días para saber que no era feliz con Lucho —dio un largo suspiro—. Lamento mucho no haber estado más presente. Sé que ella se aferró a él porque no tenía a nadie más y por León.
Juliana se tensó de repente. León la tenía muy preocupada. Sabía que Silvina se estaba haciendo cargo de él, pero no estaba segura de qué pasaría en el futuro.
—Me alegra saber que ya no se sentía tan sola —concluyó, ofreciéndole por primera vez una sonrisa verdadera, lejos de la sombra oscura que cubría todo el ambiente como un manto imperceptible pero sofocante.
Sin embargo, aunque sus palabras pretendían ser un halago, una especie de agradecimiento implícito, a Juliana solo le provocó ganas de llorar. Cerró los ojos, esforzándose una vez más para no dejar escapar las lágrimas.
Cuando volvió a abrirlos, se encontró con una disculpa evidente en la mirada de Mateo, como si de alguna forma supiera que la conversación no estaba siendo sencilla para ella.
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Contra las Cuerdas - Juliantina AU
FanfictionCon tan solo 16 años, Juliana se marchó de México hacia San Antonio para jamás regresar. O al menos, eso creía. Un llamado telefónico, un accidente y un pedido desesperado la llevarían de vuelta a su hogar 7 años después de haberlo abandonado. Pero...