A Juliana no le gustaba hacer cosas sin pensar. Siempre se tomaba su tiempo para meditar y evaluar casi cada acción en su vida. Eso era porque, las pocas veces que no lo había hecho de esa forma, las cosas no habían resultado nada bien. A pesar de eso, algunas veces era una persona impulsiva, y eso podía arrastrarla a situaciones no tan agradables. Y justo ahora, era lo que estaba sucediendo.
Su primer error fue aceptar asistir a la fiesta de Sergio y Nayeli, sabiendo que no tenía ningún interés en celebrar absolutamente nada con ellos ni socializar con las personas que los rodeaban. Pero sabía muy bien que el motivo que la llevó a acceder era más fuerte y tentador que esa voz en su cabeza advirtiéndole declinar la invitación.
Su segundo error fue invitar a Regina para asistir con ella. No porque fueran a pasar un mal rato juntas. Por el contrario, desde que habían llegado, se la había pasado más que bien con su compañía. Regina hacía que el estar rodeada de la falsedad y superficialidad de Sergio y sus amigos, fuera un poco menos tortuoso y por momentos, incluso divertido.
El problema fue, como ya se había imaginado, cuando la vió llegar. Llevaban ya varios minutos allí, casi una hora si sus cálculos no fallaban, cuando entró por la puerta al otro lado de la habitación. Incluso cuando sabía que pasaría, que en algún momento Valentina aparecería, no estaba preparada. Jamás lo estaba para verla. Había algo en la castaña que la hipnotizaba, dejándola completamente a su merced.
La sintió incluso antes de verla, volteando ligeramente hacia la puerta en el momento exacto en que se abría. Valentina entró detrás de Lucho, deteniéndose a saludar a Nayeli justo en la entrada. Juliana observó todo como si sucediera en cámara lenta frente a sus ojos.
La castaña se separó de su amiga ofreciéndole una amplia sonrisa, de esas que siempre se daban la una a la otra, que no tenían ni un poco de sinceridad reflejada. Incluso a la distancia, pudo notar sus hermosos ojos azules completamente apagados, como si les faltara vida. Sin embargo, estaba hermosa. Llevaba un vestido negro que se ajustaba a su cuerpo hasta la cintura para luego soltarse hasta por encima de la rodilla, dejando sus largas y maravillosas piernas al descubierto. Era un atuendo sencillo pero elegante, de esos que solo alguien como ella podía portar con tanto estilo. Se le secó la garganta solo verla.
—¿Tú quieres algo, Juli? —Regina habló, regresándola a su realidad y alejándola de la visión que era Valentina Carvajal.
Regresó su atención a su alrededor, encontrándose con la mirada curiosa de su acompañante ante su evidente distracción.
—¿Qué? Perdón, me distraje —sonrió, intentando disimular el malestar repentino que la había inundado. Quería darse la vuelta nuevamente y buscar a Valentina, al menos poder verla desde lejos. Incluso cuando tuviera que soportar verla con Lucho. Pero se resistió, concentrándose en la mujer que tenía enfrente.
—Voy por otra chela, ¿tú quieres algo?
Juliana negó, intentando sonreír amablemente ante el ofrecimiento de Regina. Ni siquiera había terminado la bebida que llevaba en la mano. A pesar de que el alcohol podría ayudarla a pasar el mal momento que tenía por delante, prefería no excederse, mucho menos con Valentina cerca. Como pocas veces le sucedía en su vida, no confiaba en ella misma y mucho menos en el efecto que la castaña tenía sobre ella.
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Contra las Cuerdas - Juliantina AU
FanfictionCon tan solo 16 años, Juliana se marchó de México hacia San Antonio para jamás regresar. O al menos, eso creía. Un llamado telefónico, un accidente y un pedido desesperado la llevarían de vuelta a su hogar 7 años después de haberlo abandonado. Pero...