TO LOVE IS A GIFT

Capítulo 20: Rewriting

-Reggie-. Había una voz que lo llamaba, Regulus podía oírla por encima de su cabeza. Sin embargo, no podía abrir los ojos, la tentación de dejar los párpados cerrados era demasiado fuerte, Regulus se sentía increíblemente cansado. Sin embargo, para su desgracia, la voz no parecía estar dispuesta a rendirse.

-Reggie-. La voz volvió a llamar, esta vez más clara y fuerte, y también más reconocible. Extrañamente le recordó a Regulus la voz de su hermano, la de Sirius. Pero eso era simplemente imposible, incluso absurdo, la voz parecía demasiado joven, demasiado suave. No era en absoluto como le hablaba su hermano, o al menos no lo era desde hacía mucho tiempo. El apodo también era un amargo recordatorio de lo que había perdido por seguir con sus padres durante tanto tiempo. Regulus no recordaba la última vez que su hermano había dicho su nombre, y mucho menos el entrañable nombre de mascota de su infancia.

-¡Reggie!- Esta vez la voz es más insistente, molesta, impaciente, y ahora parecía aún más la voz de Sirius. De repente, Regulus abrió los ojos, y había un rostro que le devolvía la mirada, un rostro que conocía muy bien, no sólo porque había pasado la mayor parte de su juventud pendiente de él -(aunque fuera de lejos)-, sino también porque se parecía mucho al suyo.

-Por fin-. Dijo el parecido de Sirius, poniendo los ojos en blanco. -Pensé que tendría que arrastrarte por los pies. Ya hemos llegado-.

Regulus tardó más de lo que le gustaría admitir en ser capaz de responder, intentando dejar atrás el shock que le ahogaba la garganta. Porque si la muerte había sido una posibilidad muy probable durante toda su vida anterior, ahora Regulus estaba absolutamente seguro de que era una realidad. Un Sirius de doce años le miraba con una de sus cejas levantadas y una media sonrisa. Cuando Regulus habló, no fue mucho más alto que un susurro.

-¿Quién eres tú?- La persona que se parecía al hermano de Regulus le ofreció una gran sonrisa, seguida de una carcajada.

-Vamos, Reggie. No tenemos tiempo para bromas , tenemos que llevarte a los botes, levántate-. Regulus, que había estado completamente distraído analizando cada centímetro de piel y comportamiento del... chico que tenía delante, (que aún no había decidido si era una alucinación o posiblemente un truco para hacerle hablar. Tal vez los mortífagos lo habían encontrado, tal vez no había sido lo suficientemente cuidadoso y ésta era una nueva e inquietante técnica de interrogatorio) apenas tuvo tiempo de escuchar y procesar esas palabras antes de que el recuerdo aparentemente vivo de su hermano con aspecto de niño lo agarrara por los brazos, empujándolo. Había llegado a la conclusión de que si se trataba, de alguna manera, de alguien que se hacía pasar por Sirius, estaba haciendo un pésimo trabajo. Regulus no hacía bromas, apenas tenía sentido del humor, así que las bromas de autodesprecio eran lo más lejos que llegaban sus ácidas payasadas, y Sirius lo sabía perfectamente. Sin embargo, en cuanto a la apariencia del joven, el parecido era perfecto, precisamente como Regulus recordaba a su hermano.

-¿Qué? ¿A dónde me llevas? ¿Y qué querías decir con "nosotros"?- Sólo entonces Regulus se calmó lo suficiente como para darse cuenta de que estaba, aparentemente, dentro de una cabina de tren. Una cabina de tren muy familiar. -¿Estamos... es este el tren a Hogwarts?-

'Sirius' se detuvo un momento.

-Te llevamos a los barcos-. Respondió pacientemente y con una sonrisa que nunca se borró y que sonaba muy poco familiar cosida a su rostro. -Y sí, este es el Expreso de Hogwarts. Y por nosotros, bueno, nosotros...- Sirius señaló con un gesto a tres figuras que Regulus acababa de notar que estaban sentadas detrás de su hermano. Si el menor de los hermanos Black no estaba cien por cien seguro de que aquello era una especie de sueño, ahora no podía negarlo. Cuando las versiones jóvenes de Peter Pettigrew, Remus Lupin y James Potter le saludaron, Regulus supo que algo iba muy mal.