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Bulma

Poco me importó abandonar a mi acompañante. Todo lo que quería era olvidar esa escena, mientras viajaba en el taxi mi mente divagaba.
Cuando sentí que no podía más, decidí bajarme del taxi y continué caminando sola recorriendo una larga calle que me permitiría pensar de camino a casa. Mientras permanecía abrumada no noté que Vegeta venía siguiéndome en su auto, cuando su vehículo me alcanzó él descendió para hablarme, pero yo reaccioné lanzando un puñetazo.

—¡Ey! Tranquila, soy yo. No es seguro que andes por aquí. Deja que te lleve hasta tu casa.

—Quiero estar sola. Por favor vete.

—Eso no es opción. Por favor entra al auto.

—Necesito estar sola. Por favor vete.—Dije entre lágrimas.

—Te sacaré de este lugar y podrás estar sola, si es lo que quieres. Lo prometo.

Ya no tenía fuerzas para seguir negándome, agaché la cabeza y subí al auto con Vegeta. Cuando hicimos unos metros unos jóvenes estaban drogándose en la esquina, otros estaban lanzándose golpes. Los miré y desvíe la mirada, fue bueno que viniera por mi.

—No sabía que tu ex pareja iría a ese lugar, lo lamento. No quise importunarte.

—Descuida, no fue tu culpa. Creí que continuaba en Europa. Olvidé que siempre pasa su cumpleaños en ese lugar.

—Tuviste un mal rato, no permitas que eso te arruine el día.

—Llevo años tomando malas decisiones. ¿Cuántas parejas arruiné en mi afán de evitar el sufrimiento de otras mujeres? Me merezco esto y más.

—Debes ser más analítica a la hora de representar a alguien. Si aprendes a leer a las personas sabrás cuando te mienten. Eso te ayudará con tus casos.

—Dudo que quiera continuar con esto. Es más probable que me retire por un tiempo, estoy tan cansada. Decidí representar a otras mujeres para que no sufran lo que yo, ahora puedo ver qué nunca ganaré esa lucha. Soy yo la que está herida y hasta que no logre sanar no puedo ser imparcial, es mejor que me aleje de todo.

—Ya llegamos. Sería bueno que te des un baño, pidas comida chatarra y helado, e intentes olvidar este día. Me ofrecería a hacerte compañía pero sé que quieres estar sola. Me despido hasta la próxima.

—¿Que te hace pensar que habrá una próxima vez?

—Solo salimos a comer, no es como si fuera una cita. Todos los días tengo hambre, en algún momento te invitaré a comer de nuevo.

—Dudo que vuelva a salir de mi casa. Que tengas buena noche.—Bajé del auto para entrar a mi casa.

—Tu también.—Alcanzo a decir. Encendió el vehículo y se marchó sonriendo.

En cuanto estuve del otro lado de la puerta, repasé todo lo que había acontecido y me senté en el piso a llorar. Estaba devastada, si algo faltaba para que mi día se arruinara era ver a mi ex con la mujer que lo apartó de mi lado.

Hice lo que Vegeta me propuso, me dí un baño y pedí comida para terminar el día en paz, me quedé recostada en el sofá, llorando hasta quedarme dormida.

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Cien Días Con Él                                        VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora