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Bulma y Yamcha se besaban con pasion pero cuando las cosas iban a pasar al terreno íntimo, el jugador de baseball recibió una llamada telefónica su novia. Ante el miedo de lo que podría pasarle si hacía enojar a la hija del Jefe yakuza, se quitó a la abogada de encima y salió huyendo de la casa. —Ya voy amor.— fue lo que respondió a través del teléfono, sin mediar palabra con Bulma y la dejó en el suelo mientras esta se esforzaba por ponerse en pie para salir corriendo tras él.

Cuando ella se dió cuenta del error que acababa de cometer, enfureció y comenzó a lanzar todo lo que tenía a la mano hacia la calle. Su Humillación había llegado al máximo ya no podía caer más bajo. Decidió meterse en el closet y llorar ahí hasta quedarse dormida. Eran las 4 AM.

Por su parte Vegeta cenó con Milk y Goku y se retiro de la casa a las 00.00 hs, debía levantarse temprano para ir a su oficina. Mientras conducía se maldecia a si mismo. —¡Eres un grandisimo imbécil! ¿Cómo pudiste rebajarte así por una mujer? ¿En qué estabas pensando?

Vegeta también se sentía humillado. Regresó a su casa y por más que intentó dormir apenas si consiguió descansar un par de horas. Las pesadillas de Bulma yéndose con Yamcha y encontrándolos juntos en su oficina lo volvieron loco de celos, a tal punto que se fue al trabajo a las 6 AM. Cuando Caulifla llegó a las 7.30 AM, se infartó con la presencia de Vegeta dentro de la oficina tan temprano.

—¿¡Que rayos está haciendo aquí!?

—Es mi oficina ¿lo recuerdas?

—Si. Pero usted siempre viene a las 9AM. ¿Pasa algo malo?

—No. ¿Porque debería pasar algo malo para que yo venga temprano a mi oficina?

—Su aspecto lo dice todo. No ha dormido bien, está ojeroso, tiene las mismas ropas de ayer, por lo visto no se ha bañado ni afeitado. Dígame señor ¿que le pasa?— Caulifla se sentó en minifaldas sobre el escritorio de Vegeta, en actitud amistosa. Pero él le llamó la atención.

—No quiero ese tipo de comportamientos en mi oficina y conmigo. Por favor siéntate en otro lado.

Caulifla sonrió, se bajó del escritorio y acercó un pequeño asiento hasta donde estaba su jefe.

—Hable. Soy toda oídos. Nadie puede interrumpirnos porque no abrimos la oficina hasta las 10.

Vegeta bufó pero decidió hablar.
—Bien. Pero si lo que te digo sale de aquí te despido.

—Puede confiar en mi. Mi boca estará sellada. Ande cuente.

—Ayer Kakaroto y su mujer me invitaron a cenar. Al principio me negué pero cuando me dijo que estaría la señorita Briefs decidí aceptar. Supuse que después de todo lo que pasó con su asistente ya no se comportaría como una perra, pero me equivoqué. Fue la peor noche de mi vida.

Caulifla se levantó para preparar café y continuó oyendo la historia.
—Bien pero deme más detalles. ¿Que hizo ella?

—Intenté ser cordial, le hablé con respeto y solo me despreció. Así que decidí abandonar la cena. Cuando llevaba varios metros caminando, porque olvidé mi propio auto, kakaroto fue a buscarme y regresé a la casa.

—¿con la señorita Briefs?

—No. Olvidé esa parte. La mujer de Kakaroto la echó de la casa. Dijo que ya no será la madrina de su bebé, y me quedé cenando con ellos. De regreso a la casa de ellos la cruzamos e iba hecha una furia. No entiendo porque me odia.

—Señor por si no lo notó, la señorita Briefs aun no ha superado a su ex. Y por muy doloroso que se escuche usted debe alejarse de ella. Así no sale lastimado también.

Cien Días Con Él                                        VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora