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Bulma llegó al muelle y se quedó esperando a su acompañante. Vegeta llegó con 5 minutos de retraso para no parecer interesado en asistir a la cita.

—Llega tarde. Pensé que no vendría.

—Jamás me perdería una invitación para comer gratis. Pero como era algo de colegas supuse que sería un encuentro informal. No pensé que llegar a tiempo importaría.

—Olvidelo. ¿Que le parece si entramos a comer mariscos? ¿O es usted alérgico?

—Puedo comerlos. ¿Usted puede pagarlos?

—Claro que si. Tengo una tarjeta black. No hay nada en el mundo que no pueda comprar.

—Que bueno. Pues pida usted primero y yo veré que me apetece comer.

Ambos entraron al restaurante de mariscos del lugar. Se sentaron en el fondo del salón comedor, e hicieron su pedido.

—Espero que disfrute su almuerzo. Bon apetit.

—Lo mismo digo.

Comieron en silencio y sin mirarse a la cara. Si no fuera que en el lugar pusieron algo de música alegre, hubiera parecido que estaban en un funeral.

—Lamento haberle provocado tantos desaires las veces que nos cruzamos.
Sé que soy una persona difícil de tratar. Pero quisiera que nos lleváramos bien. Así nuestra estadía en este lugar será pacífica.

—Como le dije anteriormente, vine en busca de paz. No me interesa hablar de trabajo ni discutir con nadie. Y eso la incluye. Quise venir a conocer el mar para relajarme. Si usted se comporta y mantiene su distancia, estaremos bien.

—Me alegra escuchar eso. Le prometo que guardaré la distancia. Solo somos colegas, ni compañeros ni amigos. No voy a estorbar en sus asuntos señor Ouji.

—Solo por curiosidad ¿me podría decir de que está huyendo señorita Briefs?

—Yo le hice la misma pregunta y usted no me respondió. ¿Porqué debería contarle mis asuntos?

—Porque un almuerzo sin conversación es muy aburrido. Podría contarme, solo para pasar el rato. Le aseguro que su secreto muere conmigo. Literal.

—Tiene un humor bastante oscuro y extraño señor Ouji. Pero esta bien. Con alguien debo hablar. Mi ex pareja acaba de casarse con su prometida. Y el día antes de la boda secreta se apropió de un anillo mio que está valuado en 71,2 millones de dólares, para dárselo a su esposa.

—¿Porque no lo denunció con las autoridades? Algo así imagino que debe estar asegurado por una fortuna.

—Yo se lo entregué porque confíe en él y volvió a traicionarme. Se lo dí por mi propia voluntad. Es un bien familiar que pertenecía a mi difunta abuela, antes de morir me lo heredó y puso los papeles a mi nombre. Yo como una idiota bebí de mas y se lo entregué cuando me dijo que estaba endeudado y que iban a matarlo. Ahora mis padres deben estar buscándome para pedirme cuentas del regalo que le hice a mi ex.

—Ese tipo es un estafador. Pero aunque no sea un alivio tenga por seguro que su karma lo pagará con Maron, esa mujer es muy peligrosa el no sabe donde se metió. Esa familia no tolera las idioteces.

—Si el problema fuera dinero no me importaría. Sucede que la prensa sabe que ese anillo era mío y andan tras de mi para tener la exclusiva de una ex despechada que fue humillada por su ex novio y la esposa de él. No puedo estar en la ciudad hasta que pase un tiempo considerable. Cuando las cosas se olviden volveré. ¿Soy una mujer muy patética verdad?

—Yo creo que solo es alguien que busca amor en los brazos equivocados. Y el es un manipulador y vividor sin escrúpulos.

—Me engañó, me estafó y me robó. Arruinó mis planes, mis sueños de casarme a lo grande con una emocionante fiesta íntima con mis amigos y familia. Pero la vida le sonríe y yo estoy oculta aquí como si fuera una criminal. Me lo merezco por no dejar morir mis sentimientos hacia él. Es como abrazar un cactus, siempre me lastimará y aunque lo sé, continuó abrazándolo.

Cien Días Con Él                                        VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora