12

266 35 13
                                    

El jefe Nappa disfrutaba de un sensual baile privado de sus stripers femeninas, cuando fue interrumpido por Dodoria.
—Señor, un Juez a venido a verlo. Dice que es importante que hable con usted.

El yakuza chasqueó los dedos y las dos bailarinas abandonaron la sala.
—Que pase.— ordenó

Su empleado regresó escoltando al juez Francis Iwasaki.

—Por favor tome asiento señor Juez. Es un honor para mí que alguien tan importante como usted, visite mi bar. Sea usted bienvenido.

—Muchas gracias. No planeo quitarle tiempo ni perderlo. Iré al punto, tengo un sujeto que me molesta y necesito que alguien se haga cargo de él. Vengo a ofrecerle un trato por su cabeza.

Nappa Esbozó una gran sonrisa, se sirvió whisky en su vaso y preguntó —¿Que ofrece? Entenderá que nada en esta vida es gratis.

Freezer se sirvió más whisky en su vaso y contestó: puedo darle un indulto a su hija, entiendo que ella no ha cumplido con las horas de trabajo comunitario que le fueron impuestas por el juez que la encontró culpable luego de no pagar 50 multas automovilísticas. Si la justicia lo supiera, iría presa por desacato. Tal vez serían unos 6 meses, pero dudo que usted quiera a su hija dentro de la cárcel siquiera un día.

—Tengo a uno de los mejores abogados que existen. Y dinero para pagar 10 abogados más. ¿Cree que me asusta que mi hija termine en la cárcel por incumplir horas de trabajo comunitario? Eso es excarcelable. Búsquese un mejor argumento.

—Solo estaba empezando. He investigado sus finanzas, hay muchos movimientos de dinero que me dan mala espina. Su hija no puede justificar los ingresos que tiene, cuando no posee un trabajo que explique sus viajes o sus departamentos a lo largo de varias ciudades importantes del mundo. Su declaración de ingresos dista mucho de sus verdaderos ingresos. Eso sin contar todo el movimiento que hay en este lugar, en los casinos a los que les brinda protección, puedo seguir así por horas.

—¿Tiene pruebas de todo eso? ¿O solo son suposiciones suyas? Podría acusarlo de calumnias.

—¿Que me dice sobre la muerte del anterior jefe yakuza? ¿O me cree tan tonto como para aceptar que solo se suicidó?

—Todo lo que dice debe probarse ante la ley. Por ahora solo son rumores mal intencionados.

—Le conviene que un juez sea su aliado, de lo contrario se puede volver su enemigo, y créame que no le conviene molestar a un juez federal.

—Hasta ahora solo a dicho cosas vagas y ninguna afirmación. ¿De quién quiere deshacerse? Tal vez con dinero podamos llegar a un acuerdo.

—Necesito que se encargue del señor Ouji, ¿cree que pueda hacerse cargo? ¿O tendré que pedírselo a alguien más?

—Wow. ¿Quiere que me encargue de alguien tan insignificante como un abogado? ¿Que hizo, molestarlo en su recinto? Y cuando acabe con él, ¿me enviará a deshacerme de más abogados que lo enfrenten? Es tan descabellado que me da risa.— Nappa comenzó a reír a carcajadas en tanto que el juez lo miraba serio.

—No es por eso que quiero deshacerme de él. Aún así no le incumben mis motivos. ¿Puede encargarse o no?

—Si. Alguno de mis hombres se encargará de él. Son 10 millones de dólares.

—Eso es un abuso. De sobra sé que cuanto mucho 200.000$ o 500.000$ dolares compensan una muerte.

—Pues entonces vaya con quien le cobre eso. Mi negocio no se mantiene solo, debo pagar varios sueldos. Si no le agrada el precio puede ir a buscar en otro lado. Y por favor vuelva pronto. Me agradan sus visitas.

Cien Días Con Él                                        VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora