33

100 15 4
                                    

Cuando la videollamada terminó, Vegeta se mantuvo en silencio. Bulma no quería intervenir pero decidió hacerlo.

—¿Crees que estoy loca verdad?

—No. No creo eso.

—Pero no estas de acuerdo con mi plan.

—Es muy peligroso lo que estas haciendo. Si el juez se entera te meterá a prisión.

—Que lo intente. Si tiene agallas.

—Bulma agradezco que te tomes todas estas molestias por mi. Pero es irracional que sigas con esto.

—El amor es irracional. Yo soy muy irracional cuando estoy enamorada.

—Créeme que lo sé. Conozco toda tu historia con ya sabes quién.

—Eso es porque Milk es una boca floja.

—No creo merecer tantas molestias de tu parte. Yamcha fue el amor de tu vida, planeabas una vida con el, una familia. Yo solo soy yo. No tengo nada mas que ofrecerte.

—Cuando estuve con Yamcha creí que jamás iba a volver a amar a alguien con la misma intensidad. Sin embargo lo que siento por ti es mucho más fuerte que lo que llegué a sentir por él.

Un silencio incómodo los invadió. Por primera vez en mucho tiempo Bulma se había sincerado con otro hombre y quería que él entendiera su cabeza, pero se sentía tonta por no saber cómo expresarse. Vegeta intervino.

—Eres la primera y única mujer que he amado. Preferiría que me odiaras antes de que te metas en problemas por mi culpa.

—Si ambos estamos locos el uno por el otro, ¿Porque no podemos ser felices lejos de todo esto? A fin de cuentas tu ibas a morir y ya te preparaste para eso. Tu vida aquí terminó. El tiempo extra que pueda conseguirte quiero pasarlo contigo.

—¿Pero renunciaras a todo para estar conmigo? No es justo para ti. Ni para tu carrera o familia.

—¿Recuerdas que yo también debería estar muerta? Ni tu ni yo pensamos en un futuro juntos. Ahora hay una posibilidad. Pero te niegas a aprovechar esta oportunidad.

Vegeta guardó silencio otra vez y pensó lo que ella proponía. Luego decidió arriesgarse ya que lo único que le esperaba era la muerte y había escapado de ella una vez. La idea de Bulma no parecía tan descabellada.

—Tienes razón, tenemos que aprovechar este tiempo extra. Y aunque me parezca una locura, quiero vivir todo el tiempo que pueda a tu lado.

—Bien. Ahora que estamos de acuerdo debemos decidir si le decimos o no a nuestros amigos.

—Decidir eso nos llevará mucho tiempo. Será mejor dejarlo para después.

Ambos se abrazaron y fundieron en un tierno beso. La vida parecía sonreirle a ambos por primera vez en mucho tiempo.

Yamcha por su parte, habló con su esposa sobre la intención de abortar, y fue sincero cuando le dijo que no quería que lo hiciera. Maron ya no deseaba hacerlo, en su lugar decidió concurrir a talleres de maternidad y a practicar con bebés de juguete. Cada día que pasaba se sentía más entusiasta por la llegada de su hijo y se decidió a dar marcha atrás con su aborto. Le pidió a Yamcha visitar a Freezer y a pesar de que éste se sintió asustado por el pedido, accedió. Ambos fueron hasta su despacho, con la excusa de ir a saludar. La secretaria del juez los hizo pasar a ambos a la oficina.

—Gracias por recibirnos su señoría. Maron quiso pasar a saludarlo y me pidió que la acompañe, esperamos no quitarle mucho tiempo. Sabemos que es alguien ocupado.—se disculpó Yamcha

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cien Días Con Él                                        VegebulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora