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Una preciosa fachada tradicional fue lo primero que nos recibió, junto con un cartel al frente "Noche de Sushi. Segundo plato gratis para parejas". Miré a mi acompañante y solo comenzó a reírse, pareciese que entendió que necesitaba una explicación. Su brazo, colocado delicadamente sobre mi espalda baja empujaba mi cuerpo para no detener la marcha, entrando así al establecimiento lleno de ambiente. El olor a alcohol en algunas mesas era fácilmente reconocible y al fondo, apartada con el Kanji de su nombre aguardaba nuestra mesa. 

—¿Un restaurante de Sushi?— pregunté graciosa.

—Antes venía aquí con un compañero de trabajo, su nombre es Tomioka. Pero después descubrieron que no éramos pareja y nos cobraron la cuenta normal.

Comencé a reírme tanto que la roja cara de Rengoku se contagio de risas también. Comenzamos a hablar de a poco y a pedir comida. A su vez, pedimos un poco de Sake. La mesa estaba tranquila, cálida. Juraría que la amena platica del día hacía parecer que éramos una joven pareja a los ojos de terceros. Tarareábamos canciones, nos burlábamos de nuestros malos chistes, dos botellas más de sake y nos detuvimos, ya que según sus palabras "sería muy irresponsable hacerte manejar y ponerme demasiado ebrio esta noche". Estaba tan cómoda que perdí la noción del tiempo fue hasta que un mensaje desvió mi vista de mi acompañante.

[10:38] Hiroshi-san 🐸

Oye, Hikari-san. Lamento interrumpir pero acaba de llegar el nuevo proyecto de la oficina. Me hice cargo de la parte que ya habíamos planeado antes, así que no te preocupes por el resto. 
Nos vemos el lunes en la oficina.

[10:42] Hiroshi-san 🐸

Eh, cuidado con quien llevas a tu departamento.

Sé que él es atractivo, pero cuidado jajaja

Hiroshi, me la pagarás el lunes.

—¿Algo importante?— habló Rengoku-san cambiando en su totalidad su rostro a uno más serio —¿Necesitas que te lleve a casa?

—Nada de eso— le tranquilicé colocando mi mano sobre su hombro—. Mi compañero de trabajo, es todo. Aunque ahora que lo pienso. Creo que es hora de pagar la cuenta.

—Déjamelo a mi— alzó la mano llamando a la mesera —. ¿Puede darnos la cuenta?



Le había recomendado a Rengoku-san dejarme en la línea de metro más cercana a mi departamento, sin embargo nos encontrábamos ahora a unas calles del mismo debido a que decidió que era buena idea dejarme en la puerta del edificio. 

Durante el trayecto de regreso, a diferencia del principio, nos encontrábamos con más confianza que antes. Estábamos cantando delicadamente sobre las calles de Tokio con los cristales debajo y sintiendo el viento en la cara. Rengoku-san había lanzado su corbata por alguna parte del coche y yo me había quitado los zapatos. Nos mirábamos de vez en cuando para turnar nuestros coros y seguir cantando. Fue hasta que estacionamos el coche frente el portón del edificio de mi departamento que subimos los cristales y hablamos una vez más antes de despedirnos. 

—Fue una noche agradable Kato-chan.

Por primera vez en la noche había mencionado mi nombre con un honorifico diferente, sonreí y suspiré rápidamente.

—Fue una noche divertida, Rengoku... ¿Debería ocupar un honorifico? Por favor profesor, dígamelo.

Aguantó una risa y golpeó ligeramente el volante, mirándome poco después.

—Soy profesor de historia, no sé si necesites decir un honorifico, pero puedes solo llamarme Rengoku si te sientes cómoda.

—En ese caso, soy Hikari para ti, Rengoku. 

suspiré una vez más. No quería romper este ambiente con una despedida. Fue entonces cuando su mano tomó la mía delicadamente y giré a verle. 

—¿Puedo invitarte a salir una segunda vez? Tal vez, sea algo más formal que esta, algo como ¿una cita?

¿Me estaba invitando a una cita? Rengoku me estaba invitando a una cita... ¡ME ESTABA INVITANDO! Mi roja cara y mis ojos profundamente clavados en los suyos dieron una contestación inmediata, solo faltaba que mi boca quisiera hablar.  

—Es una cita, Rengoku— vi sus dorados ojos brillar más y le sonreí delicadamente —. En ese caso, deberías— busqué mi celular y se lo entregué —... Anotar tu numero.

Tomó mi celular y anotó su numero en el, mirando como colocaba su nombre en una de las casillas vacías "Kyojuro 🔥". Reí ante el nombre que había colocado y tomé su celular para anotar mi numero, en esta ocasión coloqué mi nombre como "Kato Hikari 🥕"

—¿Por qué una zanahoria?

—¿Por qué una llama?— tomé mi celular y le devolví el suyo —. Mi color favorito es el anaranjado. Bien, es hora de irme— abrí la puerta del coche y le miré una ultima vez —. Fue realmente agradable, nos veremos después.


una vez bajé del coche, él bajó la ventanilla y juraría que me lanzó un beso, provocando mi sonrojo. Encendió el motor y se fue lentamente. Miré mi celular con su numero registrado y después miré el cielo. Todo era tan surreal. 

Entré a casa, lanzando todas mis cosas al sillón del salón. Dejé mi celular sobre la mesa y saqué algo de agua fría del refrigerador. La pantalla de mi celular iluminó delicadamente el comedor y me acerqué a mirar

[11:21] Kyojuro 🔥
¿Llegaste bien a casa?

Este chico quiere matarme. 


[11:21] 

Me dejaste en la entrada de casa.
Por supuesto que llegué bien.


[11:22] Kyojuro 🔥

Solo me aseguraba de lo obvio.
Te llamo mañana, descansa. 


Cuando hube tomado todo el contenido del vaso me dejé caer sobre la cama y sin saber en que momento, terminé perdidamente dormida. 


La mañana siguiente mi teléfono vibró algunas veces, mirando que era y notando que eran correos del trabajo. 

Leí una segunda vez las notificaciones encontrándome con los mensajes de Rengoku de anoche. Tallé mis ojos pensando que eran parte de un sueño, sin embargo no lo eran. 
"Te llamo mañana" repetía mi mente a cada instante. Esperando impacientemente esa llamada. Desayuné una vez me encontraba más despierta, sin contestar aún el mensaje. Dieron las 11 del día, por lo que mis labores del trabajo así como mi rutina de los sábados comenzó.

Cuando el reloj por fin marcó la una y esperaba la llamada de Hiroshi para saber como se concluiría el proyecto mi celular vibró sobre la mesa. 

—Hiroshi, menos mal. Sabes, el diseño de Juro-san es un asco, pensaba hacer unos cambios a la tipografía y hacer el logo más minimalista, además...

—Sí tienes razón Hikari-chan— dejé de hablar para escuchar atentamente —. Solo tengo un problema, no sé nada sobre diseño grafico.

—Rengoku...

𝙆𝙤𝙢𝙤𝙧𝙚𝙗𝙞 (𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora