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—Estoy fuera de tu edificio.

—¿Quieres pasar a desayunar? Mi turno empieza a las 10 hoy y apenas son las 8.

—Solo aceptaré porque tú me estás invitando y porque mi primer clase es a las 11.

Una vez que la llamada fue colgada a los pocos minutos se escuchó el timbre de la puerta. Di el aviso de que la puerta estaba abierta y continué preparando el desayuno para ambos. Cuando escuché esta cerrarse y su saco ser dejado sobre el comedor sentí  mi cuerpo ser rodeado por él mientras servía el arroz, una sonrisa se dibujó en mi labios. Podía sentirle dar besos cortos en mi cabello y apretar con más fuerza mi cuerpo. 

—Se hace tarde, vayamos a comer.

—Hay que dormir un poco, Kari-chan. Me duele la espalda. Es más pide el día.

Giré para verle, colocando mis manos sobre sus hombros —. Me encantaría poder hacer eso, pero realmente no puedo si alguien quiere que lo acompañe este sábado a una boda— tomé su rostro acercándome a él, juntando su nariz con la mía para luego separarme y colocar las cosas sobre la mesa y cambiando su saco al sillón.

—¿Tan rápido se va a acabar abril ya?

Tan solo sentarnos en la mesa y agradecer por la comida, desayunamos de poco en poco. Lo miré un par de veces, curiosa por su elegante porte, por el contrarío el solo miraba mi ojos de vez en cuando. Cuando hubimos terminado y los platos se encontraban lavados, nos dirigimos al coche para ambos ir a su respectivo trabajo. 

—Ahora que lo recuerdo— interrumpí su leve concentración, provocando que me mirara brevemente antes de que el semáforo se pusiera en verde —. Mencionaste que casi se acaba Abril, eso significa que tu cumpleaños está cerca. Esta vez, yo te invitaré a una cita.

Su rostro giró sorprendido en mi dirección, sonrió con tanta alegría colocando su mano sobre mi pierna, asintió levemente y me lanzó un beso para después reír. Me dejó en la puerta del edificio de mi trabajo y se despidió de mí, ese sería el ultimo día que le vería hasta el sábado debido a que nuestros horarios chocaban el resto de la semana. 




El resto de la semana fue aburrido sin su compañía, llena de proyectos y de más proyectos, la buena noticia era que cada que acabábamos un proyecto en la empresa podíamos tomar más días libres y estos eran acumulables, por lo que aprovecharía mis vacaciones de verano para visitar a mi padre en nuestra ciudad natal, en la prefectura de Miyagi. Había hablado pocas veces con él en lo que iba del mes, pero en parte se debía por la atareada vida que ahora llevaba, eso no me limitaba a mandarle regalos y ropa para todo tipo de temporadas posibles. Miré la hora del reloj, interrumpiendo por completo todos mis pensamientos. Hiroshi-san se acercó a mi y dejó sobre mi escritorio un vaso de café, me sonrió tranquilamente y salió de la oficina ¿Hace cuento había empezado la hora de la comida y no lo había notado?


Al terminar mi turno y mirar las estaciones de metro que quedaban para llegar a casa pensé en lo que Kyojuro dijo "tu vestido no combina con mi traje" ¿en serio iba a comprar un vestido para poder combinar con él? ¿Qué clase de persona era ahora? Inhalé y exhalé tan fuerte que juraría que todos en el vagón me escucharon, así que en vez de bajar en mi estación normal bajé dos estaciones más adelante. Busqué una tienda entre las miles de opciones posibles y pensé en el color de su traje, después recordé su corbata de soles, el amarillo era un pésimo color para mi tono de piel, pues me hacía ver definitivamente más pálida que nunca, así que la opción más obvia ere ese azul pálido. Me probé al rededor de 10 vestidos con diferentes cortes, escotes, formas, faldas, tirantes hasta llegar al correcto. 

𝙆𝙤𝙢𝙤𝙧𝙚𝙗𝙞 (𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora