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La fiesta estaba cada vez más llena de vida. Uzui y su ahora esposa Makio, estaban bailando en la pista alegremente. Kyojuro no dejaba de sujetar mi cintura y ambos teníamos encima por lo menos de tres a cuatro tragos. Una vez que la fiesta dejó de lado lo serio y la música cambio de genero drásticamente, me encontraba con Giyuu haciéndolo bailar al centro del grupo escuchando como todos le animaban, sin duda alguna era el más ebrio de todos. Realmente nos estábamos divirtiendo. 


Homage - Mild High Club

De un momento a otro me encontraba bailando con Uzui, mientras su esposa estaba riendo en compañía del resto, con cada vuelta nos alejamos de la pista hasta sentarnos en una de las mesas cercanas.

—Agradezco que te hayas cruzado en la vida de ese idiota— señaló a Kyojuro —, estaba demasiado triste hace unos meses y ahora está evitando beber para mantenerse sobrio por ti. Le has cambiado la vida y solo llevan un mes y medio hablando. 

—Uzui-san ¿De qué hablas?— reí confundida y solo sonrió para seguir hablando.

—Él es mi mejor amigo, es tan querido para mi como un hermano. Aquella vez que te derramó el café llegó como un idiota al trabajo, no dejaba de hablar de ti. Disfrútalo esta noche como nunca y te quiero agradecer por hacer brillar a mi amigo una vez más. Bien me tengo que ir, tengo una canción que bailar.

Agradecí y miré a Kyojuro venir en mi dirección 

—¿Quieres bailar un poco? ¿O prefieres que nos vayamos a descansar ya?

—Disfrutemos que estamos aquí, ven vayamos a bailar.

Comenzamos a bailar, mientras mis ojos buscaban los suyos y sus manos se colocaban cómodamente sobre mis caderas. Sentía su cuerpo moverse al son del la canción y a su vez sentía mi corazón latir como nunca antes. Ignoramos por completo al resto, la noche era nuestra. Sonreíamos con delicadeza y me besaba cuidadosamente sin dejar de moverse al ritmo, rodee su cuello con mis brazos y sonreíamos terminando el beso. Estábamos tan faltantes de todo, menos de nosotros mismos. Un giro y otro, dos vueltas y más besos. Parecía que la canción estaba hecha para que fuera bailada por nosotros. Podía sentir su cuerpo cerca del mío, de momentos me abrazaba y besaba mis hombros, en otros  solo sujetaba mis manos para poder hacer a mi cuerpo girar. Su risa contagiosa me hacía reír igual. Cuando hubimos disfrutado lo suficiente, besó mi frente y me dirigió una mirada tranquila. 

—Kari-chan— habló tranquilo mientras tomaba mis manos para besarlas —, me haces sentir tan perfectamente bien ¿Cómo es que logras eso?

Oculté mi sonrojo recostándome en su pecho, soltando un suspiro que provocó su curiosidad.

—No lo sé, quisiera tener la respuesta para nunca dejar de hacerlo, pero por ahora no lo sé.

—En ese caso descubramos de que se trata— levantó mi rostro, provocando que le mirara y besó mi labios. Estaba tan reluciente y brillaba como el sol —. Kari-chan, te quiero.

Sonreí al momento, sujetando sus manos por encima, apretándolas delicadamente mientras me acercaba a besarle —, yo también te quiero, Kyojuro. 

Tan ajenos del resto, seguimos nuestro baile, el cielo brillaba, él también y de un momento a otro fuimos llamados por el resto porque Giyuu estaba demasiado ebrio y debíamos saber quien se encargaría de llevarlo al hotel donde nos hospedaríamos hasta mañana. Kyojuro inmediatamente se negó pues a palabras propias "La ultima vez que Tomioka se subió a mi carro tan ebrio tuve que cambiar de carro". De entre los invitados salió Kocho, una chica un poco más baja que yo, quien dijo que después de darle un remedio lo llevaría a su habitación. Mientras discutíamos por la tutela del pelinegro sentí como Kyojuro guiaba mi cuerpo lejos de la conversación. 

Llegamos a la orilla de la playa, el viento golpeaba violentamente mi cuerpo y me hacía sentir escalofríos con frecuencia. Abracé mi propio cuerpo y de un momento a otro sentí el saco de mi pareja ser puesto sobre mis hombros. Giré a verle y me sonrío, no dijo ni una sola palabra, pero no era necesario, su mera compañía bastaba para hacerme sentir bien. Fue hasta que el resto del grupo comenzó a reírse a carcajadas que decidí cortar el silencio.

—¿Sabes qué hora es? Me comienzan a pesar los ojos y está haciendo más frío.

—Si mi reloj no me falla, son la 1:38 ¿Quieres que vayamos a descansar ya, preciosa?

asentí y rodeó mi cuerpo, depositando un beso en mi frente y volviendo con el resto para avisar que iríamos al hotel. Se despidieron con calidez e indicaron que nos esperaban en el desayuno de mañana para humillar a Giyuu con los videos que habían grabado anteriormente. 

El hotel en el que habían rentado habitaciones para los invitados, no quedaba muy lejos. Realmente quedaba a una calle de donde la fiesta, pero debíamos manejar hacía allá puesto que los estacionamientos no eran los mismos. Una vez aparcado el coche y cuando me quité los zapatos, giré a ver a mi acompañante, en ese instante se estaba desabrochando la corbata y cerraba la puerta de su lado del coche con su mano libre. Mi cuerpo se sentía cálido al instante, esperando recibir un poco de atención por su parte. Cuando este me miró, no pude evitar morder mis labios, esbozó una sonrisa para guiñarme el ojo, indicándome que entrara al edificio cuanto antes. Seguí sus indicaciones para colocarme frente a la recepción y rodeando mis zapatos.

—Hola, buenas noches, tenemos una reservación a nombre de Rengoku Kyojuro. Es una de las habitaciones apartadas del evento de Tengen Uzui— pude sentir el cuerpo de Kyojuro colocarse a mi lado, buscando de entre sus bolsillos su cartera, pero en su defecto colocó una de sus manos sobre mi espalda baja, continuando el camino hasta llegar a mi trasero y apretando este, haciéndome abrir los ojos con sorpresa, escondiendo mi rojo rostro únicamente mirando hacía otro lado. 

—Es correcto, su habitación es la 135 del tercer piso. Esta es su llave, control del televisor y la clave del internet ¿Necesitan ayuda con algo más?

—No, creo que...

—Sí, en realidad mi novia y yo queríamos pedir un poco de vino tinto— me interrumpió Kyojuro, espera ¿Había dicho novia? —. Eso sería todo muchas gracias.

—Entendido, se les llevará a su habitación.

—Gracias— dio una ligera reverencia y guío mi cuerpo al elevador, cuando se aseguró que las puertas estaban cerradas me jaló hacía él para besar con desesperación mi cuerpo —. ¿Te molesta si sigo besando un poco más?

negué, invitándolo a seguir el ritmo, ladeando mi cabeza para que él siguiera besando con libertad. Tan solo llegar al piso, entre besos llegamos a la puerta del cuarto, abriéndola con torpeza. Tan solo ser cerrada esta los besos continuaron un poco más y unos minutos más tarde fue traído el vino, el cual recibimos con un poco de enojo, pues nosotros queríamos continuar con aquel juego que habíamos iniciado en el elevador. 



ola, froggy aquí. Ya que Bany está haciendo tarea robamos su computadora. Agárrense que se viene lo bueno. 

𝙆𝙤𝙢𝙤𝙧𝙚𝙗𝙞 (𝙍𝙚𝙣𝙜𝙤𝙠𝙪 𝙆𝙮𝙤𝙟𝙪𝙧𝙤)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora