Continuación del capítulo I

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Media barrita de incienso después los dos estaban vestidos y sentados frente a frente en la mesa. 


Shen Qingqiu había perdido cualquier tipo de apetito con el que se hubiera despertado —lo cual estaba bien porque Luo Binghe no se había apresurado a ir a la cocina para preparar el desayuno—.


En realidad su esposo no ha hecho gran cosa aparte de deslizarse tras el biombo para cambiarse (algo que hizo que el corazón de Shen Qingqiu se estremeciera ligeramente de angustia).


Luo Binghe se muestra desconfiado y a la defensiva ante él —incluso cuando se sienta arrodillado en el suelo y lo mira desde lejos—.


Por lo menos no le había dado una patada o le soltó un golpe tras haberse despertado con alguien desconocido encima. 


Habría sido realmente problemático tener que pedirle al Pico An Ding que se encargara de hacer las reparaciones en la casa de bambú. 


Ni hablar de explicar lo sucedido.


El demonio había dejado que Shen Qingqiu comprobara sus meridianos y presionara un pulgar sobre su muñeca y cuello para verificar que su qi circulaba correctamente.


Luo Binghe sabía que algo estaba mal.


Que creyera que era su memoria... bueno, esa era una historia diferente.


Parecía haber un agujero en la memoria de Luo Binghe —uno que tenía que ver precisamente con Shen Qingqiu—.


El joven demonio sabía que se encontraba en la casa de bambú —concretamente en el pico Qing Jing, donde una vez fue discípulo—. Sabía que ahora era llamado Junshang; conocía el linaje de su sangre, las pruebas que sorteó y el poder que poseía ahora. 


Sin embargo —extrañamente— no sabía explicar qué pasó con el espacio en el que Shen Qingqiu debía encajar.


El cultivador le preguntó a Luo Binghe quién había sido su Maestro y los ojos de su discípulo se llenaron de desconcierto. 


Le preguntó con quién viajaba y sus cejas se fruncieron. 


Le preguntó con quién había hecho las tres reverencias y su esposo parecía confundido.


Shen Qingqiu no le preguntó quién lo empujó al Abismo Infinito.


Eso era algo que no necesitaba recordar.


Este tipo de amnesia específica sólo podría ser otro recurso argumental de pacotilla en una trama intentando ser medio ingeniosa pero Shen Qingqiu no podía recordar haber leído nada como eso en la obra original.


Realmente deseaba que el Sistema estuviera aquí ahora mismo. 


Sí —era un pensamiento blasfemo— pero al menos podría extraer algunos detalles de cualquier título tonto que le diera al escenario al que se enfrentaba ahora.


— Si aún recuerdas tu época como discípulo en Qing Jing ¿Cómo es que no sabes quién te instruyó?— le preguntó Shen Qingqiu frunciendo el ceño.


Luo Binghe también meditó aquello por un momento y luego hizo una mueca de dolor. Se pellizcó el puente de la nariz dejando escapar un suave sonido —un "ah" que sonaba doloroso—.


Ante eso el inmortal se levantó inmediatamente y rodeó la mesa antes de poner posteriormente una mano en la espalda de Luo Binghe, tratando de reconfortarlo. 


Sin embargo su esposo se alejó inmediatamente al sentir ese contacto, dejando aire y un espacio vacío bajo la palma de Shen Qingqiu.


El Señor de Pico se quedó mirándolo sin palabras mientras Luo Binghe se enderezaba de nuevo y le dirigía una mirada impasible —lo que provocó que el estómago de Shen Qingqiu se retorciera de una manera muy, muy extraña—.

NOCHES DE ANHELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora