ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ ᴅᴇ ʟᴀs ᴇsᴘɪɴᴀs | Wonder Egg Priority x OC

『❝25❞』

ね｜ᴍᴏʀᴅɪᴅᴀ sᴀɴɢᴜɪɴᴏʟᴇɴᴛᴀ

Mis ojos se sentían más pesados de lo normal. Al despertar, el aire me.faltaba, y mis extremidades dolían… mi pecho se sentía fuera de lugar, y me producía un dolor agónico. Con aquella mezcla de sensaciones, caminé hasta el baño… todavía era muy temprano, el sol estaba saliendo.

Ante mi reflejo, podía notar como estaba realmente en mal estado. El sudor frío que recorría mi espalda era un inútil calmante para mi fiebre, mi garganta dolía, y al intentar hablar, un aún más doloroso silencio permanecía. La sangre fluía por mi garganta, acompañado de un dolor punzante, producto del aire que era expulsado de mi garganta al intentar pronunciar palabra. La respiración era dolorosa por sí misma.

Mientras la sangre se acumulaba en mi garganta, lágrimas llenaban mis ojos y caían sobre el lavabo sin poder contenerlas. Ante la gran cantidad de la misma, me ví forzado a manchar el lavamanos con esta. Toda mi boca se había llenado de sangre y cada vez me sentía más débil. Limpié todo rastro de aquella sangre, pero el olor a hierro permanecía en el baño… mis ojos perdían precisión, pero logré salir de casa, necesitaba aire fresco, la fiebre estaba matándome. Una tos me atacó repentinamente y tuvo como efecto, un dolor punzante en mis tórax; tal vez era mi peor estado tras una pelea, y todos los síntomas todavía no se manifestaban.

Allí fuera se encontraba un rostro conocido que hacía tanto tiempo no veía, Himekawa Akane-san… la madre de Himeko. Se encontraba en la puerta de su casa, viendo el amanecer con una expresión melancólica. Llevó un cigarrillo a su boca… todo había cambiado ahora.

Ella me captó con su mirada y dejó caer su cigarrillo, maldijo en silencio y tras apagarlo con su pie, lo recogió y se acercó hasta donde estaba. Aún tenía un poco de sangre en mi labio.

- ¿Por qué parece que estás sangrando? -

Abrí mi boca para contestar, pero el intento fue tan doloroso que me detuve, sentía la sangre brotar de nuevo, como si el mero paso del aire lastimara el interior de mi tráquea y mi laringe. Llevé una de mis manos a mi cuello, y tomé mi celular con la otra para escribir un mensaje en notas.

- “¿La menstruación sirve como respuesta…? Es solo por una tos violenta, ni siquiera puedo hablar ahora.” -

- Entonces, ¿Por qué fue que saliste de casa en ese estado? Luces como si te hubieran dado una paliza. -

Ciertamente esa era la realidad, pero no era tan estúpido como para decir “Una chica con dos cabezas me rompió las costillas y luego me devoró los órganos internos”… tenía que ir al hospital urgentemente.

- “Iba a ir a la farmacia… necesito un analgésico antiinflamatorio, siento que voy a morirme.” -

- Creo que tengo un blíster lleno. Puedes quedártelo. -

De un ligero tirón que hizo que todas mis costillas resonaran en mi pecho, me llevó hasta su casa. El aura fúnebre había desaparecido en una noche, para ser reemplazada por una solitaria. En una silenciosa agonía, la seguí adentro, topándome con una habitación algo oscura todavía. El ambiente era un tanto más depresivo que cuando vi al padre de Himeko, y podía adivinar un poco lo que había sucedido.

Mis ojos se clavaron en aquellas repisas donde yacían cuadros viejos que podía reconocer… Había fotografías de cuando Himeko era Arashi a sus ocho años, incluso en algunas salía yo mismo, pero no había fotos de cuando entramos a secundaria.

- ¿Has sabido algo de Ara- Himeko? -

Akane-san notó que me había fijado en las fotos, y con pesar en su pecho habló, me hacía sentir un poco mal por dentro. Era fácil dilucidar la situación ahora, pero no por ello menos doloroso.