29. Tiro al blanco

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Gerard mira con sospecha el regreso de Gally a la cabaña, tiene la nariz roja y los ojos húmedos.

-Creí haberlos instruido bien.- Susurra lentamente el viejo cazador al ver como el joven se acerca a la carga que representa para él la muchachita rubia que se crispa en el suelo.

-Se ha vuelto débil pero aún es un perro bien entrenado.- Murmura Teresa de vuelta.- El estorbo por otra parte nos retrasará.

-Necesitamos deshacernos de ambos. Son peso muerto ahora.- Afirma Gerard entre dientes, como siempre no le interesa lo que pase con los demás, solo le importa si al final del día saldrá victorioso o no.- Debemos idear un plan para atraer a McCall y Hale a la mansión, dejarlos ahí con la porquería que dicen llamar manada y de paso estos dos. Un poco de fuego y todo estará resuelto.

-No será sencillo, debemos iniciar con los indicios para que mañana pretendan encontrarnos en la vieja casa Hale.- Determina Teresa con aire analítico, la emoción corre por su cuerpo y no sabe si es el hecho de reunirse pronto con Thomas o la idea de ver a tantas criaturas sobrenaturales morir en las poderosas llamas del fuego.

-Lo haremos ahora.- Indica de pronto el anciano, algo le huele mal. Sonya, la mocosa que venía con Newt cuando se los llevó para cambiarlos, no podía moverse demasiado y Gally parecía demasiado colgado de ella, Teresa había actuado genuinamente sorprendida al verlo así que ninguno de ellos pudo haber distraído a la manada para que él pudiera escapar.

Podían llamarlo paranoico pero había una razón por la que había logrado permanecer vivo tantos años y era que no confiaba en nada ni en nadie, ni siquiera él porque, en un mundo donde los adolescentes se convierten en bestias inmundas en luna llena y la electricidad puede reprogramar a una persona en meses, hasta tu propia sombra podría traicionarte.

-Es hora de irse.

Rápidamente Gerard se levantó y salió de la destartalada cabaña con Teresa pisandole los talones, al salir el cazador pudo distinguir en la penumbra del bosque varias siluetas que no tenían una pizca de discreción, lo que significa una de dos cosas, la primera que estaba rodeado y este era el final para él, o la segunda que las alimañas que lo vigilaban en ese momento ya tenían a los refuerzos cerca pero aún podía hacer algo.

Analizando cada figura, el viejo notó que un sendero al bosque no estaba protegido por la manada, con una risa llena de odio, Gerard ignoró todo a su alrededor y comenzó a correr dentro del bosque.

No pasaron ni tres segundos cuando la manada comenzó a seguir sus pasos, sabiendo que no podría seguir con su plan y debía acabar con casi una docena de seres sobrenaturales se dirigió al oeste del bosque, donde una vez había matado a toda una manada con un par de tiros logrando deshacerse de los cuerpos al arrojarlos de un precipicio y después prediendoles fuego, podría hacer lo mismo con la manada McCall, solo necesitaba un arma, así que esperaba que el inútil de su hijo esté detrás de él también.

-No hay escapatoria.- Gruñó Teresa cuando finalmente llegaron a la orilla del despeñadero.

-Mira y aprende.- Sonrió el viejo cazador en cuanto uno a uno los sobrenaturales comenzaron a rodearlos.- Una magnífica noche para morir, ¿no creen?

-Perfecta si hablamos de la tuya.- Gruñó Derek al momento de llegar.

-Tan arrogante como siempre Hale. ¿Cuántas criaturas como tú debo matar para que entiendas que al final tú arderás junto a toda tu familia y yo habré librado al pueblo de una alimaña como tú?

Derek hace el intento de saltar sobre Gerard pero Stiles lo detiene llamando la atención de Teresa.

-¡Tommy!- Chilla la chica como si no recordará que de hecho Stiles había recuperado su memoria.

-Chica, Thomas o Stiles, no importa. No me agradas.- Simplificó el castaño dando un par de pasos adelante, apartándose de la manada lo suficiente para en un ágil movimiento rodearse a él mismo y a los enemigos cazadores con ceniza de montaña.

-¡¡No Stiles!!- Gritó Derek empujando la barrera mágica junto a los demás lobos.

-No sé cuál es el plan pero es una pésima idea.- Chilló Liam enfurecido al ver como Stiles se acercaba más y más a Gerard.

-Stiles, vuelve aquí...- Pidió Scott asustado tratando de llegar a su castaño pero la barrera parecía no ceder ni ante McCall, el alfa verdadero.

-¿Dónde dejaste a Newt, será que recapacitaste y ahora está muerto?- Inquirió Teresa con sorna ganadose gruñidos de todos lo lobos más uno del castaño cazador.

-Las malas mañas se pegan.- Renegó Argent acortando la distancia entre él y  Stilinski.- ¿Qué es lo que pretendes chico listo?

-No es muy tarde para ti, no quiero matarte.- Habló Stiles, ese tono condescendiente irritó a Gerard haciéndolo gruñir igual que un perro.- Rindete, paga el mal que haz hecho y vive con las consecuencias de tus actos.

-Insolente, no necesito tu maldita salvación.- Sin más el cazador mayor comenzó una pelea, lo lobos comenzaron a desesperarse y por su parte Teresa miró con atención la pelea esperando el momento oportuno para intervenir. -¿Quién te crees para decir algo así?- Se burló el anciano derribando de un golpe al castaño que parecía no querer defender. Gerard batalló tratando de resistir la carcajada que terminó por salir.

-Nadie en especial. Pero aún sabiendo que eres la peor persona entre todos nosotros, no mereces morir, mereces pagar por todo lo que haz hecho.- Siguió hablando Stiles sacando sus armas y arrojandolas al suelo, en un estúpido intento por hacer entrar en razón al viejo cazador.

-¿Y crees que aun tengo una redención?- Gerard se detuvo haciendo que Stiles comenzará a acercarse a él, dándole tiempo así a Teresa a lentamente hacerse con las armas desechadas, los lobos atentos a lo que pasaba entre el castaño favorito y el anciano decrépito mientras trataban de tumbar la barrera mágica ni siquiera notaron cuando la chica de mirada alarmante comenzó a apuntar en dirección a los cazadores.

-De verdad creo que aun puedes hacer las cosas bien. Rindete.- Pidió de nuevo Stilinski.

-Eres un muchacho listo Stiles, pero sigues siendo un ingenuo.

Un disparó sonó centrando la atención en la maniática con el arma, y sonrisa macabra, y hacia donde apuntaba.

Stiles se sujetó el hombro con fuerza, la adrenalina no le estaba permitiendo responder con normalidad, a decir verdad todo se miraba en cámara lenta, escuchaba su corazón martillando y sus respiraciones agitadas. Un ataque de pánico.

Los lobos rugieron al ver a Stiles en ese estado, fue entonces que Teresa reaccionó apuntándole directamente a la cabeza de los lobos sin saber a quien disparar primero.

-¡¡VOY A APLASTAR TU CARA!!- Gruñó con fuerza Derek haciendo a la chica estremecerse.

-Lo siento no hablo idioma bestia.- Rio ella acercándose a Stiles quien no salia de su estupor.- Tranquilo cariño, te volveré a convertir en Thomas.

En seguida Teresa apuntó a Gerard.

-¿Qué haces niña tonta?- Inquirió el anciano contrariado. -Baja eso, no vas a dispararme.

-¿Cuándo dejarás de subestimar a las personas que te rodean Tío Gerard? -Sin siquiera parpadear la chica apretó el gatillo y acertó en la cabeza del viejo hombre.

Teresa se acercó a Stiles que, desangrándose, no podía respirar debido al ataque de pánico del que aún no lograba salir.

-Mi amor...- Se lamentó la chica acariciando el cabello del castaño. -Tommy, respira... Respira por favor...

En otro momento la escena hubiera sido comiquisima, un grupo de adolescentes empujando el aire mientras otros dos protagonizaban una extraña variante de Romeo y Julieta como si no hubiera un cadáver a pocos pasos.

-¡Teresa, abre la barrera!- Gritó una voz agitada.

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Stiles no, Thomas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora