Pasaron días y semanas en donde las cosas estaban apagadas, Lumine no dejaba de estar de malas y desquitarse con cualquiera que se le pusiera encima, y a pesar de que le había demostrado a Childe que ella dominaba cualquier situación, en especial su relación, no le dijo nada cuando este se fue a un cuarto aparte, ya no dormían juntos. En cambio, los otros dos, Diluc y Kaeya, en especial el último mencionado se había vuelto distante; Rosaria estaba igual, el peliazul le contó todo.
— ¿Dónde están los nuevos, Sucrose, Amber? Que una de las dos me diga. —Por la distancia de Tartaglia, Amber ahora era la mano derecha de Lumine, estaba encargada de protegerla de todo.
— Vienen subiendo, Albedo y Kaeya los está escoltando. —Dijo Sucrose, quedándose el cuarto en silencio.
— Ya estamos aquí. Entren. —Dijeron los anteriormente mencionados, pasando a salir enseguida.
— Sáquense la ropa, tengo que estar segura de que no traen nada. —Los tres nuevos se miraron nerviosos entre sí, pero no teniendo de otra se quitaron la ropa, tapándose sus intimidades al instante. — Perfecto, ya pueden ponérsela. —Esperó a que estuviesen cubiertos para volver a hablar. — Díganme sus nombres.
— Miss, yo soy Fischl.
— Mi nombre es Ayato.
— El mío es Dansfeil, estoy a sus órdenes.— Miss Lumine, ¿está segura de contratarlos? Son muy jóvenes, en realidad... Tenemos al cartel más joven de todos los que han existido.
— Sucrose, ¿acaso eres imbécil? Conviene tenerlos, ¿sabes por qué?... Porque quién sospecharía de ellos, míralos, todos tienen caras de ángeles. —Se levantó de su asiento y se acercó a los chicos, sonriéndoles. — Los tres están dentro, me encargaré de que dominen las escuelas, cada esquina en donde haya una... Ustedes tienen que ser los que más me generen ganancias, ¿está bien? Ahora lárguense.
— ¡Sí, mi señora!—Salieron.
— Sucrose, Amber, llamen a Keqing y a Ganyu. —Esas asintieron, saliendo y trayéndolas de inmediato.
— ¿Qué se le ofrece, señora?
— Quiero que llamen a los tipos que vinieron a cantar la otra vez... Necesito una fiesta. ¡Algo que me haga olvidarme de... De Todo!—La mujer explotó en llanto, haciendo que las demás mujeres bajaran la mirada en silencio.
⃘ཀ
— ¡Xiao, Hu Tao! ¿De verdad son ustedes?—Baal soltó unas cuantas lágrimas, acercándose a ellos para estrujarlos en sus brazos.
— Claro que sí, ¿no no ves?, ¿no nos sientes? Ya tenemos varios días viéndonos, ¿de verdad te parece tan irreal?—Correspondieron al abrazo para pronto separarse. — Dinos, ¿para qué nos necesitas?
— No los había visto desde que eso pasó, debes comprenderme y, quiero... Díganme la verdad, Xiao. —Tomó a este por los brazos, podía sentir cómo la mujer le clavaba las uñas. — ¿Está vivo? ¿Él realmente está aquí? Dímelo.
— Me querías ver, ¿no es así, Baal? O cómo te gustaba que te dijera... ¿Ei?
— ¡Morax!—Se exaltó en cuanto lo vio entrar, mientras Signora y Scaramouche que habían estado en silencio todo ese tiempo, retrocedieron, parecía como si hubiesen visto a un muerto en vida.
Sin importarle que la notaran tan sentimental, se abalanzó a los brazos de ese pelinegro, abrazándolo con todas sus fuerzas a la par que este acariciaba sus cabellos.
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traitor : zhongchi
Fanfiction"And I know that you'll never feel sorry..." Portada (fan art): @(no lo encuentro)