cero nueve (especial)

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NINGGUANG, ZHONGLI (Y BEIDOU)

— ¡Amor! Vamos a comer, Xiangling hizo algo riquísimo. —Dijo la joven al tomar el brazo de su prometido, quien sonriente le asintió y se fueron al comedor.

Por otro lado, había una pelinegra que suspiraba al desear por milésima vez ser ese hombre que tanto amaba su patrona, aquella que antes que ser su jefa, había sido su amor adolescente, un amor que en un abrir y cerrar de ojos se acabó por el padre de la otra y obligarla a salir con ese pelinegro al que tanto envidiaba. Y ni para sentir lastima por las dos, porque por si fuese poco, Ningguang logró enamorarse de ese hombre mientras que Beidou nunca se la sacó del corazón, a lo que optó mínimo protegerla, aunque ella no la recordase más.

— ¿Cómo quieres que te recuerde? Eran unas niñatas cuando empezaron su relación.

— Sí pero, ¿de verdad para ella no fue nada como para recordar aunque fuese un poco, Kazuha? Todo esto me duele pero me cuesta tanto olvidarla. —El susodicho miró en dirección a Eula, negando la cabeza.

Estaban centrados en el drama amoroso de su amiga que se sobresaltaron de más cuando vieron que tres chicas entraron a toda prisa a la casa, echándose en el suelo al no poder aguantar más ya que venían cargando a una, esa era Baal.

— ¡Sara, Kokomi! ¿Qué le pasó a la Señora Baal?—Kazuha la tomó en sus brazos, manchándose de sangre al instante y llevándola a un lugar seguro, pues era bastante evidente que esto no era una buena señal.

— Fue él, nos traicionó... Es ella, Lumine y su gente vienen para acá. —Habló una Sara que estaba siendo sostenida por Kokomi, había sido herida con una bala en el hombro y tenía golpes por todos lados; su cabeza no dejaba de sangrar. — No sabemos de dónde sacó tanto poder. ¡Se acabó!

— Váyanse al lugar de siempre, le avisaré a los señores... Beidou, tú llama a todos los que se puedan, esto no se debe quedar así. —Todas asintieron e hicieron lo que Eula les pidió en lo que esta se fue corriendo al comedor.

Todo eso estaba ocurriendo bastante rápido, sin embargo, para la pareja de los futuros casados el tiempo iba tan lento cuando se encontraban juntos, pegado el uno al otro al bailar al ritmo de lo que tocaba Xinyan, su artista privada, parecía ser bastante explosiva pero podía ser versátil con cualquier cosa que le pidieran los señores, tanto que les compuso una melodía que era exclusivamente para y de ellos. Iba tan bien la vida de ellos dos, ¿qué podía salir mal? Eso les iba a decir Eula al instante en que entró sin avisar.

— ¡Señor, tenemos que sacarlos de aquí! Lumine, esa mujer viene para acá.

— ¿Ella no debería estar muerta ya?—Preguntó una Ningguang nerviosa y aferrándose al chico.

— Ajax nos traicionó, él y no sé cuánta gente lo hizo, mi señora... Tienen que irse, por favor. —Eula en lo que hablaba, sacaba de una pequeña puerta que había camuflada en el suelo, armas, de todas las que pudiesen existir y en eso, los miró fijamente. — Yo daré todo de mí para que no los alcancen, es obvio que quieren al señor Morax y de paso a usted.

— Eula, levántate. —Ella hizo caso al ser Zhongli quien le hablaba. — Sólo hay una manera de que se larguen enseguida.

— Amor... No queda tiempo de planes, tenemos que irnos...—La de cabello corto asintió, en cambio Zhongli miró con un semblante triste a su prometida. — ¿O a qué te refieres?

traitor : zhongchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora