cero once

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— ¿Cómo es que tú, Ajax, y Lumine consiguieron que los hombres de Morax se fueran de su lado?—Habían terminado el segundo polvo, ahora Zhongli seguía haciéndose el que no se enteraba de nada en lo que se levantaba de la cama y estando desnudo, se fue por unos tragos.

— Es asqueroso. Me da tanta vergüenza. —Tomó el vaso que llevaba el de cabello negro y se acomodó contra la cabecera de la cama para beber de él y proseguir. — Ella...

— ¿Ella...?—Insistió Zhongli, envolviéndose con las sábanas otra vez.

— Ella se acostó con todos. —El pelinegro que siempre tenía un semblante tan traquilo, lo cambió a uno desconcertado, siendo imposible no sentirse incomodo. — Tenía dieciocho, casi diecinueve ella, no lo recuerdo... ¿Cómo esos cerdos se iban a negar? Qué bajo y tan rápido cayeron. —Dejó el vaso en la mesa de noche y prosiguió. — Pero yo fui el más estúpido, pude haber hecho otra cosa, pude haber encontrado la manera de comunicarme con el señor... Me asusto tan rápido que no pude pensar en algo así.

— No sé qué decirte, Childe. —En realidad estaba decidiendo si decirle la verdad y matarlo a golpes o esperar un poco más... Esperó.

— No digas nada. —El de ojos azules tomó el rostro ajeno, acunándolo con las dos manos y rozó sus labios con los de él. — Quedémonos así un momento más.

Tartaglia comenzó a recorrer con la lengua el cuello del otro, provocando que se estremeciera al principio al mismo tiempo en que recorría su marcado abdomen con las dos manos, aunque después, sólo con una de ellas tocó su hombría que pronto consiguió poner erecta, arrebatándole unos suaves quejidos porque de un momento a otro, la apretaba. Todo iba como solía ocurrir pero repentinamente, todo giraba en torno a Zhongli.

— No sé si te lo he dicho pero no soporto ser siempre el de abajo. —Tenía al adverso debajo suyo, este sólo lo miraba, en silencio. — Tú eres el que más necesita sentirse bien en los brazos de alguien así que... Déjame hacerlo por ti, Ajax. Te puedo llamar así, ¿cierto?

— Mhm... Sí. —La dualidad de ellos era superior, pues Childe afirmó en lo que los dedos del pelinegro invadían su cavidad bucal y los empezó a chupar como si se tratara de otra cosa, sin apartarle la mirada de encima, queriendo provocarle el doble.

Apartaron las sábanas que cubrían sus cuerpos y rozaron estos al unirse desesperadamente en un beso, en el que se veía incluido el jugueteo de sus lenguas, una envolviendo a la otra, o de forma ocasional, una lengua siendo absorbida por la boca ajena. El de ojos amarillos no dejaba de marcar el cuerpo debajo suyo con sus grandes manos, que abarcaban los glúteos ajenos y los apretaba a su antojo, haciéndolo primero sentir confianza para dar el siguiente paso, que era introducir los dedos que anteriormente le había pedido chupar.

Ajax dio un ligero quejido que pronto se volvió en un gemido, y luego en otro, y otro, y otro a la vez que movía sus caderas contra ellos. Para ese instante ya se habían separado sus labios y ahora cada uno se encargaba de recorrer el cuerpo del otro, con besos, con mordidas, con lamidas, con lo que sea que pudiesen en lo que el sumiso se sentía listo.

— Yo te lo he hecho, ¿qué tal si tú la chupas un rato? Prepárame también. —Personalmente, no podría decidir qué tipo de Zhongli es el más atractivo. El pasivo dominante, o el ACTIVO dominate (puede que prefiera la segunda).

Habían cambiado de posturas, armando un sesenta y nueve para que ambos disfrutaran, el mayor no se hizo esperar con su lengua queriendo adentrarse en el rosado orificio ajeno en lo que golpeaba sus glúteos, marcándolos como suyos. Por otro lado, era complacido con una buena mamada, la boca de Childe hacía maravillas, lo supo en el momento exacto en que este se forzó a meterse su largo falo por completo, sin importarle que se provocase arcadas y que unas cuantas lágrimas salieran de esos ojos brillantes.

— Ah, ya me agoté de esto. —Sin tener cuidado lo empujó para quitárselo de encima, así se colocó de rodillas sobre la cama y aún estando detrás de él, le tomó de los cabellos con el fin de tener el control, no lo dejaba alzar la mirada. Con su diestra tomó su miembro y después de masturbarse un rato, se lo metió.

— ¡Ah! Zhongli...—Childe siempre fue visto como un buen semental, no obstante, dejándose dominar era aún mejor, y ni hablar de sus gemidos que no dejaban de salir porque el contrario no se esperó ni un minuto en embestirlo con todas las fuerzas que le quedaban; podrías escuchar cómo sus testículos golpeaban en el culo bien definido del pelinaranja, quien se encontraba rojo de todas partes, ya sean por los repentinos manotazos que le daban o por el simple hecho de que su piel es sensible. — Espera un poco... ¡Ah!

— Ah... No, no creo poder contenerme. —Tiró de los cabellos del pobre Childe, levantando su cabeza para acercarse a su rostro, dejándole unos cuantos besos. — Ve pensando en qué le dirás a Lumine... Mhm. Creo que llegarás algo tarde a esa fiesta.

Punto de vista de Nobile.

¿Por qué cedí tan rápido a su tacto? Pero es que se siente tan bien, desde que comparto la cama con esta persona a la que aún no le cuestiono nada (como si me interesara en estos momentos), me he sentido tan completo y estar en sus brazos de esta manera, en la que él es el que me da el afecto que necesito me hace necesitarlo aún más, aún más después de cada beso, de cada mordida, de cada embestida.

Puedes ser tú, Zhongli, el único que ha logrado que deje de visitar las camas de otros, o de otras, eres tú el único distractor de mi vida, vida que escogí.

Lumine, no me quites esto.

Punto de vista de Morax.

Ahora que me contaste todo del por qué de tu traición, traición de la que no sabes que es a mí a quien se la hiciste, y por ahora, espero que sigas sin saberlo. ¿Por qué? Porque sencillamente no sé qué hacer, no sé si pedirte unirte a mí o acabarte con ella al lado.

No estoy seguro de que merezcas tanto odio por mi parte, pero de todas formas, quiero hacerte sentir que soy tu único pilar, que soy el único del que te puedes sostener, con el que puedes estar sin que te juzgue aunque tú no sabes ni una mierda.

Quiero que necesites de mí, Ajax. Yo sabré qué hacer con eso después.

𓆣

— ¿No lo conoce nadie?—A pesar de que la fiesta sin razón de Lumine estaba por empezar, esta ni siquiera se había cambiando, con lo intensa que es.

— No, nunca. Le preguntamos a los demás y no, ni siquiera recuerdan haberlo visto en alguna reunión o por las calles que se le asignaron. —Respondió Albedo, Kaeya seguía haciéndole la era del hielo.

La pequeña rubia se quedó callada y tomó en sus manos la foto de esa persona, ahora la tenía impresa por habérselo ordenado a Sucrose. Lo miraba tan profundo pero por primera vez le dedicó la atención que merecía, llevándose una sorpresa y sí, tampoco era una que le agradase.

— ¿Por qué lleva este arete? Sucrose, ¿dónde lo he visto antes?—Preguntó, estrujando de a poco la foto.

— Es de una joyería exclusiva que es reconocida porque Ningguang, la viuda loca, la suele usar. —Kaeya se dignó a hablar.

Y en cuanto dijo eso, la mujer explotó, lanzando todo lo que se encontraba encima de su escritorio al suelo.

— ¿Por qué ahora todo gira en torno de la gente de ese idiota? Primero es la zorra estúpida de Baal, y ahora la demente de Ningguang...—Parecía una niña pequeña luego de tener una pesadilla; estaba tan frágil que temblaba y lloraba, poniéndose paranoica en cuestión de segundos. — ¡Es él! ¡Es él... Viene por mí!

Todos dentro del cuarto trataron de tranquilizarla, sin embargo, cualquiera que la abrazaba para retenerla era golpeado, rasguñado o mordido. No sabían en qué momento su señora había perdido la cabeza (o quizás sí), lo suficiente como para cerrar la puerta del cuarto con seguro con la intención que nadie más, aparte de ellos, se enterasen de que la señora estaba perdiendo el control por tercera vez en el día.

— ¡Kaeya, Dansfeil, Fischl! Vámonos a visitar a la pobre Miss Ningguang.

traitor : zhongchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora