16. Wen Zhe habla, Wen Zhe es ella misma

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22.11.2021

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Rayos. Es todo lo que pensaba Wen Zhe en ese momento.

Miraba hacia su lado, Rui Qi estaba en el computador de Dayeon tecleando como loca sin saber qué hace. Dayeon estaba detrás de Rui Qi durmiendo y abrazando a una almohada, por poco babeaba según Wen Zhe.

Paró sus pensamientos cuando se dio cuenta que en realidad si lo estaba haciendo.

Devolviendo la vista a lo que estaba haciendo, necesitaba azúcar. Obviamente el supermercado estaba muy lejos (estaba cerca, solo que ella no lo quería) y no le daba energías como para salir con mascarilla, tampoco quería caminar bajo el sol tremendo que había a esas horas. La última vez que compró azúcar le advirtió a Dayeon que no le diera mucho a Rui Qi porque esta la gastaba muy rápido y parecía rápidamente tomar esa energía dada por la azúcar. Y ahí estaba mirando cómo Rui Qi cada vez parecía romper más la tecla y aumentando su velocidad que parecía comparada a 20 hertz o más.

Wen Zhe negó rápidamente con su cabeza dejando de pensar en su hija y la otra madre, para pensar cómo solucionar su problema, su gran problema. Claramente Wen Zhe ya tenía el plan, solo que sabía que a Dayeon no le gustaba y seguramente le diría algo, por lo que su problema era en qué momento saldría y podría hacer que Dayeon no se despierte.

En un momento que Rui Qi parecía hacer ruido y acercaba su cabeza a la pantalla, Wen Zhe encontró esto perfecto. Tomó la oportunidad, a pasos silenciosos se fue hacia la puerta, los ojos de Rui Qi no la podían ver y Dayeon seguía durmiendo. El siguiente paso era abrir la puerta, ahora que la tenía abierta sonó un fuerte rechinado, por lo que se alteró.

—¡Muere~!— Rui Qi gritó con un enojo inexplicable, no había captado a Wen Zhe abriendo la puerta y Dayeon seguía durmiendo, su boca estaba levemente abierta mientras seguía alargando la última letra.

Wen Zhe tomó un suspiro y comenzó a cerrar la puerta igual de despacio como lo intentó a la primera siendo un fracaso, otra vez. Al cerrar la puerta, esto ya no importaba si la escuchaban porque ya estaba afuera y no podrían pararla, aunque si lo podían hacer, pero ella quería pensar que pasó un objetivo y no había vuelta atrás.

Sonriendo con malicia, entró a su último paso, tocar la puerta de la casa de Suyeon.

Antes de tocar, tomó un fuerte
respiro, como si estuviera orgullosa. También antes de tocar, se le ocurrió la maravillosa idea, una típica de Wen Zhe, y que probablemente sea solamente de ella si es que su hija no se la copiaba alguna vez en un buen tiempo por delante.

—Sí, molestaré a Suyeon, sí, sí— se habló a si misma en frente de la puerta de la casa de la nombrada.

Tocó finalmente con sus puños, dos veces y con un lindo ritmo que se podría decir que parecía de una persona inocente, la persona que estaba ahí no era inocente. Cerró los ojos para prepararse de lo que iba a decir cuando la puerta fuera abierta y sonreía ante la idea, apenas escuchó abrirse la puerta, comenzó a hablar:

—Oh, Hola, Suyeon. Yo venía a hacerte unas cuantas preguntas...para empezar, ¿Por qué escucho gemidos todas las noches? Me despierto en la mañana escuchándolos, en la noche no puedo dormir por eso y a veces me despiertan en plena madrugada, y no, no es porque yo siempre he sido mala para dormir— colocó su mano de forma dramática tapando sus cerrados ojos —Y yo sé que eres tú con tu novia... Dicen cosas como papi y yo sé que no viven con ningún abuelo... Mínimo pido un poco de respeto por los niños, los oh, ah, e, i, u... Todas las letras, pueden hacer pensar que se está muriendo alguien, más cuidado, al menos yo los veo de esa forma, casi me espantó, pensé que Xiaoting se estaba muriendo y no era yo quien la mataba— hablaba imitando de norma muy sarcástica ciertos sonidos y cada palabra en realidad.

Lo que Wen Zhe no se dio cuenta por tanta inspiración que se cargaba en esos momentos, es que la persona que abrió la puerta, no era Suyeon, era la pequeña Bahiyyih.

Apesar de que ella era la única que sabía de las cosas que hablaba, y que todo era exactamente mentira, porque por más que sea Suyeon o Yaning tampoco le iba a entender, ella continuó hablando.

—Mira... Mínimo pudieran ser más discretas, noto a Yaning muy necesitada, o sea esto ya parece de película y no digo que esté mal, ella es así de forma natural... ya sabes, en todos los sentidos, tú no estás muy le...— en ese momento, Wen Zhe que había abierto sus ojos, se dio cuenta que al frente no tenía nada y entonces su mirada baja de a poco —¡Oh!, ¡Hola, Bahiyyih!, ¿Podrías preguntarle a tu mami querida si tiene un poco de azúcar que me regale?—

Bahiyyih no respondió, se quedó un tiempo mirando hacia Wen Zhe con cara de confundida y después de un largo rato comienza a caminar hacia la cocina.

—¿Qué...?— Yaning apareció en la sala después de salir de su habitación, mirando a Wen Zhe confundida por su presencia —¿Wen Zhe?—

—¡Hola, vecina!— Wen Zhe saludó con la mejor sonrisa que pudo.

—Aquí está— la pequeña Bahiyyih le tendió una bolsa bien amarrada con la azúcar adentro.

—¡Gracias!— Wen Zhe intentó sonreírle a todas, dejó caricias en el pelo de Bahiyyih y comenzó a irse —¡Que les vaya bien!— se alejó y no dejó de sonreír hasta que la puerta fue cerrada por la misma Bahiyyih.

Al momento que llegó a su puerta, tomó un largo respiro mientras abría esta misma y la cerraba después.

—¿Te fuiste? ¿En qué momento?— preguntó Dayeon al ver entrar a Wen Zhe a la casa, no se había dado cuenta que se quedó dormida aún cuando había gritos y cualquier ruido en su propia casa—¿Qué fuiste a hacer?—

—Hablar de temas muy serios con Bahiyyih—.

¡𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐀, 𝐒𝐔 𝐇𝐈𝐉𝐀! ' 𝗚𝗣𝟵𝟵𝟵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora