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—¿Mumma?
—¿Si mi amor?
Charlie miró hacia arriba del hormiguero que había estado examinando. El niño estaba acostado boca abajo en la hierba, mirando el montículo de tierra que habían acumulado los insectos. Observaba con curiosidad la hilera de hormigas que recorren la hierba con trozos de comida, su metódica marcha cautivando su atención por un buen rato.
Leah estaba recostada sobre una manta a unos metros de distancia. Se había quitado los zapatos y las medias para poder sentir la hierba haciéndole cosquillas en los dedos de los pies. Manteniendo a Charlie en su visión periférica, se deleitó en el cálido sol de agosto y leyó.
—¿Por qué hablabas tía Pol y tú de bebés?
Charlie preguntó casualmente. Leah se sobresaltó sorprendida. Pensó que el niño había estado jugando tranquilamente en la habitación de al lado cuando estaba hablando con Polly. Ella pensó que estaba fuera del alcance del oído, pero aparentemente ese no era el caso.
—Nosotros, eh...
—La tía dijo que tenías un bebé en la barriga.
Charlie se incorporó y se acercó a la manta para sentarse a su lado. Leah se aclaró la garganta y dejó el libro a un lado. Tenía la sensación de que él no iba a dejar que ella escondiera la conversación debajo de la alfombra.
—Bueno, muñeco, yo uh...
¿Cómo diablos podía explicarle el embarazo y el parto cuando ni siquiera se lo había dicho a Tommy todavía? Sin mencionar que no estaba dispuesta a tener esa discusión con Charlie a una edad tan joven. Y, sin embargo, era solo cuestión de tiempo hasta que comenzara a aparecer. Ella ya vio el bulto del bebé, aunque otros que estaban felizmente inconscientes, como Tommy. Agradecida, Leah vio a Tommy caminando por el césped con el periódico bajo el brazo.
—¡Oh mira!
Redirigió la atención de Charlie a su padre.
—Papá ha venido a unirse a nosotros. ¿Por qué no le enseñas el hormiguero?
A Charlie le gustó la idea y se disparó como un cohete, corriendo hacia Tommy. El hombre sonrió y levantó a su hijo. Poco a poco habían comenzado a volver a la normalidad después del colapso de Tommy.
Leah y él hicieron un compromiso que parecía ir bien. Dejaría la mayor parte del negocio a Arthur. Y a cambio, Leah apoyaría su candidatura a las elecciones. Cuando mencionó la posibilidad de ser miembro del parlamento, ella pensó que estaba bromeando y se rió. Por supuesto, ella no dudaba de su habilidad, hablaba como un político cuando lo necesitaba y era más que lo suficientemente inteligente. Pero esta revelación se produjo pocos días después de que ella lo encontrara en el suelo en tal estado de aflicción.
Entonces, escuchar que él estaba planeando embarcarse en esta gran campaña fue increíble para ella. Pero él hablaba muy en serio y rápidamente se lo mostró. Al poco tiempo, estaba preparando un plan de acción.
