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—Sopla el viento sopla

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—Sopla el viento sopla. Clic clic. Rápido y bajo. Clic clic. Sopla el viento sobre el océano.

Leah dejó de cantar y miró a Tommy. Había estado meditando en la esquina desde que regresaron de la pelea. Él rehuía de su toque y se había quedado completamente en silencio.

Sin embargo, no salía del pequeño dormitorio. Normalmente, en Warwickshire, si estaba de ese humor, deambulaba por los terrenos. Dando vueltas de un lado a otro alrededor de los establos, los pastos, dentro de las escaleras hacia la habitación de Grace. Regresaría al césped y nuevamente hacia los establos. Pero en Small Heath, después de la pérdida de Arthur, se negó a dejar a Leah y a Charlie. Y estaba tan agitado que no podía quedarse quieto. Su arma estaba en su mano, haciendo girar el cañón una y otra vez.

El chasquido, acompañado de la intensa presencia de Tommy, inhibía la capacidad de Charlie para conciliar el sueño. Siguió dando vueltas y vueltas, sus ojos parpadeaban con cansancio pero nunca se cerraban por mucho tiempo. Pero Tommy no se dio cuenta y continuó inquieto.

—Uh... rompientes rodando hacia la costa.

La voz de Leah tembló y tomó la pequeña mano de Charlie. Se agarró a su mano y bostezó.

—Traer barcos al puerto. Hace clic, hace clic, hace clic, hace clic.

Leah tragó y tomó a Charlie en sus brazos.

—¿Finn todavía está abajo?

Ella preguntó. Tommy asintió sin decir palabra.

—Tal vez Charlie duerma mejor en su habitación entonces.

Se puso de pie y fue a llevar al niño exhausto a la habitación contigua. Allí no le molestaría el dolor de su padre. Su marido reaccionó como un rayo. Él pateó la silla hacia atrás y golpeó la puerta con la mano antes de que ella pudiera alcanzar la manija.

—Se queda aquí.

Sus palabras fueron heladas, más frías que el azul helado de sus ojos. Leah instintivamente apretó su agarre sobre Charlie en estado de shock. Había sido breve con ella antes, pero nunca había sido tan abrasivo.

—No puede quedarse dormido aquí, creo que sería mejor si tuviera un silencio...

—Ninguno de los dos dejará mi maldita vista.

Charlie resopló y gimió contra su hombro. El tono enojado de Tommy lo sacudió.

—Mumma.

Sus dedos se envolvieron alrededor del cuello de su blusa. Ella lo meció suavemente, tratando de asegurarle que estaba a salvo.

—Tommy, está agotado y lo mantienes despierto. Estará bien en la otra habitación.

—No discutas conmigo, no ahora.

𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 ━ THOMAS SHELBYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora