Capitulo N°11: La Promesa

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Evans: Es martes por la mañana, 8:55. Me despierto tarde. Mi madre me llama para ir de compras. Es muy normal ir por la mañana al supermercado. Fuimos y recordaba lo contenta que estaba por que yo era feliz. Mi madre sabía por lo que había pasado y solo esperaba la hora de verme sonreír. Notaba las desilusiones que tuve y demás cosas que eran difíciles de entender, como aquella chica que hace 5 años la había conocido. Fue sin dudas una buena persona, pero todo cambió ese día, de un momento a otro, tan solo me dejó. Fue duro esa situación. Sufrí mucho, pero no lloré por que estaba con la persona equivocada. Sus palabras fueron: "Solo estaba contigo para olvidar a él, otro, pero no puedo". En segundos, todo estaba acabado. Entendía que tan solo era un juguete.

Volviendo a la realidad, luego de ir de compras y recordar todo eso, fue cuando decidí no decirle sobre lo que pasé con Eva. Y fue la que amé tanto que no podía olvidarla ni un segundo. Me tomé un tiempo de la tarde para reflexionar sobre todo. Eva fue la primera persona en enamorarme tanto en tan poco tiempo. Su belleza es única, casi que no fuera de este planeta. El tiempo pasaba y sabía que muchas cosas iban a cambiar. Mi mente era feliz y se mantuvo firme por días, mientras que el corazón dolía, pero sanaba con el tiempo.

Los días transcurrían muy rápido y me sentía tranquilo, pero no olvidaba el momento en que todo terminó. Después de todo lo que pasamos, es como si no pudiera soltarla. Claro que la amaba, pero todo debía acabar pronto y solo era cuestión de tiempo. La promesa que me juré a mí mismo cumplir no la cumplía. La promesa de ir a verla cueste lo que me cueste. Sí bien todo había acabado, y la relación terminó, esa promesa podría mantenerse en pie, ya que no pude mantenerme firme luego de todo lo sucedido.

Y fueron tantos días felices que no notaba la falta de interés que Eva sentía hacía mí. La falta de tiempo que tenía y se alejaba cada vez más. El tiempo que me pidió solo fue para alejarse de mí, y no la culpo. Sé que lo nuestro podría ser imposible a través de la distancia, pero yo no quería rendirme tan fácilmente. Quería que entre ella y yo hubiera un futuro, una vida juntos, quizá. Aunque todo jugaba en contra por la distancia, y sé muy bien que nunca la besé y nunca la pude abrazar. Tenía ganas de despertar a su lado, pero saber que no se podía era muy difícil de digerirlo.

Saben decir que "Las palabras se las lleva el viento", pero yo no las veía irse. Seguían ahí, en ese mismo lugar donde las dejé clavado con la palabra más pura del corazón. Solía pensar que los sueños siempre se cumplen, pero nunca notaba cumplirse esos sueños. Cuando es mutuo el interés y no se pierde el amor uno de otro, pero Eva ya no sentía cosas por mí. Simplemente le gustaba hablar conmigo y divertirse como siempre. En esos momentos era feliz. Sentía que la pasábamos bien, que siempre sería así, pero era tan solo un pasatiempo para Eva.

Y lo veía así por que un día era genial conmigo, pero al día siguiente ya no. Se alejó de mí tan rápido que al principio no lo notaba. Todo era difícil, y sus estudios la apartaban de mí. Pero fue el momento indicado para olvidarse de mí por completo y buscar el amor en otra persona que la hiciera feliz. Y fue todo lo que quería que no pasara, pero ahí estábamos sin hablarnos, viéndola en línea en WhatsApp y ver la conversación día tras día, sabiendo que no me volvería a escribir por que no sentía nada más por mí.

Su amor hacia mí se había apagado poco a poco. El amor que sentía por ella se hacía cada día más grande. Ahora entiendo por qué no debo dar todo de mí por alguien que no demuestra lo mismo. Pero sinceramente no me importaba que no me diera el mismo amor que yo lo hacía. Veía que no sabía qué decir, nunca supo expresarse bien con sus sentimientos hacía mí, pero estuve tan perdido de amor que no me importaba que no pudiera expresar lo que sentía por mí. Me bastaba con que me hablase todos los días y que tuviéramos esas video llamadas que duraban horas. Eva fue la mejor persona que pude haber conocido. Esos ojos que me dejaban en un mundo de fantasías y solo quería vivir viéndola siempre. Su voz es algo que no podré olvidar, es tan original y peculiar, es única y bonita. Su acento perfecto sin fallas, era un ángel en su totalidad. Su voz tan bonita, solía cerrar los ojos y en una llamada escuchar su hermosa voz e imaginarme teniéndola tan cerca de mí, que se sentía tan bien que no podría explicar ese grado de felicidad.

Y siempre callaba todo, es decir, no me animaba a decirle lo feliz que me hacía con solo un mensaje o escuchar su voz y tener conversaciones largas con ella. Veía su sonrisa y en esas mejillas formándose esos hoyuelos tan bonitos que tenía. De tanto pensar en ella me volvía loco. Sentía que me hacía bien y por un momento sentía mucha paz, hasta recordar que ella ya no estaba conmigo, que era feliz en otro lado y no podía hacer nada, solo me quedaba desearle lo mejor y que sea muy feliz, que su nueva pareja nunca la haga sufrir y que duren mucho. La felicidad de Eva siempre será la mía, aunque muera por dentro por no ser quien ella desease.

Luego de reflexionar, veo hacia la ventana y es de noche. Bajo al living y veo a mis hermanos jugando videojuegos, doy media vuelta y subo a la habitación nuevamente, voy hacia la cama y pongo algo de música en el móvil y me duermo...

A través de la distancia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora