Las luces sobre su cuerpo, los flashes de las cámaras y cada par de ojos en la habitación, posados en su persona. Una celebridad del mundo del modelaje y un modelo a seguir para la comunidad LGBTIQ+. Chuuya Nakahara no es un hombre cualquiera, sino el ejemplo de que la ropa y los colores carecen de género, capaz de tener a hombres y mujeres cayendo por él, con solo agitar las pestañas.
Llega al final de la pasarela, con el atuendo principal del desfile de modas en cuestión, tomado del brazo de Paul Verlaine, el diseñador. Desde las altas botas rojas de cordones ciñéndose a sus muslos, justo sobre los pantalones de cuerina realzando sus glúteos, hasta su cabello naranjo, brillando con aspecto sedoso bajo los focos. Paul sonríe al público que los recibe entre aplausos, toma la mano del pelirrojo y le da una vuelta antes de ambos hacer una reverencia en agradecimiento.
Treinta minutos después, el modelo está exhausto. Se quita el atuendo y se cambia para marcharse, sonriendo en dirección a las botas que son un regalo del diseñador por acceder a ser su modelo principal por otra temporada. No quiere sonar arrogante, pero le encanta estar en el foco de atención y sabe, demasiado bien, que las cámaras lo adoran. Quiere irse a descansar pronto, pues es consciente que al día siguiente debe acudir a su agencia temprano. Ser el ícono queer del modelaje no lo exime de tener horarios que cumplir de vez en cuando.
— 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐃𝐘𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃 —
La agencia lo recibe con las acostumbradas miradas de los modelos principiantes, que sean chicos o chicas, lo ven preguntándose si algún día podrán ser mínimamente cercanos a lo que él ya es a sus veintiún años. Sus tacones resuenan por las baldosas de mármol beige a medida que avanza, no se ha podido contener la emoción de ir al trabajo con las botas de la noche anterior. Su saco negro combina a la perfección con su sombrero favorito, un fedora que Paul le regaló en su debut en el mundo del modelaje.
También están esas miradas, cargadas de envidia o de asco. Nada fuera de lo normal, pues Chuuya considera que no es su culpa que, sin importar que lleve ropa de hombre o de mujer, todo le quede bien. La recepcionista ahoga un gritito de emoción cuando le ve acercarse, sale de detrás del mostrador y sostiene sus manos soltando un chillido agudo pero bajito, específicamente para que solo él le preste atención.
— Dios mío, Chuuya, ¡esas botas son magníficas! —asegura, siendo que Nakahara está seguro que, de poder, se las pediría de regalo y él no tendría problema en conseguirle un par de su talla.
— Lo sééé —él le da la razón, alargando las vocales para enfatizar—, cuando Paul me dijo que podía conservarlas y presumirlas todo lo que quisiera, casi olvido el profesionalismo y lo abrazo a mitad del set. Pero luego recordé que prácticamente le hago publicidad gratuita y se me pasó un poco la emoción.
— El señor Verlaine es un genio del mal; si me lo preguntas, uno muy guapo y brillante. Aun así, te quedan de infarto. Por cierto, como sabía que hoy vendrías mandé tu correspondencia a la sala de juntas. El señor Mori irá a verlo enseguida.
— Gracias, Higuchi, te debo una.
Finalmente se encamina al elevador, marca el número del piso donde se encuentran las oficinas y aguarda pacientemente, con una música de violín de fondo, que si no la escuchara todo el tiempo seguro la amaría. Las puertas metálicas se abren y cuando este se dispone a salir, un hombre alto casi se lo lleva por delante.

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[EDITANDO] 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐃𝐘𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃
FanficChuuya es un famoso modelo que además, es el nuevo ícono de la comunidad LGBTQI+ por ser el primer modelo queer que no teme demostrar que tanto la ropa como el color carecen de género. Pero la fama no es todo flores y felicitaciones. Por ciertas cir...