Chuuya camina veloz entre los pasillos de la tienda departamental. Su respiración es irregular y se encuentra agitado y emocionado. Ha logrado perderse del cuidado de Dazai Osamu. Todo fue en cuestión de segundos, que ni siquiera está seguro de cómo lo ha conseguido, solo sabe que ya no escucha su voz llamando por su nombre ni escucha sus pasos siguiéndole.
Saboreando la victoria, decide ir a tomar un taxi hasta la veterinaria donde debe ir por su bebé; una Pomerania de tres años que es su adoración. Cuando llega, su mascota está bañada, con el pelo recortado y esponjoso, han limado sus uñas y trae un par de lazos color rosa en el nacimiento de sus orejas, cual si fuesen dos coletas. La canina ladra al sentir su aroma cuando entra y mueve su colita con emoción al escucharle hablarle con cariño. La chica de la recepción le entrega el bolso donde suele transportar a su pequeña fiera y él la mete allí para ir a casa.
Un taxi y veinte minutos después, va cruzando el lobby del hotel con una sonrisa autosuficiente en sus labios pintados de coral. No hay ni rastro de Osamu y asume que este no tiene ni su número celular, porque no ha recibido ni una llamada. Toma el elevador de la derecha y pasa la tarjeta electrónica que lo llevará automáticamente a su Pent-house. En el camino, marca el ya conocido número de Mori Ougai, listo para narrarle cómo el inútil que ha puesto a cargo de su seguridad, le ha perdido en pleno centro comercial dejándolo solo.
El ya conocido tono de la llamada siendo contestada, suena a la vez que este va cruzando el elevador con su bebé.
— «¿Aló? ¿Pasa algo, Chuuya-kun?»
— Ah, jefe, sí pasa. Sucede que-
Chuuya se congela, la perrita ladra ante una presencia desconocida que se les acerca y le quita el móvil al pelirrojo de entre las manos con una sonrisa.
— Que Chuuya había olvidado recoger a su perro, así que nos desviamos en el camino de regreso y se nos ha hecho tarde. Tomamos un taxi en lugar del auto.
— «Oh, ya veo. Pero no te preocupes, Dazai, confío en que cuidaras bien de Chuuya, así que está bien si sale tarde siempre y cuando te lleve con él. Gracias por informarme»
— Sí, señor —y cuelga la llamada. Chuuya está de piedra, solo cuando Dazai le tiende su móvil de regreso, es que sale del estupor.
— ¿Cómo es que...? Pero si tú... Yo...
— ¿Cómo supe dónde estabas? Bueno, si no fueras tan predecible, quizás, remotamente hablando, habrías podido distraerme lo suficiente para que te perdiera. Así que te dejé hacer lo que querías y te seguí en el auto con Ango.
Ah, el bendito chófer que los llevó.
¿Tan rápido se habían llevado bien esos dos?
De pronto los ladridos le hicieron recordar que su mascota seguramente quería salir de su bolso de pasear. Lo sacó disculpándose con cariño hacia el animal.
— Ow, lo siento princesa, ¿estás cansada de estar ahí dentro? ¿Kuma quiere salir a jugar?
— ¿Qué clase de nombre es Kuma para un ratón?*
— ¡Es un perro, no un ratón! —reclamó. Y como si entendiera, la perra también le ladró.
— ¿Seguro no te vendieron un conejillo de Indias subdesarrollado y te dijeron que era un perro?
— ¡Solo es más pequeña que otros perros!
— Ah, como el dueño.
Iba a matarlo. En serio quería matarlo. ¿Si lo lanzaba por el balcón y alegaba defensa propia, le creerían?
Negó para sacarse la idea de la cabeza, dejando a Kuma en el suelo, quien enseguida comenzó a ladrar alrededor del castaño, sacándole un gesto de desagrado.
— ¿Dónde se apaga la bola de pelos? ¿Hace tanto ruido como tú siempre o está programada para seguir un horario?
Y aunque Chuuya estuviera indignado por insinuarle que era pequeño y ruidoso como Kuma, estaba aún más ofendido porque Dazai se había robado toda la atención de su perrita. No obstante, era gracioso ver su interacción, puesto que Kuma lo seguía a cada paso buscando su atención, mientras que Dazai contraía el rostro en una mueca e intentaba despegársela, sentándose en el sillón y subiendo las piernas por un costado del mueble "para que Kuma no deje pelos en su pantalón".
— 𝐌𝐘 𝐁𝐎𝐃𝐘𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃 —
La primera mañana de Dazai en el Pent-house de Nakahara, inicia con una taza de café cargado, mientras revisa el periódico en la sala de estar. Como usualmente no desayuna, no está muy relacionado a la preparación de dicha comida del día; realmente no es muy diestro en la cocina, más allá de lo básico y lo bueno que le queda el café.
Se ha levantado temprano para estar listo antes que Chuuya despierte, además de evitar evidenciar lo poco que duerme para funcionar.
Está a la mitad de su taza de café cuando leves pasos se oyen bajando las escaleras y un par de torneadas piernas se cruzan ante su visión matutina, camino a la cocina. Chuuya se estira para espabilar la pereza frente al refrigerador antes de inclinarse a ver dentro de este y sacar un yogurt natural. Con el movimiento, los pantaloncillos de seda color melocotón que usa para dormir, se suben más allá del inicio de sus muslos, donde termina la curvatura de sus glúteos.
Dazai observa sus movimientos de reojo, y cuando siente que Chuuya se gira, enseguida regresa tu atención al denso color de su café.
"Pero qué interesante color" —se plantea.
No quiere —ni debería— pensar en lo bien que le queda la delicada y ligera tela de tono pastel. Chuuya no es ignorante al peso de la mirada avellana en su cuerpo, y sonríe levemente, porque creyó que realmente aquel hombre era inmune a sus encantos. Regresa los pasos y se pone cómodo en su sofá mientras toma el teléfono para pedir servicio a la habitación. Y luego, solo para comprobar que está en lo cierto, vuelve a levantarse y pasea frente a Osamu, con la excusa de servirle su comida a Kuma, que se acerca alegre a su plato personalizado.
Como es de suponer, Dazai le sigue con la mirada, con el rostro a medio esconder detrás del informativo papel. Así que Chuuya se detiene frente a él y cruzan miradas.
— Se dice buenos días —acota Dazai con la voz baja y ronca. Chuuya se estremece imperceptiblemente y maldice, porque el tono le parece sexy y atractivo. Supone que se debe a que es la primera vez que pronuncia palabra en lo que va de la mañana.
— Buenos días.
— Así se dice. Recuerda que no dormimos juntos.
Ah, maldito Dazai, maldita imaginación.
¿Era necesario decirlo de esa manera? Chuuya sabe que es solo un decir, pero viniendo de esa boca, de esos labios que sonríen astutos con tal facilidad, hace que suene como algo más, y su imaginación hace el resto sin chistar.
— 𝐌𝐘 𝐁𝐎𝐃𝐘𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃 —
Nota: "Qué clase de nombre es Kuma para un ratón" Dazai lo dice de tal modo, ya que Kuma significa osa, y como Kuma es una Pomerania, le parece hilarante. Chuuya le puso así porque de cachorrita, parecía un osito con su corte de pelo anterior. Kuma:
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[EDITANDO] 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐃𝐘𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃
أدب الهواةChuuya es un famoso modelo que además, es el nuevo ícono de la comunidad LGBTQI+ por ser el primer modelo queer que no teme demostrar que tanto la ropa como el color carecen de género. Pero la fama no es todo flores y felicitaciones. Por ciertas cir...