Mamá, me enamoré de un pandillero (Tokyo Revengers)

Capítulo 19: Ta bien

Capítulo 19: Ta bien

–¡Manjiro Sano te voy a cortar el pico!– grité enojada

–¿No queriai jugar en serio?– se rió

–¡Eri un bruto culiao bastardo hijo de la mil maraca perra zorra buena pal manguaco de un vagabundo pasao a pichi!–

–¡Vocabulario!– me retó la profe

–¿Pero vio lo que acaba de hacer?– le reclamé

–Sano, más cuidado para la próxima, mira como dejaste a tu compañera– la profe retó al Mikey, quien giró los ojos

–Ella dijo "tómatelo en serio" y es lo que hice ¿quería que jugaramos a las quemadas? Eso estamos hacien... ¡Auch!– su charla se vio interrumpida cuando un fuerte pelotazo le llegó en la cara, haciendo que se fuese de espaldas

–Juguemos en serio po– era una compañera de otro curso, la Senju, una albina preciosa de ojos azules que me tiene pero flechada y el Taka lo sabe perfecto

–Te tiraste– otro weon del equipo del Mikey tiró la pelota, todos decían que era el hermano mayor de la Senju, el Sanzu, pero ellos jamás han dicho nada. La Senju esquivó la pelota que iba directo a ella y le sacó la lengua al mino rico de pelo rosado, yo recibí un wate.

–Auch, qué wea– había sido el Taka –Si no hice nada–

–Te leo la mente– se rió

–¿Y si mejor me leis la mano con la que te toco el pico, wachito rico?– me tiré a él pa darle un rico beso

–¡________, sea más decente!– me retó la profe

–Ay, me siento mal, el pelotazo del aweonao del Mikey me dejó mareada– dramaticé, definitivamente me sentía bien, pero quería ir a la enfermería porque estaba siempre vacía, ya que nunca hay enfermerx que dure más de un mes sin renunciar, y así poder comerme al Taka. La profe giró los ojos y suspiró.

–Mitsuya, llévala a la enfermería a que descanse y se ponga un hielo para que no se hinche–

–Voy– el Taka me tomó en brazos y yo fingí haberme mareado, eso lo hacía más creíble. Desde el suelo, el Mikey me miró y le saqué el dedo de en medio, a lo que frunció el ceño y me lo devolvió.

–Perro culiao– le dije

–Maraca chuchetumare– me la devolvió

–Ya, déjalo– me retó el Mitsu.

Llegamos a la enfermería, donde el Mitsu me dejó sobre la camilla y cerró la puerta, yo de una me tiré contra él pa darle un besito.

–¿No que te sentíai mal?– se rio, recibiendo mi beso 

–Con besos se me pasa– lo abracé por al cuello mientras enredaba mis piernas en su cadera, atrayéndolo a mi 

–Va a venir la profe y nos van a retar a los dos– 

–Mejor, la adrenalina me calienta– le dije pa volver a darle un beso, el cual correspondió mientras ponía las manos en mis caderas 

–Cállense un rato, hay gente que intenta dormir– una voz conocida vino de otra de las camillas, había un bulto cubierto por una frazada. Me bajé de la camilla para ir a ver de quién se trataba,  y no era nadie más ni nadie menor que el Kazu, que parecía haber estado durmiendo 

–Con que aquí estay po, culiao– le dije –Te estuve buscando pa hacer equipo en las quemadas, vo eri seco pa esa wea– 

–Ando con paja, mi amor, usteh sabe que a mi la educación física me carga así que aproveché pa venir a mimir– se cubrió la cabeza con la frazada