Capítulo 22: De vuelta

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Capítulo 22: Beso de tres

-Y LLORAAAAAAR Y LLORAAAAAR, NO SIRVE DE NADA AHORA QUE TE PERDÍ- el Kazu cantaba desde su pieza, mientras yo estaba en la mía, acostada en mi cama, abrazando una almohada y queriendo llorar, a este conchetumare se le había ocurrido escuchar música triste y yo con pena.

-¡Oye aweonao Cristian, cambia esa wea!- el Fuyu le gritó, venía entrando a mi pieza con una taza de té.

Después de que el Mitsuya se fue, lloré un rato (largo) en el pecho del Chifu, hasta que casi se me secaron las lágrimas. Le rogué ir a mi pieza, no tenía ganas de absolutamente nada más que de acostarme, ojalá dormir y despertar sabiendo que todo había sido un sueño...

Pero llegó el Kazu haciendo escándalo.

No le dije nada del Mitsuya, no pretendía hacerlo tampoco porque quiero dejar de llorar, por lo menos por el día, pero supongo que algo sospecha, ya que cuando llegó y preguntó por el susodicho, me puse a llorar a la vez que metía mi cabeza bajo mis almohadas.

-¡Oye qué wea, déjame escuchar mi música piola!- el Kazu asomó la cabeza por su puerta pa poder putear al Chifuyu

-Ah payaso culiao, siempre escuchai música culia flaite y ahora se te ocurre ponerte señora pa la wea- le reclamó el rubio

-Yo escucho la wea que quiero y cuando quiero, y muy música flaite podrá ser pero bien que cabesiai con antirana, hipocondría-

-¿Hipocondría?- pregunté, sin saber porqué dijo esa wea

-Sipo, hipocondria, que finge que no le gusta algo pero en realidad sí-

-Oh que eri weon, es hipócrita, saco wea- el Fuyu le pegó un wate, y yo no pude evitar reír

-En la que te vai, rucio teñio- el Kazu se sobó la cabeza

-Soy natural-

-Naturalmente saco wea- dijo el Kazu, riendo, y yo nuevamente, me reí . El Fuyu me miró y sonrió

-Me gusta verte sonriendo- me dijo, y yo no pude evitar ponerme roja

-Miiiiren la pillina, sonrojándose ¿vo no eri papa casa, culia?- el comentario del Kazu me hizo mirarlo, mis ojos de inmediato se llenaron de lágrimas y le di la espalda -Ya ¿Qué chucha?-

-Puta la wea- el Fuyu suspiró y se acercó a mi, haciéndome nanai en la cabeza

-¿Me perdí de alguna wea?- el Kazu se acercó a mi cama, sentándose al borde de esta pero del lado al que estaba mirando. Puso una manito en mi cadera y también me hizo nanai

-Terminé con el Mitsuya- enterré mi cara en un cojín, sintiendo las lágrimas nuevamente.

-Yaaaa la volaita ¿y por qué?- esta vez el Kazu se arrodilló en el suelo pa poder ver mi carita, a pesar de tenerla enterrada en un cojín, sabía que debía levantarla o me iba a ahogar

-Porque es un aweonao- respondí, haciendo un puchero

-Puta, como cualquiera de nosotros, pero el Mitsuya es el menos aweonao- lo defendió el Kazu, algo confundido por mi razón

-No, es el más aweonao, un imbécil con i de idiota- sequé mis lágrimas pa sentarme en la cama, tomando el té que me había traído el Fuyu.

Con mucha pena, y muy a pesar, le tuve que contar todo lo que pasó al Kazu, desde que me había pescado poco en la semana hasta que le cerré la puerta en el hocico; a medida que la historia avanzaba, su semblante cambiaba por uno más sombrío, se notaba que estaba enojao por la actitud que tomó el Mitsuya ante lo sucedido.

Mamá, me enamoré de un pandillero (Tokyo Revengers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora