01: 𝖚𝖓 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖔 𝖈𝖔𝖒𝖎𝖊𝖓𝖟𝖔

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REINA DE MÓNACO

- Adelante.- respondí a los toques de la puerta.

Estaba terminando los últimos retoques para la próxima reunión con el gobierno de Mónaco.

Todo este papeleo a veces me provocaba dolor de cabeza.

Dave entró por la puerta y sentí una paz inmensa al verle.

Siempre conseguía, aunque fuera, que cinco minutos de mi día se sintieran normales. Como una chica normal de 21 años.

Hincó su rodilla en el suelo y agachó su cabeza frente a mí, posando una mano en su corazón.

- No hace falta que hagas ninguna reverencia, Dave.- advertí.

- Lo siento majestad, es la costumbre.- respondió levantándose.

Sonreí internamente.

Jamás iba a cambiar, por muchas veces que le repitiera que no quería sus reverencias porque no tenía que humillarse frente a mí de esa forma ridícula y medieval.

- Olvídate de esa costumbre frente a mí, no quiero verte hincar la rodilla bajo mis ojos. Te lo he dicho múltiples veces, Dave. Entiendo que quieras mostrarme respeto pero tu lealtad es suficiente prueba para mí.- sentencié saliendo de detrás del escritorio.

- Entendido.- asintió con la cabeza.

- ¿Qué traes hoy? - esa pregunta lo puso nervioso y me hizo enarcar una ceja sospechando todo lo posible de este mundo. A estas alturas, ya nada me sorprendería.

- Es...

- ¿Pasó algo malo con la boda? - volví a interrogar cruzando los brazos sobre mi pecho.

- No, no, tranquila. Todo marcha tal y como quieres.

- Bien.- pude volver a respirar normal con el pequeño ataque que yo sola me había provocado.

- Es el ejército, ha sufrido algunas bajas en la defensa del reino en los países extranjeros.

- ¿Están bien? - esto si me alarmó más.

No quería heridos en mi ejército, ni siquiera quería mandarlos a la guerra pero el coronel me aseguró que era necesario si queríamos defender a Mónaco.

Yo no tenía buenos recuerdos de las guerras.
No quería que nadie pasara por lo que yo pasé hace tres años.

- Solo hay heridos, afortunadamente.- tragué saliva e intenté evitar clavar las uñas en mis palmas.

Últimamente volvió a aparecer esa manía y no significaba nada bueno.

- Dave, quiero que llames al coronel.

- Pero...

- Quiero hablar con él, me prometió que irían porque contaban con una buena defensa. No voy a permitir que ningún hombre muera ahí y menos en esas condiciones.

- Majestad, no es lo más óptimo ahora mismo.- lo miré directamente y él supo que mi mirada no iba a traer nada bueno.

Con los años la gente había aprendido a respetarme.
Yo no me creía superior pero sí creía merecer el respeto que nunca recibí en toda mi vida.
Tras la guerra de la que me consideraron muerta creyeron que era un milagro.

Zarek no merodeaba por Mónaco por lo que la gente empezó a perder el miedo que su presencia ejercía para tener voz propia y respetar a quien se lo merecía.

Así, en los tres años y ocho meses que llevo reinando aprendieron a respetarme y apoyarme.
No todos pensaban igual que yo pero mostraban su disconforme sin denigrar a mi persona.

ENTRE REYES [MALDITOS #2] (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora