06: 𝖘𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝕰𝖘𝖙𝖆𝖉𝖔

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JADEN, REY DE DINAMARCA

- Eve, ¿viste el cargador por algún lado? - pregunté revolviendo la habitación.

De primeras no respondió, así que fruncí el ceño.

- ¿Puedes dejar a Gales un segundo?

- Gale.- me corrigió.

- Como sea.- resoplé.- ¿Lo has visto?

- No, ¿por qué? - preguntó desviando la vista de su móvil.

Si le decía que me había entrado curiosidad por encender el móvil viejo, me mandaría a la mierda sin dudar.

- Porque lo necesito para cargar mi móvil.- mentí.

- Puede ser que lo tenga en mi habitación, dame un segundo.

Pensé que iba a tomarse más tiempo en buscar el cargador, ya sea por joderme o por estar hablando con Gales.

Gale.

Minutos después volvió con el cargador en su mano y estaba dispuesta a quedarse todavía en mi habitación, pero mi urgencia era otra, así que le pedí sutilmente que se fuera.

- Vete.

Eso es, sutil.

- ¿Por qué? - puso un puchero.

- Porque quiero dormir - sonreí falsamente.- Además, no me apetece escuchar el sonido de que te llegan mil mensajes por parte de él a cada instante, así que, coge, que tu puerta está justo en frente, y te vas andandito. - sonreí más ampliamente.

Abrió la boca para replicar pero yo ya estaba conduciéndola hasta la puerta.

- Buenas noches, hermanita.

- ¡Eres un...! - cerré la puerta y puse el móvil a cargar.

No sé qué intentaba con esto, pero me estaba ganando la curiosidad.

Además, de sueño tengo entre cero y nada, y con suerte, quizás, solo quizás, habría cierta reina despierta a las dos y media de la madrugada dispuesta a coger el móvil que fácilmente podría lanzar por la ventana por molestarla.

Sí, solo quizás.

Apenas usaba el móvil, total, si con la gente que quería hablar la tenía aquí conmigo y tampoco me acuerdo del resto, así que, ¿de qué me sirve?

Pero ahora que tenía a una reina a la que molestar, creo que empezaría a usar el móvil más a menudo. Solo por imaginarme cómo fruncía su ceño y sus ojos grises se entrecerraban, molesta a más no poder.

En estos casos, adoraba mi imaginación.

Media hora más tarde, el móvil tenía batería suficiente como para no estar ahí pegado al cargador, sino, me moriría de incomodidad.

Nada más encenderlo, vi que tenía contraseña.

Pues claro estúpido, ¿pensabas tener un móvil desbloqueado?

Probé todo tipo de contraseñas que solía utilizar, y paré cuando me di cuenta que podría bloquear la tarjeta SIM, entonces sí que tendría un verdadero problema.

Me quedé pensando mirando la pantalla encendida pero la memoria y yo no éramos amigas. Y menos ahora.

Entonces, como si me hubiesen cumplido un milagro, el móvil se desbloqueó sin siquiera tocarlo. Era demasiado tarde para caer en la cuenta de que tenía desbloqueo facial.

- ¡Venga ya!

Abrí la lista de contactos y busqué hasta encontrar a Cassandra, Cass, Mónaco, reina de Mónaco o cualquier otro nombre que se me ocurriera. Y ahí, casi al final de la lista de contactos, estaba una tal princesita.

ENTRE REYES [MALDITOS #2] (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora