Cap 8: Quien te dijo...

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Hola :D

Cómo estásss
hermoso

TE EXTRAÑO POR
FAVOR VUELVE

KAXUKio

¿Acaso estás
borracho?

Y si lo estoy
¿Qué? :^

.......!

Me arrepentiré
de esto.
Dame la dirección,
te voy a buscar.

Nope

¡Qué me digas la
puta dirección! >:v

Calle xx
Avenida y
al frente de un
restaurant.

Ok, no te muevas
ni hagas nada
estúpido.

Dijiste que no nos volviéramos a ver.

Pues me vale
verga lo que
dije.
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Aquí vamos de nuevo, no paso ni una semana y ya se volverían a encontrar.

Katsuki se encontraba llendo a un pequeño bar solo para rescatar a un idiota que no sabía ni donde estaba parado ya que bebió de más.
No le importó los murmullos de la gente o que casi se armaba una pelea con el que atendía en la barra de tragos solo por que su actitud parecía "sospechosa" y no inspiraba mucha confianza.

Ahora se dirigían a su casa pero Izuku era un poco fastidioso con su palabrería y algunas acciones que sonrojaban al ceniza que por un segundo pensó en dejarlo votado en el paradero de autobuses, y lo iba a hacer si Izuku no lo hubiera empujado a un lugar oscuro. Eran las 6 putas horas de la mañana, la gente no acostumbra a salir a esas horas y el pecoso se aprovechaba de eso.

--Kacchan tenemos que hablar. -Decía mientras se acercaba peligrosamente.

--Yo no tengo nada que hablar contigo, bastardo.

--Quiero hacerlo Kacchan.

Lo tenía acorralado prácticamente hizo un Kabedon solo que en vez de una chica era un hombre con unas curvas de infarto y sus pectorales tan grandes que superaban el pecho de una mujer, su cabello tan suave y esponjoso que se mecía con la pequeña corriente de aire.

--Jamás me acostaria con un borracho como tú.

--¿Quien te dijo que estoy borracho?

"Todo este tiempo ese maldito infeliz me ha estado viendo la cara"

--Tsk, entonces vuelve con tu jodida novia y hazlo con ella yo no tengo nada que ver, es más yo te odio.

El pecoso se molestó por las palabras dichas por el cenizo así que lo agarró con fuerza de la muñeca y comenzó a llevarlo a rastras ya que Katsuki tironeaba su mano para soltarse del agarre.

Cuando estuvieron a unos pasos de llegar lo soltó y hubo una guerra de miradas que terminó intimidando al ojirojo.

--Abre, la puerta -exigió el pecoso.

Entre Cuatro ParedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora