¿Que es la libertad? ¿Por qué no podemos cruzar la reja? ¿Por qué hay números en nuestros cuellos? Son preguntas que rondan en mi cabeza constantemente pero, probablemente a la que más quisiera hayar una respuesta es al ¿por qué tu y yo no podemos s...
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El viento soplaba fuertemente, las hojas secas de los árboles eran arrastradas por la brisa. Sentía el viento chocar contra su rostro desde el balcón de su cuarto.
Miraba con asombro la ciudad una vez más. No importaba cuántas veces ya la había observado durante esos 4 años, aquella vista siempre le sorprendía. Su ya largo cabello se mecia con el viento, dio un suspiro para volver a entrar. El frío no le caería nada bien y si su padre o hermano se enteraban que había salido de la cama le regañarian.
Volvió a recostarse, por lo menos Husk estaba con ella. Había tenido una convulsión hace 3 días, su enfermedad aún seguía avanzaba. Las convulsiones eran cada vez más fuertes. La sangre que tosia era cada vez más abundante, los desmayos se hacían más presentes, su salud se detiroraba poco a poco.
Durante esos 3 días un doctor había venido a revisar su estado de salud, aún no había una cura para su enfermedad, ni siquiera habían podido averiguar bien a qué se debía.
Ella sentía que el tiempo se le acortaba, todo su ser le decía que tal vez su hora se estaba acercando. Sin embargo, se guardaba sus deprimentes pensamientos para ella misma, cuando su padre o hermano iban a verla siempre los recibía con una sonrisa, aparentando tener la energía que le faltaba. Ya casi no salía de casa, había terminado la escuela hace ya un año. Sin embargo, su ingreso a alguna universidad no había sido posible gracias a su estado de salud.
Cabe mencionar que su padre y hermano no se lo permitían, sabían lo capaz que era pero querian que ella estuviera "recuperada" para seguir con sus estudios. Por lo menos, Dani aún seguía siendo su amigo, su único y mejor amigo a decir verdad. El venía a visitarla constantemente incluso a veces podía sacarle permiso para que ella saliera a dar una vuelta. Aunque ella no podían caminar tanto por el miedo a las convulsiones aun disfrutaba su tiempo en el exterior.
La puerta fue abierta, un castaño entró a su habitación.
— Raji ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? —preguntó acercándose y sentándose en la cama de su hermana.
— Estoy bien, tu y papá son unos exagerados — contestó ella.
El suspiro, sabía que su hermana odiaba estar encerrada, sabía que odiba que la mantuvieran en aquella cama — Bien, haré que el doctor venga a revisarte si dice que estas bien. Tal vez podamos ir a dar una vuelta — dijo el castaño sonriendole.
Los ojos de su gemela se iluminaron, salir era lo que más quería en ese momento — Ya te dije que estoy bien, pero dejaré que me revisen si así me dejan salir — dijo con emoción.
El río al ver como sus ánimos cambiaban rápidamente. No quería que ella se dejara vencer por aquella enfermedad, no quería perderla. Incluso había comenzado a estudiar medicina, con el fin de hallar una cura para los padecimientos de su hermana, al igual que para ayudar a su padre con todo el rubro en el que trabajaba.
