Capítulo 3. -

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Levantarse cada día siempre era una buena señal de que las cosas podrían estar algo bien, pues el solo hecho de amanecer con vida le hacía sentirse bien.

Nabilean se ajustó unos jeans gruesos, una blusa de mangas largas, y un suéter de punto junto con calcetas gruesas y botas UGG, se sentía agradecida con su madre por empacarlas aunque ella se había negado rotundamente.

El Ford fiesta de Deizanh había llegado esa mañana así que no tendrían que caminar hacia la universidad, aunque no estaba demasiado lejos de cualquier forma. 

Tomó un pan tostado y un bote de chocomilk mientras se apresuraba hacia el auto, su hermano ya estaba dentro de éste y era muy impaciente.

Limpió las esquinas de su boca una vez que terminó mientras Bon Iver sonaba en el fondo, impregnándolo todo con esa tonada tan peculiar que Deizanh amaba.

Estacionó el auto en la entrada y Nabilean lo esperó para entrar juntos, él le tomó del brazo mientras se encaminaba hacia la verja de hierro intentando abrirse paso entre los estudiantes. 

— ¡Nabilean!— gritó una voz chillona desde lejos, ella se detuvo y estuvo a punto de caer cuando uno de los chicos tropezó con ella.

—Lo siento. — murmuró, se había raspado la palma de la mano con los pequeños estoperoles que adornaban la chaqueta de cuero del chico. Él volteó hacia ella y asintió asombrado. Tenía el cabello oscuro y su piel era muy pálida, con ojos azules y facciones perfectas.

—No importa. — respondió y se alejó lo más rápido que pudo y sin mirar atrás.

Deizanh carcajeó por lo bajo provocando que ella le diese un golpe con el codo en las costillas.

—Estás asustando a los chicos Nabilean y acabas de llegar.

No le dio tiempo de responder, Penny Lane se acercaba junto con un chico de estatura mediana, cabellos oscuros, piel blanca y al parecer ojos oscuros. Ella parecía agitada y sonriente, más de lo que Nabilean estaba acostumbrada a ser, le parecía increíble que alguien pudiese ser tan feliz a esas horas de la mañana.

—Hola. — exclamó la chica cuando llegó junto a los hermanos Hurimey, ellos asintieron así que Penny prosiguió. — Este es mi hermano Ringo. — Dijo apuntando hacia el chico de cabello oscuro, estaba acomodado hacia arriba formando extrañas puntas. — Y estos son Nabilean y… su hermano, acaban de llegar de Singapur.

Deizanh sonrió así que Nabilean también, estrecharon sus manos con el chico, todos parecían realmente incómodos, todos menos Penny.

—Soy Deizanh. — Aclaró él chico. — Estoy en comercios internacionales, ¿tú en qué?— preguntó tratando de crear una conversación con el recién llegado. Parecía simpático, aunque no tanto como la pelirroja.

—Agronomía. — respondió. — Estamos en el mismo edificio.

— ¿Vamos?— preguntó Deizanh.

Ringo solo asintió.

Las chicas se quedaron en su lugar observando como el par de hermanos se alejaba.

—Crecen tan rápido. — susurró Penny mientras limpiaba sus ojos y sorbía la nariz. Nabilean la miró confundida y luego trató de no reírse.

La chica estaba demente.

•••

Caminaron hacia su salón de clases y se sentaron juntas en la primera banca vacía de la primera fila. Nabilean se ajustó el suéter para intentar cubrirse mejor, aunque no había manera y sacó el estucho de sus lentes del bolso marrón para posarlos sobre el puente de su nariz mientras sacaba su computadora y las libretas.

Traída de otro planeta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora