Capítulo 6. -

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Un vaso de vidrio con líquido incoloro se posó frente a ella. Desvió la vista hacia arriba y observó la forma en que su hermano la miraba mientras le daba un sorbo a su vaso.

Deizanh le estaba pidiendo que se comportara como una adolescente normal y probara el alcohol, solo para despistar.

Dio un sorbo intentando que el olor no llegase a sus fosas nasales, aunque era imposible.

Se puso de pie de un salto y tomó su bolso.

—Ya vuelvo. — musitó. — Debo ir al baño.

Su hermano la miraba desaprobadoramente, pero se limitó a callar y tomar de su vaso.

— ¿Quieres que te acompañe?— preguntó Lenny, dejó su vaso en la mesa y estaba por levantarse, pero Nabilean negó.

—No, volveré rápido.

Serpenteó entre las mesas y las personas mientras iba hacia el fondo buscando el maldito baño. Todo olía a alcohol y comida, era el momento preciso para escapar pero, ¿cómo volvería a casa sin arruinarle la noche a su hermano y sus nuevos amigos?

Tomó el celular de su bolso mientras caminaba y checó la hora.

Ni siquiera tenía una hora ahí.

Dio un paso más y su cuerpo chocó con algo, o más bien con alguien.

El impacto la hizo retroceder un poco, y un vaso se vidrio se volcó en su dirección mientras tropezaba hacia atrás y resbalaba hacia el suelo.

Cerró los ojos esperando el impacto, pero éste nunca llegó.

Unas manos se habían posicionado en su cintura y el vaso de vidrio se había roto en el suelo, los pedazos volaron en todas las direcciones y solo pudo escuchar el sonido.

Abrió los ojos muy despacio y se asombró al encontrarse con un par de ojos azules muy brillantes que la contemplaban con miedo y preocupación.

Colin.

Ella dio un suspiro mientras observa el suelo a su alrededor, y él la soltó cuando Nabilean por fin se sostuvo sobre sus piernas. Se llevó una mano hacia el rostro y lo talló con impaciencia mientras él la miraba con el mismo semblante.

—Lo siento. — Le había dicho. — No estaba viendo hacia el frente.

Él se acercó un poco más hacia ella y estiró su mano para tocarle el cabello. O al menos eso pensó ella, pues lo que Colin había hecho era quitarle restos del cristal.

—No te preocupes. — respondió. — Yo tampoco estaba prestando atención.

Ella asintió mientras observaba a su alrededor.

Estaba cerca del escenario donde se acomodaría la banda que tocaría esa noche, la barra de bebidas estaba atrás de ella y se encontraban rodeados de personas.

Alguien entró al local y el frío se coló haciéndola tiritar. Su chaqueta estaba mojada al igual que la parte frontal de sus pantalones, ese sería un buen pretexto para volver a casa.

—Yo… debo irme. — musitó, se dio media vuelta y dio un paso en dirección contraria, hacia la mesa de su hermano.

—Espera. — pidió Colin mientras la tomaba del brazo, ella se detuvo y solo volteó su rostro hacia él. — Toma.

Bajó el cierra de su propia chaqueta y se la quitó con rapidez y con gesto despreocupado, se la tendió a Nabilean y le sonrió para que la tomara.

Traída de otro planeta. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora