Nabilean no volvió a su casa ese día, y tampoco fue a la escuela el siguiente.
La señora Jules obligó a Colin a ir, llevó una receta y pidió justificante para Nabilean.
Deizanh lo interrogó en receso y él le aseguró que su hermana estaba bien, Nabilean había decidido volver a su casa ese día, pues su padre había sido detenido ya, y al parecer pasaría un largo tiempo en la cárcel.
Su madre iría a Singapur para recoger algunas cuantas cosa, y quizá (solo quizá) se quedaría allá, e iría a un grupo de apoyo como le habían sugerido.
Nabilean se sintió mal al pensar que todo sería mejor sin su madre, pero decidió olvidarse de todo por unos momentos.
Durmió en la habitación con Lena, y por la mañana ayudó a la señora Jules a preparar el almuerzo y cuidó de los bebés un rato.
Se sentía adolorida aún, pero no demasiado.
Ella solo estaba esperando que Colin llegase para que cuando comieran él pudiese llevarla a su casa, para poder ver a su hermano.
Cuando la puerta se abrió por fin ella dio un salto. Cuando se aseguró que de que era Colin quien entraba, se lanzó a sus brazos recibiéndolo con un fuerte y apretado abrazo.
Lo estrechó contra sí y suspiró mientras escondía su rostro en el cuello del chico.
Él olía siempre tan bien…
Colin rió por lo bajo y le besó la parte superior de la cabeza mientras le devolvía el abrazo. Se sentía bien tener así, tan cerca de su cuerpo. Se separó ligeramente y le besó la frente.
—Si así me vas a recibir siempre, entonces vale la pena ir a la escuela y regresar. — bromeó.
Las mejillas de Nabilean se encendieron. Aún estaban un poco amoratadas, pero no era tan grave.
—Tu mamá ha estado cocinando y limpiando todo el día. — musitó mientras caminaban juntos hacia el sofá y se sentaban. — No me ha dejado ayudarla en nada, solo a cortar vegetales. — Resopló y movió uno de los mechones que colgaban impidiendo su visión. — ¿Es así de terca con todos?
Él rió.
—Sí, con cualquiera de la familia o con quien ella cree que es necesario serlo.
Ella asintió.
—Escucha. — pidió. — Más tarde… eh, cuando tengas tiempo, ¿puedes llevarme a mi casa? Necesito ver a mi hermano.
— ¿Sabes? Tengo una mejor idea. — sugirió. — ¿Por qué no vamos y él así nos sigue hasta acá o puede venirse con nosotros? Y así comemos todos juntos, a nadie en casa le molestará y sé que Lena estará muy feliz. — bromeó.
— ¿Es en serió?
Colin asintió.
—Gracias. — susurró mientras se abalanzaba sobre él nuevamente y recargaba su cabeza en el hombro de él.
Nabilean se puso de pie nuevamente, Lena le había prestado unas blusas y un suéter para que se cambiara, los pantalones de ella no le quedaban, así que la señora Jules le prestó unos, le quedaron un poco flojos de la cintura y las piernas, pero en las caderas le quedaron muy bien.
Subieron al auto y Colin condujo hasta la casa de Nabilean.
El auto de Deizanh estaba en el patio, así que él estaba en casa.