Aғᴛᴇʀɢʟᴏᴡ¹ || Ikaris [The Eternals]

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—Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 00—

EL INICIO
(DOS MESES DESPUÉS)

─ ¿Sabes qué literalmente Nezarr nos mandó a una misión? ─ Druig camina a lado de Gold con una sonrisa de oreja a oreja, no solo por la misión que les han otorgado sino por la chica que camina a su lado, su amor platónico.

Gold rueda sus preciosos ojos cafés recordando cuando Ajak los citó a ella y a nueve eternos más para una misión. En su larga vida jamás ha tenido alguna misión, creció junto a todos ellos, aunque sabía que su madre siempre había sido fiel a Nezarr, por eso no le sorprendió verla liderar esta misión.

─ Oh vamos ─ con una mano rodea los hombros de Druig poniéndolo un tanto nervioso ante el contacto, eso siempre pasaba cuando ella estaba cerca ─ ¿Me vas a decir que te da miedo ir a un planeta en sus inicios? ─ le sonrío socarronamente.

Lo que ambos tenían en común era ese carácter sarcástico y arrogante, así que Druig no dudó en contestarle de la misma manera, con una sonrisa arrogante y negando ante la pregunta de la chica con señas burlescas.

─ Nada de eso me da miedo, me preocupo por ti solamente ─ lo último lo susurro bajito aunque ella pudo escucharlo y sonrío, Druig siempre le había parecido tierno a su manera, un grano en el trasero cuando se lo proponía pero era un gran acompañante.

Todos los demás los observan unos pasos detrás, analizando a los que serán sus nuevos compañeros. Dos personas con un sarcasmo y carácter único que hacían un gran complemento a la hora de las charlas controversiales pero que serían unos odiosos algunas veces.

Levemente Druig se sacó el brazo de Gold de sus hombros, no era una molestia pero si quería mantener la fachada de chico malo ante los demás no debía dejarse llevar por su amiga.

El domo apareció ante sus ojos, listo para que se usase. Gold se detuvo admirando todo con sorpresa en sus ojos, cosa que a Ikaris le pareció hermoso. Ella sonrío con nerviosismo y alegría, emociones que la acompañaban desde que su madre le dijo lo que iba a ser su primera misión.

Todos subieron sin hablar, admirando todo. Cosa que le resulto agradable a Ajak, desde hoy ellos dependerían de ella, la líder y la que actuaría como madre de estos seres. Su vista se posó en su hija, creada por Nezarr para ella, la verdad de eso le hirió el corazón pero no cambió su expresión, la verdad debía mantenerse en el fondo de todo.

Su misión especial como madre era evitar que ella supiera lo que en verdad ocurría, que todos ellos vivieran de manera única estos años que estarían en la Tierra.

─ ¿Qué es eso? ─ la rubia de ojos cafés señaló la estatua de Arishem que se proyectaba en medio de la nave, del centro de esta y donde serían las reuniones de este grupo supernatural de personas.