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—Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 21—

—Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 21—

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1529 D.C.

Druig observó a Gold mientras esta ayudaba a uno de los aldeanos. Había pasado poco tiempo desde que se habían distanciado de los eternos. No sabía que habían hecho, pero sí sabía lo que pasaba por la mente de Gold.

Los extrañaba. Y eso le partía el corazón al entender que los había dejado para venir con él.

Una mierda lo que el amor les hacía hacer.

― Señor Druig ― una mujer pasó enfrente de él y este nada más el dedicó un asentimiento de cabeza al sacarlo de sus pensamientos.

Pasando de largo decidió caminar hacia su novia y el chico al que esta estaba ayudando. Apenas llegó los sintió conversar, aunque Gold ya se hubiera dado cuenta de su presencia detrás de ella.

― Exacto, tienes que hacerlo así. Al final construir cosas es tan simple como difícil, pero con el tiempo vas agarrando practica y se vuelve más sencillo ― Gold dijo mientras tomaba un pedazo de madera y empezaba a darle forma con una cuchilla sin utilizar sus poderes.

El chico que estaba viendo embelesado a la novia del señor dejó de hacerlo al sentir la presencia de este a unos metros de ellos y levantando la mirada chocó con unos ojos que lo fulminaban sin ser discretos.

― Lo siento, señor ― Albert se despidió mientras le dedicaba una sonrisa a la rubia que estaba rodando sus ojos divertida, siempre era lo mismo.

― Debes de dejar de ahuyentar a toda persona que se me quiera acercar ― Gold siguió en lo suyo mientras sentía la presencia de su novio.

― No es mi culpa que solo con fulminarlos se vayan, entiendo que soy intimidante pero no tanto ― Druig se defendió mientras caminaba hasta quedar enfrente de Gold que sonrío levantando la mirada.

Ambos se quedaron observando como si fuera la primera vez al chocar con los ojos del otro, el café y el azul intenso haciendo explosión dentro de sus sistemas. Druig carraspeó tímidamente al darse cuenta que se había perdido en los ojos de su novia mientras Gold sonreía orgullosa.

De ambos, la rubia era la mejor para ocultar sus emociones. En este caso, el nerviosismo que la invadió al notar como la miraba Druig.

Sin desviantes, ni misiones, ni Ikaris las cosas entre ellos estaban bien, demasiado bien. Apenas habían tenido dos peleas fuertes y habían aprendido a comunicarse, todo era genial.

Aunque Gold debía de admitir que extrañaba esa adrenalina de usar sus poderes, en este lugar apenas y los necesitaba, solo salía a practicar a veces y luego regresaba para salir una semana después.

Era el único pero que encontraba en esta situación, eso y que las personas de aquí seguían siendo medio controladas por su novio, aunque ya no hablaba del tema pues apenas intentaba decirle algo sobre esto terminaban en discusiones.

Aғᴛᴇʀɢʟᴏᴡ¹ || Ikaris [The Eternals]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora