Los siguientes días fueron de mal en peor.
Esteban me seguía golpeando por puro capricho. Yo no podía contárselo a nadie porque no mecreerían, tal y como había pasado con el director. Por cierto, la noticia se había expandido. Cada vezque pasaba por cualquier lugar, notaba que la gente del orfanato me miraba con extrañeza.
Yointentaba ignorarlos mirando hacia adelante y evitando tener contacto visual con ellos, pero los veíade reojo susurrando a mis espaldas y no me gustaba nada; pero tampoco quería darles peor imagende lo que pensaban de mí. Sólo tenía que ignorarlos y actuar como si no pasara nada.
A Elena le estaba pasando lo mismo. Hacía semanas había dejado de venir conmigo a los recreos y sejuntaba con otro grupo de amigas. A veces me hacía compañía en el comedor y se sentaba junto a míen clase, pero el resto del tiempo lo pasaba con el otro grupo. Además, los profesores y el director estaban más encima de mí, mirando siempre lo que hacía.
Lo único que me emocionaba era escribir y recibir las cartas de mis amigas. Ellas me escribían cadasemana; sin embargo, debido a las nuevas reglas del director, no podía salir fuera del recinto delorfanato (era parte del castigo) pero, al menos, me dejaba ver a mis amigas a través de la verja.
Después de terminar mis tareas, salí al jardín, donde se encontraba Natalia esperándome. En susmanos se encontraba un tablero de ajedrez y encima una caja. Al tener ambas manos ocupadas, mesaludó con una sonrisa.Cuando llegué a donde estaba ella, nos sentamos y Natalia dejó el tablero en el suelo para poderhablar.
<< Sé que no es tu juego favorito, pero... Teniendo en cuenta la situación, no podíamos ir a ningunaparte. Además, tienes el brazo roto, así que tampoco podríamos jugar a muchas cosas...>> me mirócon una sonrisa de disculpa.
- No te preocupes, me parece una idea genial. -la alenté.
Natalia comenzó a colocar las figuras negras, que estaban metidas en la caja, en el tablero. Yo laimité y coloqué las figuras blancas de la misma manera que ella.
<< Bien. En primer lugar, el objetivo es matar al rey. ¿Vale?>> me explicó. Yo asentí con la cabeza.
- El rey es éste, ¿No?- pregunté señalando dicha figura.
<<Exacto. Bien, ahora te explicaré cómo funciona cada figura.>> Natalia cogió un peón y volvió a colocarlo en su sitio.
<< El peón sólo puede avanzar una casilla hacia adelante. No puede ir hacia atrás. Para comer, la otrafigura tiene que estar delante del peón, pero en diagonal.>> para explicarlo mejor, movió el peón dela manera que decía. Así lo entendí más fácilmente.
Cuando terminó de explicarme las características básicas del ajedrez, comenzamos a jugar. Ella,siendo campeona del ajedrez, me ganó en solamente tres movimientos. Pero no me importaba, alfin y al cabo, era normal.
Después de terminar la partida, comenzamos otra y, así estuvimos todo el rato. Cada vez que ellautilizaba una estrategia nueva, me la explicaba y, de vez en cuando, yo las utilizaba en mis jugadas.
En medio de una partida, Natalia miró el reloj y luego me miró con disculpa.
<<Tengo que coger el autobús...>>
- Entiendo. No pasa nada. -Recogimos el tablero entre las dos y luego nos despedimos.
Miré alrededor y vi que no había mucha gente. Unos segundos después, las pocas personas queestaban fuera comenzaron a entrar en el edificio. Yo decidí quedarme un rato más allí.
Mientrasdaba una vuelta por el jardín me encontré con Esteban. En ese momento estaba sola. Él aún no mehabía visto, así que me di la vuelta suavemente para que no notara mi presencia pero, en cuanto ledi la espalda, escuché su voz.
- Hola, Oriana.- me saludó con un tono alegre.
Yo paré en seco. Estaba asustada.No esperé a más y comencé a correr en dirección al edificio. Entré. Esteban se encontraba detrás demí; parecía que se divertía persiguiéndome. Pensé en ir hacia la habitación, pero era demasiadoprevisible. Tenía que esconderme en algún lugar donde él no sospechara, así que me desvié delcamino y fui por otro pasillo.Me metí en la primera habitación que encontré. Nada más entrar, cerré la puerta y esperé ensilencio.
Encendí un momento la luz, sólo para ver dónde me encontraba: era una habitaciónpequeña, sucia, con varias estanterías llenas de herramientas y cosas de limpieza. Se trataba deldesván. Cuando vi dónde estaba, apagué la luz para no delatarme.Escuché unos pasos corriendo. Esteban se encontraba cerca. Luego, noté que aminoraba el paso.Supuse que estaría observando atentamente cada rincón para encontrarme. Los pasos siguieronavanzando hasta que dejé de escucharlos y supuse que se había ido.
Treinta minutos después, tras asegurarme de que ya no había nadie fuera, decidí salir. Mientras medirigía de nuevo hacia la puerta, me tropecé con algo y caí. A tientas, busqué el interruptor de la luzy vi lo con qué me había tropezado: se trataba de un balón de baloncesto.
Se me hizo familiar, asíque, intrigada, me acerqué más a él. La pelota, como la mayoría de los balones de baloncesto, eranaranja y tenía rayas negras. Pero lo que despertó mi interés era una mancha de color azul que teníaescrito "Damián". Me vino a la mente un recuerdo:
En el décimo cumpleaños de mi hermano, le dieron un balón de baloncesto. Como él y sus amigossolían jugar en el patio, decidió ponerle su nombre para evitar perderlo o que lo confundieran conotro balón cualquiera, algo muy común en el colegio. Entonces, mi hermano, que tenía una letrahorrible pero muy particular, cogió el permanente azul y escribió su nombre.
Confundida, volví a mirar la pelota y me di cuenta de mi error: no había nada escrito, sino quesolamente se trataba de una mancha azul. Volví a soltar la pelota y me dispuse a salir al pasillo.
Tuvesuerte y pude llegar finalmente a mi habitación.
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Susurros
Mystery / ThrillerDe repente, escuché unos susurros en el pasillo. Mire en esa dirección, pero no había nadie. "Oriana, cariño. Te echamos de menos." Reconocí la voz de mi madre. Abrí los ojos con terror. "Ven con nosotros, hija." Ésta vez fue la voz de mi padre. "T...