Capítulo 14

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Había llegado el gran día. 

Ya había pasado una semana desde lo ocurrido con Esteban. Desde entonces, no había vuelto aaparecer y por eso estaba mucho mejor, tanto física como mentalmente. Incluso había hecho nuevosamigos: Hasen y Ruth, el chico y la chica que había conocido en el hospital. Desde entonces meinvitaban a comer con ellos en el comedor y me hacían compañía durante el recreo. 

Nos encontrábamos en la hora del recreo, en el jardín, jugando a cartas. Estábamos jugando alpóquer, que nos había enseñado Ruth, pero en vez de apostar con dinero, apostábamos conbotones, los cuales nos habíamos encontrado en la habitación o simplemente se habían descosidode nuestras ropas. 

- ¿Alguien quiere apostar más?- preguntó Hasen, quien estaba muy concentrado en el juegoempeñado en ganar a Ruth, que había ganado todas las partidas.Todas contestamos que no y fue el momento de mostrar las cartas: Elena y yo solamente teníamosuna pareja. Hasen nos mostró orgulloso sus cartas: tenía un trío de ochos. Ruth, que aún no nos lashabía enseñado, sonrió con diversión y mostró las suyas: tenía escalerita. A Hasen se le cambió lacara y Ruth sonrió con arrogancia y diversión. Había ganado de nuevo ella. 

Íbamos a comenzar otra partida cuando escuché que alguien gritaba mi nombre. Miré hacia la verjay vi que allí se encontraban Carolina y Thai-Li saludándome. Me disculpé con las demás y me dirigíhacia la puerta. 

- ¡Hola, Oriana! ¡Felicidades! 

- Hola, Carolina. Gracias. 

- ¡Felicidades! Venga, ¿A qué estas esperando? –me recriminó Thai, y me hizo un gesto con labarbilla en dirección al orfanato.Me despedí de ellas y desaparecí un rato. 

- Ya le he avisado al director.-les expliqué cuando volví. Crucé la verja y salí al exterior, acompañadade mis amigas. 

Tal como me habían prometido, nos fuimos al cine. Como era mi cumpleaños, sentí la obligación depagarles las entradas. Ellas se quejaron un poco pero yo ya había pagado por ellas. 

Mientras veíamos la película, una pareja que estaba detrás de nosotras no dejaba de hablar. Yointentaba concentrarme en la película pero las dos chicas de atrás no se callaban. Estaba a punto dechistarles para que dejaran de molestar cuando que escuché mi nombre. Confundida, dejé deprestar atención a la película y me puse a escuchar la conversación de las dos chicas. 

- La paciente Oriana Aguirre se encuentra peor. Hace poco le dieron convulsiones y aunqueconsiguieron tratarla con tranquilizantes, estamos preocupadas; no le vamos a mentir, señorAguirre. –abrí los ojos con sorpresa. ¿Yo con convulsiones? ¿Qué significaba aquello? También meextraño que se dirigiera a la otra chica como "señor", pero igual tenía disforia así que no le dimuchas vueltas. 

- Entiendo. ¿Sabe a qué se deben las convulsiones?- preguntó la otra chica, el tal "Señor Aguirre". 

- Las convulsiones suelen ocasionarse por varias causas, pero la más probable es por traumatismocraneal. 

- ¿Traumatismo craneal?-repitió el "Señor Aguirre" con preocupación. 

- Sí, ocurrió tras el accidente. Por suerte, aún está a tiempo y podemos operarla, aunque estáinconsciente...-le dijo la otra chica dubitativa. 

- Sí, sí, hagan lo que tengan que hacer. 

Intenté seguir escuchando, pero Carolina me tocó del brazo y me comentó algo acerca de la película. 

Luego miré hacia atrás y descubrí que en realidad no había nadie detrás de nosotras. Estabaasustada. ¿Había vuelto a tener alucinaciones? Hacía mucho tiempo que no tomaba medicamentos,así que era poco probable que fueran efectos de éstos. 

SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora