We are the world
We are the children
We are the ones who make a brighter day
So let's start giving
Abrí los ojos con mucho esfuerzo y bostecé. Estiré la mano hacia la mesilla para apagar la alarma.Una vez levantada, busqué la ropa que me iba a poner y el móvil, y me dirigí hacia el baño mientrasbostezaba continuamente. La ducha y la música me ayudaron a despertarme.
Cuando salí, me fui a la cocina a desayunar. Allí se encontraban mi madre y mi hermano desayunando. Ambos mesaludaron y yo devolví el saludo haciendo un gesto con la mano.
Al igual que yo, Damián tenía la piel oscura y el pelo rizado, sólo que yo lo tenía más largo que él ycortado al estilo afroamericano. Él, sin embargo, tenía el pelo rapado y no era más que pelusa.Ambos teníamos la frente ancha y nariz corta y ancha. Él tenía las manos anchas con dedos cortos ycon las uñas en perfecto estado. Yo, sin embargo, tenía las manos más pequeñas y dedos finos, perolas uñas estaban hechas un asco porque solía mordérmelas cuando estaba estresada.
Desayunamos rápidamente y mi hermano y yo salimos de casa para dirigirnos a la parada delautobús. Allí, en la parada, nos encontramos con Natalia, una amiga de clase. Sí, resulta que mihermano mayor y yo íbamos a la misma clase porque, Damián, como era disléxico, había tenido querepetir el año. Pero la verdad no estaba mal, así podíamos ayudarnos uno al otro con los deberes ynos tuvimos el uno al otro cuando no conocíamos a nadie.
Natalia era una chica bajita, más baja que yo, de piel blanca y cabello corto y ondulado. Tenía losojos de color marrón oscuro y nariz pequeña. Su padre era de Armenia y su madre venezolana, asíque tenía rasgos de ambos países.
Saludamos a Natalia con la mano. Ella nos devolvió el saludo y nos sonrió al vernos.
- ¿Qué tal?
Ella me contestó haciendo unos gestos con las manos. Sí, me hablaba en lengua de signos porqueera sordomuda. Nosotros, sin embargo, le contestábamos hablando, ya que podía leernos los labios.
La conocíamos desde hacía muchos años. Al principio nos era imposible comunicarnos con elladebido a su discapacidad; pero, a decir verdad, era muy divertido. Cada vez que intentaba decirnosalgo nos echábamos unas risas al intentar adivinarlo. Con el tiempo nos fue enseñando y así,aprendimos la lengua de signos.
<< Bien, con ganas de terminar el día>> me contestó. Yo reí.
- Pues acaba de empezar...- le contesté divertida. Ella hizo un gesto con la mano como diciendo "Nome lo recuerdes".
Unos segundos más tarde, apareció el autobús. Después de subir, el autobús cerró las puertas y sepuso en marcha. Nosotras buscamos un asiento libre al fondo y nos sentamos allí.
<< Hoy tengo una competición de ajedrez y estoy muy emocionada>> nos explicó.
- ¿Ah, sí? ¿Dónde compites?- preguntó Damián.
<< En el parque que hay al frente del ayuntamiento. Es una competición al aire libre. >> nos explicó.Seguimos hablando hasta que llegamos a la parada. Damián, Natalia y yo nos bajamos ycomenzamos a caminar hacia el colegio, que se encontraba a diez minutos. Como los tres éramos dela misma clase, nos adentramos en el edificio y nos dirigimos hacia el mismo lugar. Allí, en la clase,había gente ya. Nos sentamos en nuestros respectivos sitios y comenzamos a hablar entre nosotrasmientras esperábamos al profesor.
Unos minutos más tarde comenzaron a entrar más personas a la clase; y, detrás de ellas, apareció elprofesor de matemáticas.
- Buenos días. Hoy teníamos ejercicios para corregir, ¿Los habéis hecho?- unos pocos alumnoscontestaron "sí", el resto nos quedamos callados. -Bien, pues comenzaremos con esta fila. -elprofesor señaló la fila que se encontraba al lado de la ventana.- Venga, Marcos, sal a la pizarra acorregir el ejercicio 7 de la página 45.
Marcos hizo lo que le pidió, salió a la pizarra con su cuaderno y comenzó a copiar el primer ejercicioy su resultado. Luego, la chica que iba detrás de él hizo lo mismo y así continuamos hasta quecorregimos todos los ejercicios. El profesor observaba para comprobar si estaban bien y, si no loestaban, pedía al alumno o alumna que lo volviera a hacer. El resto, mientras, íbamos copiando losresultados correctos en nuestros respectivos cuadernos.
************
Seis horas más tarde, terminamos las clases. Natalia, Damián y yo salimos y caminamospor el pasillo para salir del colegio. Una vez fuera, las tres nos dirigimos hacia la parada de bus.El autobús no tardó casi nada en llegar: de haber tardado más, lo habríamos perdido. Por suerte, nofue así. En caso contrario, hubiéramos tenido que esperar casi una hora para coger el siguiente.
Toqué el hombro de Natalia para llamar su atención, y ésta me miró:
- Entonces, ¿Tu competición es a las seis? -le pregunté. Ella asintió con la cabeza.- De acuerdo. Puedeque vaya. Si he terminado los deberes para entonces, vamos a verte. ¿Verdad, Damián? - miré a mihermano. Éste asintió con la cabeza varias veces, emocionado.
- Por mí perfecto. -contestó él. Natalia nos miró emocionada y agradecida.
<< Perfecto, si no, tampoco pasa nada. Pero estaría guay vernos un rato. >>
- No te preocupes. Eso sí, no sé cuánto tardáis en las competiciones de ajedrez, pero nosotrostenemos que ir a un cumple de una de hockey a las seis...- le comenté.
<< ¡Oh! No te preocupes. Por mí con que os paséis un rato estaría agradecida. Pero eso, no os sintáiscomprometidos ni nada. >> nos contestó.
- Comprometidos no nos sentimos para nada. Sólo queremos animarte un poco. Además, a lo mejorentiendo algo del ajedrez. -Natalia rio divertida.
Seguimos hablando hasta llegar a la parada. Bajamos del autobús y, después de despedirnos, Nataliase fue en una dirección y mi hermano y yo en la otra.Nada más llegar a casa, comí un poco de fruta para renovar energías y Damián y yo fuimos directoshacia mi cuarto para hacer los deberes.

ESTÁS LEYENDO
Susurros
Misterio / SuspensoDe repente, escuché unos susurros en el pasillo. Mire en esa dirección, pero no había nadie. "Oriana, cariño. Te echamos de menos." Reconocí la voz de mi madre. Abrí los ojos con terror. "Ven con nosotros, hija." Ésta vez fue la voz de mi padre. "T...