Cuando eramos niños, Jack y yo nos mirábamos a los ojos y nos decíamos que eramos el primer y único amor del otro. Saber que, de hecho así era, no había palabras capaces de describir lo que sentía.
Aquel dia, Jack había prometido cuidarme, y al dia de hoy lo sigue haciendo. Solo hay que ver como me ayudó a parecer consiente cuando llegamos a la casa. La marihuana siempre tenía ese efecto en mi, sentía cada parte de mi cuerpo relajada, de repente era consiente de cada uno de mis dedos y de cada diente en mi boca; si el porro me pegaba mal, se me adormecían los labios y comenzaba a llorar sin parar. En cambio, cuando todo estaba bien —como aquel dia— mi cuerpo dejaba toda la tensión de lado, me volvía una persona somnolienta, relajada, inconsciente de donde, cuando o con quien estaba, eso me hacia aun mas feliz, no había nada que me arruinase la felicidad si no era consiente de la realidad que me rodeaba.
Jack se sorprendió al enterarse sobre mi consumo de drogas, pero yo estaba bien, no era ninguna adicta, jamás había consumido algo que no fuese marihuana. Pero la verdadera preocupación de Jack era la misma que la mía, el porque había comenzado a hacerlo. Yo no conocía la respuesta a esa pregunta, y esperaba que él no la formulase.
Jack y yo nos conocíamos a la perfección; él sabía que preguntas estaba lista para responder y cuáles no. Yo sabía lo que pasaba por su cabeza en ese instante: la pregunta prohibida.
—Ya. Pregúntame — dije con un suspiro, mientras él me ayuda con mi pijama.
No me miró al formular la incógnita que daba vueltas por su mente.
—¿Por qué lo haces?¿Qué es tan malo como para que quieras estar inconsciente?
Conocia la respuesta de ambas preguntas o no, no tenía esa certeza, pero sabía que él necesitaba una respuesta para poder dormir en paz.
—He vivido mucho estrés. La primera vez que me relaje en años fue cuando unos amigos estaban fumando y me ofrecieron probar... Después solo comencé a consumir yo también...
—¿Estrés? —formulo aún sin mirarme.
—Peleas, familia, problemas en general. Cosas que en el momento crees que no te afectan, pero luego tú cuerpo y alma te pasan factura.
Termine de acomodarme para dormir y lo mire a los ojos.
—Dormiré contigo.
—¿Eh?
—Que dormiré contigo, en tu habitación, me duele la espalda por dormir en el piso con las cosas de tu hermana debajo del colchón.
Comencé a caminar en silencio hacia el cuarto de Jack con él detrás de mi.
Cuando entré en su alcoba el olor me mareó. Jack olía tan bien como aquella habitación.
—¿De qué lado duermes?— preguntó
Sin pensarlo dos veces me metí del lado izquierdo de la cama. Él se recostó del otro lado dándome la espalda.
—Buenas noches, Oliv.
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Noches De Verano
Genç KurguVacaciones, el momento ideal para organizar un viaje con amigos, escapar a fiestas cada noche, pasar días enteros en una playa paradisíaca... Pero no, eso no fue lo que ocurrió. A Olivia le arruinaron el viaje de sus sueños, un viaje que ya había pa...