11: REENCUENTRO

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26 de junio del 2020
Maranello, Italia.
Zara Bianco

Estoy sentada en mi escritorio mirando a Charles sin poder decirle nada porque su pregunta, su reacción, el momento, todo me tomo totalmente por sorpresa.
¿Qué habían sido esas dos preguntas?

Mientras lo miraba en mi mente solo se repetían esas palabras ¿Quién es Paulo? ¿Por que yo no se de él?

¿Acaso Charles Leclerc tenía que saber de mi "ex novio"?

Cuando soy capaz de volver al mundo e intentar decir algo vi que el ya no estaba en la puerta, obvio habré demorado como mil minutos viajando en mis pensamientos.

No puedo quedarme en ese viaje de pensamientos, tengo que volver a trabajar y terminar el papeleo para el viaje, tengo que concentrarme.

Sí. Era la idea hasta que escribe Paulo en una ficha médica sin darme cuenta.

No puede ser. No puede ser. No puede ser y no pienso dejar de repetirlo ¿por qué me quede pensando tanto en aquello? Quizás fueron preguntas super random que decidió hacerlas ahí.

Mentira, su voz no decía lo mismo. Pero tampoco conocía esa voz de el, esa forma en que escupió aquellas dos preguntas, su tono de voz, su forma de decirlo.

Vuelvo a la realidad cuando me suena el celular con un mensaje del hospital.
Y lindo el mensaje eh, tenía que ir por una guardia porque parece que hubo un mal entendido entre el personal médico.

Respiro profundo, porque se que seguro esto no es algo de un día, seguro me pasaría como 3 días en el hospital, la pandemia nos jugo tan en contra, toda aquella organización impecable que siempre hubo se perdió. Y así estamos, una llamada por una guardia de 24 horas que posiblemente se extienda a 72 horas.

¿En que momento iré a darle esa explicación a Charles? Explicación que no tiene porque tenerla, ni porque pedirle pero yo si sin embargo quiero contarle.

30 de junio del 2020
Maranello, Italia.
Zara Bianco

Dicho y hecho, ¿no?
Estoy manejando desde el hospital a mi casa como si fuese un piloto de F1, corriendo porque siempre ando atrasada.
Me había pasado el fin de semana entero en el hospital, estaba cansada, tenía sueño, hambre, solo quería acostarme y dormir 10 horas. Pero no, tenía que arreglar la maleta porque el avión que contrato la Scuderia para todo el equipo saldría a fines de esta tarde.

Llegar a casa y ver aquella maleta roja con el símbolo de la Scuderia hizo que me estremeciera.

ERA EL DÍA DE IR A MI PRIMER GRAN PREMIO.

Se que todo el cansancio y lo demás se va a quedar opacado en el momento que me reúna con el equipo y ellos me contagien la ansiedad enorme que se esta manejando.

Pero había algo que tenía en mi cabeza. Hablar con Leclerc, no sabía de el desde aquella escena en mi oficina. No quise escribirle porque claramente no sabía que, no pensaba contarle nada por mensajes, odio eso.

Si nos debíamos una conversación, pero tendría un avión repleto de personas vestidas de rojo de pies a cabeza y no sería ese el momento de sentarme a hablar con el. Así que mi modo, a esperar.




30 de junio del 2020
Maranello, Italia.
Charles Leclerc

Estoy completamente feliz, estoy a menos de una hora de tomar un avión con todo el equipo con destino a el primer premio de la temporada. Pensamos que nunca íbamos a llegar a este día este año y mírenos, aquí estamos.
Pero hoy tendría que volver a ver a Zara, ¿me entusiasmaba? Si lógico, se hizo indispensable para mi pero hace días no hablo con ella, no se ni que habrá pensado sobre aquellas preguntas que le hice. Espero que no se las haya tomado a mal.
El reencuentro más esperado porque estar sin hablar con ella por 3 días fue demasiado para mi.

Con Andrea realizamos un chequeo rápido para ver si teníamos todo lo que necesitaríamos para el viaje, lo único que faltaba eran las cuerdas para saltar y ya podríamos partir.

Decidimos ir en Uber así no molestaríamos a nadie para que luego fuese a buscar el auto, el camino era corto pero yo estaba tan nervioso que sentí que fue larguísimo. Varios habían avisado en el grupo que ya iban en camino o había llegado pero 0 señales de Zara.

Apenas llegar se notaba el entusiasmo, se contagiaba y solo se veían ojos achinados debido a las sonrisas tapadas por los tapabocas. Muchos golpes de puños en forma de saludos y algún que otro abrazo super rápido y la vi a lo lejos, allí estaba ella repartiendo más tapabocas, y claramente teniendo toda la situación controlada, como a ella le gusta.

Supongo que sintió mi mirada fija hacía ella porque se puso a mirar a todos lados hasta que se encontraron nuestros ojos. Tímidamente veo que levanta su mano para saludarme y yo se lo devuelvo exactamente de la misma forma.

Camino hacia ella dejando mi maleta atrás, jugando con la enorme posibilidad de que luego la pierda entre tantas iguales.

Al ir acercándome a ella podía sentir su aroma, admito que me deja bobo.

Charles - Hola Zara Bianco. - Me acerco a ella, me saco mi tapabocas para darle un beso en la mejilla y antes de que pueda reaccionar tiro el de ella hacía abajo para poder hacerlo bien.

Zara - Hola Charles Leclerc. - Sus palabras salían con tanta calma haciéndome olvidar el total coloron que tenía ella en ese momento.

Cuando quise decirle algo me agarro la mano, para evitar que hable, me miro muy seria y acto seguido hablo con la mismísima seriedad que su cara tenía

Zara - Si, debemos hablar. Pero aquí no podemos, ¿verdad? - Desconocía como ella sabía exactamente lo que quería decirle pero estaba en lo cierto.

Charles - Es verdad si, ¿Cuándo aterricemos? ¿Cenamos?

Zara - Cenamos entonces Leclerc.

Sus palabras me dejaron tranquilo, claramente ella no estaba enojada con mi actitud de aquel día que era lo que me preocupaba. No sabía que información podría llegar a obtener cuando hablemos, o si realmente quería esa información, pero si va a suceder.

A la hora ya habíamos abordado todos, tenía a Zara en la fila de atrás, la habían puesto en primera clase ya que poco había dormido con el fin de semana de locos que tuvo en el hospital.
Apenas despegamos y me paro para ver si necesita algo porque por mas tranquila que la notase cuando estuvimos hablando tenía cara de estar agotada y sus ojeras bien marcadas confirmaban lo que a simple vista veíamos.

Charles - Hora de descansar señorita. - Le quito la computadora que recién había prendido. - En el vuelo no se trabaja.

Zara - Pero y eso quien lo dice? - Cruza sus brazos y me mira haciendo cara de bebe, casi igual a la cara angelical que pone el gato con botas de sherk.

Charles - Lo digo yo. - Le doy una sonrisa amable y un poco egocéntrica. - Puedes usar mi hombro como almohada. Pero vas a dormir.

Ella no dijo nada porque si quería dormir, no pasaron mas de 10 minutos que Zara se había dormido profundamente a mi lado.

Estoy contento, estamos yendo al primer GP, por fin voy a poder volver a subirme al auto, ver a todos los chicos, vivir un fin de semana de carrera y compartirlo con Zara. Todo era genial.

COMO SI EL DESTINO QUISIESE. Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora