CAP8

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Sábado amaneció con un clima frío, lo cual me hace agradecer el haber elegido una cafetería que queda a un par de cuadras de mi casa.
Las yemas de mis dedos golpea la superficie de la mesa cada dos minutos que las siento interminables, y cada otros cinco minutos, miro hacia la puerta de la cafetería para ver si mi cita se digna en aparecer, ya lleva media hora retrasado y eso no hace más que incrementar mi nerviosismo, genial. Anoche le mandé un mensaje al tal Jungkook citándolo a este lugar, no fue nada fácil convencer a mi madre de que me dejara hacer esto solo, ella ignora el hecho de que Jungkook y yo somos dos completos desconocidos, mas bien se hizo a la idea de que el padre de mi hijo es un novio mío de la universidad. No la saqué de su error, no supe como hacerlo y tampoco encontré la manera correcta de explicarle que su único hijo, echó un polvo estando completamente ebrio con un tipo que conoció en un club y a causa de eso, quedó embarazado.

Por otro lado está el tema de Jungkook y las mil y un preguntas que me hago sobre él, preguntas que me obligo a hacer a un lado en cuanto lo veo ingresar al local. 

–¿Jimin? – con una sonrisa que a primera vista me resulta muy tierna, se para frente a mi – eres el único rubio aquí y con sudadera rosa, asumo que eres tú.

Yo asiento.

–Hola, si, soy yo – me maldigo internamente por lucir tan nervioso – toma asiento – lo invito y él lo hace – ¿Deseas algo de beber? Puedo llamar al mesero.

–No tranquilo, así estoy bien, me quiero disculpar por la tardanza, no estuvo fácil ubicar el lugar.

–No te preocupes, no llevaba mucho tiempo esperando – miento.

–De todas maneras me disculpo – asiento aceptando sus disculpas y por unos segundos me quedo detallando su rostro, con la ausencia del efecto del alcohol hasta luce más joven, sus cejas son medio pobladas y sus ojos son negros aunque la forma que tienen lo hace lucir tierno, parece un cervatillo, sus labios son delgados y… – ¿Jimin?

Pestañeo varias veces antes de enfocar mi mirada a su rostro, él me mira con curiosidad y expectante, como si una respuesta esperara de mi parte.

–¿Entonces? – habla y yo no se de que me perdí.

–¿Qué?

–Te pregunté que a qué se debía esta grata invitación. Digo, después de esa noche pensé que no nos volveríamos a ver y más considerando que ni te despediste de mi, pero me sorprendió tu mensaje y tu determinación en citarme a este lugar, entonces no dudé en venir.

Asiento, yo también planeaba nunca más volverlo a ver. Suspiro, me armo de valor y suelto la sopa.

–Estoy embarazado – me reprendo por mi falta de tacto, pero los rodeos no van conmigo o por lo menos está empezando a ser así. Él me mira confundido – y tú eres el padre – prosigo, él sigue sin decir nada, solo me mira por lo que decido seguir – y si tomé la decisión de decírtelo es porque voy a continuar con mi embarazo y porque estoy seguro de que tú eres el padre, aunque en nuestra situación comprendo que tengas tus dudas, estás en todo tu derecho de esclarecerlas cuando mi bebé nazca si es que te piensas hacer responsable de él o ella, pero si no quieres saber nada, tranquilo, cuento con el apoyo de las personas que amo, no te voy a obligar a ser algo que no quieres, pero mi consciencia estará limpia porque yo te lo estoy diciendo y no le estoy quitando a mi bebé la posibilidad de tener un padre cuando pude hacerlo ocultándote esto. Ahora depende de ti la decisión que quieras tomar.

Lo suelto todo, ignorando su expresión de desconcierto, confusión, sorpresa… miedo.

–Carajo – lo escucho maldecir, sus manos cubren su rostro y bufa exasperado – mis padres me van a matar – masculla.

Frunzo mi ceño confundido.

–¿Tus padres? Ellos pueden entenderlo y…

–No creo que les haga gracia que el hijo al cual consideran un mocoso les llegue con el chistecito de que serán abuelos.

Me pongo alerta y una pregunta se formula en la punta de mi lengua y la suelto antes de poder evitarla.

–¿Qué edad tienes?

–Diecisiete.

Esto debe ser una broma, me río para hacerle ver que si me hizo gracia su chiste.

–Anda, deja de bromear.

–Tengo diecisiete – la seguridad en su voz me informa que no miente.

–Ok, vale – trato de mantener la compostura – esto no me está pasando a mi – rio nervioso – ¡estoy embarazado y el padre de mi bebé es un niño! – susurro indignado.

–No soy un niño – él se defiende.

—¡Lo eres para mi!

–Baja la voz, estás llamando la atención.

Miro a todos lados y lo último que ahora me interesa son las personas a nuestro alrededor.

–¡Pues me importa un comino, no todos los días te enteras que un niño de diecisiete te dejó embarazado! ¿Y qué coño hacías tú en un club?

Él enarca sus cejas dándome a entender lo obvio.

Malditos clubes infractores.

– Deja de repetir que soy un niño, tengo diecisiete.

–¡Pues debería ser un delito no aparentar la edad que tienes, oh genial, hasta podríamos ser compañeros de celda porque como tus padres se enteren de esto, me meterán preso por pedófilo! – ¡rayos! vaya lío en el que me metí – ¿Crees que me resten condena si consideran que estuve borracho? Ay Dios, no puedo creer que violé a alguien – cubro mi rostro y reprimo mis ganas de gritar de frustración.

–Oye, no me violaste, habré estado borracho pero recuerdo perfectamente como lo disfrutaste, yo también lo disfruté y mucho.

¿Qué más da si me aplican cargos por homicidio también? Porque como no se calla y deja de poner esas imágenes en mi cabeza, lo mato.

– Además mis padres no harán nada si se los explico…

Alto ahí.

–No,no,no – lo interrumpo – tú no vas a explicar nada.

–¿Entonces qué quieres que haga?

–Que te vayas de aquí, eso, que te vayas y te olvides de todo lo que te dije.

Nos miramos por un par de minutos en completo silencio, hasta que él se incorpora y da un par de pasos hacia la salida, pero se detiene y regresa nuevamente frente a mi.

–¿Sabes como puedo llegar a la avenida principal?

–Pues activa el GPS de tu coche – no lo miro.

–No tengo coche.

Solo entonces lo hago.

–¿Y el de la otra vez? – le pregunto aún cuando ya creo saber la respuesta.

–Era el de mi hermano.

Genial, estupendo… ¡Yo lo mato!

–Todo derecho – le indico y cuento mentalmente para tranquilizarme.

–Gracias, pronto sabrás de mi decisión Jimin, hasta entonces.






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Hola, hola, ya llegué.

Pollito está muy molesto, ay el Kookie, no lo juzguen, el solo quería parecer mayor😂.

"PAPÁ EN PAÑALES" (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora