CAP1

11.8K 839 67
                                    

El bullicio que la gente provoca llega a mis oídos haciéndome esbozar una mueca de total disgusto, y como si con eso no tuviera suficiente, pronto los empujones también forman parte de las cosas que me están irritando justo en este momento. ¡Santa mierda! Solo estamos a un par de metros de por fin lograr ingresar al club este que Rose se las arregló para arrastrarme.
Quiero largarme, juro que quiero hacerlo, pero entonces veo su cara entristecida y sus ojos grandes que me miran suplicante, suspiro resignado. La odio.

Y cuando tomo por hecho que ya nada puede hacer que me enfade mas de lo que estoy, un grupo de chicos ingresan al club sin siquiera hacer la méndiga cola, mofándose en nuestras caras y restregándonos sus fajos de billetes en nuestras narices. ¡A no! ¡¿Pero que se han creído?! Esta vez poco me importa el nuevo bullicio que se arma, es mas, soy parte de los protestantes.

Después de sudar la gota gorda y casi quedar afónico, por fin logramos ingresar al Club, que de hecho, jamás pienso volver a visitar, ¡me la pelan desgraciados!

— Estuviste genial Mimi, nunca te había escuchado gritar así — Rose comenta mientras ambos nos hacemos pase entre la multitud para llegar a la barra y pedir nuestras bebidas, ¡Alcohol es lo que ahora necesito! Literalmente tengo la garganta seca.

— La suerte corre de tu lado — le guiño el ojo y ambos sonreímos ocupando el espacio libre en la barra, le hago una señal al barman y en seguida se acerca a nosotros.

— ¿Qué van a ordenar hermosuras? — nos pregunta con aquella sonrisa moja bragas que solo ellos saben dar.

— Por ahora algo suave — pido bajo la desaprobatoria mirada de mi mejor amiga, pero la ignoro totalmente.

Minutos después dos cócteles con fruta picada es puesta frente a nosotros, y tras tomárnosla de un trago, pedimos algo mas fuerte.

La canción del lugar es buena, por lo que después de nuestro quinto vaso de vodka Rose y yo nos dirigimos a la pista, nuestros espectáculos jamás pasan desapercibido de las personas y esta no es la excepción, montamos nuestro show adueñándonos de lujuriosas miradas de nuestros espectadores, los silbidos y el bullicio van en aumento con cada sensual movimiento ejecutados por nuestros cuerpos.

Reímos como un par de locos.

Después de la tercera canción decidimos volver a nuestro lugar y volvemos a ordenar otra ronda, pero es cuando una copa de colores exóticos, decorado con una sombrilla y hoja de cereza entra en mi campo de visión.

Le cuestiono al barman con la mirada y este solo señala hacia un grupo de chicos a unos metros de nosotros, mis ojos de inmediato captan al responsable, quien en ningún momento a dejado de mirarme.

Con una sonrisa coqueta tirando de las comisuras de mis labios, bebo de la copa y con ello acabo de aceptar lo que sea que ese apuesto chico, aparentemente de mi edad, está dispuesto a ofrecerme lo que resta de la noche.

— Uy, nuevo record — comenta Rose a mi lado refiriéndose al tiempo que me llevó llamar la atención de alguien — ve con todo tigre grrrr.

Le sonrío y bebo un último trago de mi bebida para después caminar hacia él.

En ningún momento aparta la mirada de mis ojos, lo suyos son tan oscuros como la noche, lo se porque son escasos los centímetros que separa nuestros cuerpos.

— Gracias por la bebida — le digo quitándole el vaso de vodka que él sostenía, y ante su atenta mirada me lo bebo de un trago. Él sonríe ladino quitándome el aliento de inmediato, ¡Pero que guapo es! Sin lugar a duda hoy me la pone.

— ¿Bailamos? — me invita y yo no soy nadie para negarme, cojo su mano extendida en espera de la mía y juntos nos dirigimos hacia la pista.

No me preocupo por Rose, y cuando a lo lejos la veo irse con alguien hacia los baños, asumo que ya encontró con quien pasarla bien.

Ahora solo me dedicaré a disfrutar mi último día de libertad antes de convertirme en un universitario estresado por tantas tareas. 

Y es lo que hago, mi acompañante es alguien que promete y nos dedicamos a divertirnos, me dice su nombre y yo le digo el mío. Nuestros cuerpos casi inestables por el alcohol se mueven al ritmo de la canción, sus grandes manos apresan mis caderas y terminamos restregándonos, provocándonos, sonriéndonos cómplices, y cuando la canción por fin termina, es cuando regresamos a su mesa y compartimos una amena charla que termina en un intercambio de números. Lo común.

Después de dos pares de rondas mas ya no recuerdo ni mi nombre, río por todo ya que todo me resulta cómico, él no se encuentra tan diferente a mi, ambos estamos borrachos, quizás demasiado que no somos consientes cuando empezamos a caminar hacia la salida, yo no lo detengo cuando me arrastra hacia el parking y menos cuando juntos nos metemos a lo que supongo es su coche, nuestros cuerpos exigen ser tocados y nuestros deseos saciados, él me besa y yo correspondo, nuestras pieles queman como el infierno y lo único que queremos es hundirnos mas en el, en busca del centro y arder allí, no son caricias lo que estremece mi cuerpo, son toques precisos de alguien que sabe donde y en que momento tocar, para este punto ya me encuentro gimiendo entre sus brazos y él entre mis piernas brindándome placer. El momento en el que nuestras ropas dejaron de ser un estorbo, no lo recuerdo y tampoco pienso en eso, solo soy capaz de disfrutar de sentirlo dentro de mi, saciándonos, no pensamos en nada mas que en apagar la llama que nosotros mismos nos encargamos de crear, y quizás ese fue nuestro primer error.  

Se que es de día porque la reluciente luz del sol quema justo en mis ojos, intento abrirlos y maldecir por todo lo alto, pero un dolor fuerte en mi cabeza hace que me quede quieto, intento mover mi cuerpo pero un peso sobre este me lo impide, frunzo mi ceño y es cuando por fin abro mis ojos y caigo en cuenta de todo.

Lo principal, ya amaneció y yo no estoy en mi casa. Estoy en el asiento trasero de un coche.

Vaya regañada que me acabo de ganar y sin mucho esfuerzo.

Aunque el dolor en mi cuerpo y allí abajo me hace reconsiderar eso de “sin mucho esfuerzo” quizás si me esforcé.

Como sea, no forma parte de mi plan quedarme a averiguarlo, por lo que con un poco de esfuerzo hago que sus brazos dejen de abrazarme y me levanto del estrecho lugar, busco mi ropa y me visto lo mas rápido que puedo.

Ya listo me dispongo a salir, pero me detengo unos segundos al escuchar que mi acompañante se remueve sobre el asiento de su coche, suelto un suspiro de alivio cuando veo que se duerme otra vez, él es muy apuesto de eso no hay duda, pero solo hasta estos momentos caigo en cuenta de algo que no me enteré por tener demasiado alcohol nublándome el cerebro. Definitivamente algo no cuadra cuando detallo su rostro joven, aparentando menos edad de lo que yo suponía que tenía, pero me tranquilizo cuando miro el resto de su anatomía, es alto y tiene un físico trabajado. Como sea, me convenzo que su rostro apacible es debido a que se encuentra dormido y salgo de allí para dirigirme hacia mi casa.



👼👼👼👼👼👼👼👼

Nueva historia, seré honesta lo publico nada mas porque no puedo seguir guardándolo en mis borradores, será un poco distinto a lo que suelo escribir asi que espero les guste.

"PAPÁ EN PAÑALES" (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora