Nɪᴄᴏ XV

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Les estaban partiendo hasta el alma. Si bien ellos eran cuatro semidioses, tres de ellos hijos de los Grandes, también estaban en las Tierras Antiguas y eso significaba que las criaturas tenían un poder mayor. A demás, estaba la cuestión del problema en el Inframundo, el cuál no ayudaba a que los monstruos se murieran más rápido.

Una Empusa y una Dracanae. Aún no se explicaba cómo es que no las habían notado antes cuando se las toparon de frente al salir de aquel bar. Eso era una de las cosas por las que odiaba esas Tierras, eran más de ayuda para las bestias que para los semidioses.

Percy y Will peleaban con la Empusa. Will tenía una espada de bronce celestial, regalo de Leo y Jackson tenía a su fiel Contracorriente.

Él y Jason estaban siendo apaleados por la Dracanae, quién no paraba de reír y hacerle ojitos al rubio.

—Vamosss, niño, sssolo una mordidita —decía tratando de atraparlo. —Para ser un sssemi-idiota no huelesss nada mal.

A lo largo de los años, Nico había aprendido muchas cosas sobre las sombras y el Inframundo, por lo que, cuando fue necesario, pudo "invocar" su espada. Era algo muy útil poder hacerlo de esa manera, ya que no debía llevarla encima todo el tiempo y no sería peligroso con una hija.

—Ya me está aburriendo, ¿A ti no? —pudo decir Jason entre jadeos, mientras se limpiaba la sangre que le escurría del pómulo derecho con la mano.

—Estoy tentado a dejar que me mate con tal de no seguir escuchando lo que dice —la mujer serpiente les miró de mal modo, al parecer, ya no era tan divertido. En el fondo continuaba escuchando la pelea de los otros semidioses, lo que le aliviaba un poco, pues estaban lo suficiente bien como para seguir dando batalla.
Debían darse prisa, pronto amanecería y entonces todo sería más complicado. Necesitaban entrar al museo cuando antes.

—Bassstardo de Hades, ya quiero ver la cara de tu padre cuando te mate. Aunque... tal vez no viva lo sssuficiente. —se burló la mujer.

Nico se paralizó el tiempo suficiente para que la cola de la bestia lo golpeara en el costado, logrando robarle el aliento. El hecho de que mencionara a su padre, solo lograba corroborar sus peores temores: su sueño era real.
Se sintió desesperado por un momento, ya que no quedaba mucho tiempo. En eso cavilaba, cuando escuchó un grito de dolor, seguido de un golpe seco.
Buscó con la mirada y vio a la Empusa deshaciéndose en un charco y Percy con la espada en alto.
La mujer serpiente gruñó de furia y se le fue encima al italiano, pero no llegó tan lejos, ya que Will y Jason golpearon al mismo tiempo, tomándola por sorpresa y acabando con ella.

Todo quedó en silencio.

—¿Estás bien? —Nico no supo a quién le preguntaba Percy. Su mente estaba en otro lado, en las profundidades de una caverna, junto a una vasija misteriosa y ese sentimiento de desesperanza...

—Nico —dio un brinco al sentir una mano sobre su hombro. Era Jason, quién lo miraba con los ojos llenos de preocupación —. Casi amanece, será mejor darnos prisa.

Si el hijo de Júpiter quería decir otra cosa, se contuvo, porque sólo le tendió una mano para ayudarlo a poner en pie y luego avanzaron juntos hasta las puertas del museo.
Entrar fue sencillo, ahora solo les quedaba esquivar a los guardias y llegar hasta la sección que les interesaba. El altar de Zeus era una réplica como bien había dicho Annabeth, pero estaba casi seguro que había algo ahí para ellos, solo tenía que adivinar qué.
¿Cómo es que este lugar estaba ligado con la extraña cueva en donde estaba su padre? ¿Les mostraría un indicio sobre a qué se enfrentaban?
Sacudió la cabeza tratando de enfocar su atención al presente, ya que un solo error podría costarles caro.

Iᴛ·s ʙᴇᴄᴀᴜsᴇ ᴏғ ᴀ ᴘʀᴏᴍɪsᴇ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora