Wɪʟʟ X

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Ok, la conversación con su padre no había salido como él esperaba. Le había dejado con más dudas de las que tenía, pero el sacarle una palabra más fue imposible.
No sabía porqué creyó que le ayudaría.

Estaba molesto y no pasó desapercibido para Thomas, quien lo abordó después de la cena. Tomó asiento en el sofá pequeño que estaba junto a donde él se encontraba tratando de ver las noticias, pero lo cierto era que no estaba prestando atención.

—¿Qué sucede, Will? —su voz estaba llena de preocupación y eso le hizo sentir muy mal — Desde hace un tiempo estás... distraído.

Sabía que tarde o temprano Tom iba a notar el cambio en él, pero ¿qué iba a decirle?

"—¿Recuerdas cuándo nos conocimos? Yo estaba hecho una mierda por un chico que se fue sin más. Bueno, es Nico, y ahora tengo un revoltijo de sentimientos, pero no es nada. ¿Qué tal estuvo tu día?"

Decidió que contaría la verdad a medias. Suspiró cansado y apagó al fin el televisor para dejar de pretender que lo veía. Necesitaba poder desahogarse con alguien al menos un poco, porque sino, sentía que iba a volverse loco.

—Discutí con un amigo —Comenzó —. Sé que la está pasando mal y no me deja ayudarlo. Es más, estoy seguro que nadie podrá hacerlo, es tan... necio. —Thomas se encontraba en silencio, esperando a que se desahogara para poder agregar su opinión al asunto—. A pesar de todo, quiero que esté bien...

Pasaron varios minutos en silencio, en los cuales, Will sabía que su novio estaba ordenando las palabras que iba a decir a continuación.

—Y ¿tú crees que enojándote con él vas a ayudarlo? —no esperaba que respondiera, por lo que continuó —. Estoy seguro de que él sabe que tus intenciones son buenas y que si te lo pidiera, le ayudarías, pero ¿realmente lo hará? Me refiero a que ¿es de los que piden ayuda o es de aquellos que prefieren ahogarse en silencio para no molestar a otros con sus problemas? —Will se quedó casi con la boca abierta al notar lo bien que estaba dando en el clavo —. Lo qué tal vez deberías hacer es mostrarle que puede contar contigo, no lo presiones. Muchas veces no necesitamos que alguien nos ayude, simplemente queremos sentir que no estamos solos.

Luego de esa conversación, Will pasó varios días pensando en cómo acercarse a Nico. Lo conocía mejor que nadie y sabía que jamás hablaría abiertamente sobre lo que pasaba, pero él podía leer sus expresiones y ver la verdad en sus ojos.
Aprovechó un día con poco trabajo para salir temprano del hospital y buscarlo. La noche de la cena en su casa, Thomas había preguntado por su dirección para pedir un taxi, ahora agradecía que la hubiese anotado en la libreta junto al teléfono.

Estaba un poco lejos, por lo que tomó un taxi que lo llevara. Durante todo el trayecto no dejó de pensar en la excusa que le daría para su repentina visita. Se suponía que estaba más que enojado con el hijo de Hades y que lo que menos quería era verlo sin una razón, pero necesitaba hacerlo. Nico le prometió respuestas y eso era lo que le daría.
El conductor tuvo que llamarlo un par de veces para que se diera cuenta que habían llegado. Apenado, pagó el servicio y bajó. Una vez en la acera, se quedó mirando el edificio frente a sí. Era bastante normal, en un vecindario tranquilo, tal vez demasiado. En ese momento se dio cuenta que si bien había conseguido la dirección, no tenía idea del piso donde el azabache vivía, ni nada. Quizás debía comenzar a tocar puertas para probar suerte. Estaba por entrar al edificio, cuando alguien lo llamó por su nombre. Se quedó estático a media escalera.

—¿Will? ¿Qué haces aquí? —Nico se acercaba por la izquierda, su rostro estaba colorado y perlado de sudor, podía verse claramente que venía de correr por la ropa que llevaba puesta. El rubio trató de no desviar su atención a los brazos marcados que se asomaban por su camiseta sin mangas. —¿Cómo sabes donde vivo? —su mirada era perspicaz —.

Iᴛ·s ʙᴇᴄᴀᴜsᴇ ᴏғ ᴀ ᴘʀᴏᴍɪsᴇ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora