Solo quería escapar de lo que me hacía daño, huir, rehacer mi vida, pero sin querer te encontré a ti.
Soy Ayleth Zareé y mi destino quedó escrito hace siglos atrás.
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Castillo Trux, Rusia
—¡Está colapsado!
—Morirá en minutos si no logramos estabilizarlo.
—Necesitamos una transfusión de sangre ¡Ahora!
En la camilla se encontraba un apuesto joven , quien diría que al terminar el partido de polo el colapsaría y asesinaría a la mitad de los invitados, bueno la otra mitad logró salvarse dado a sus capacidades especiales de correr tan rápido como sus pálidas piernas lo permitiesen.
Nadie sabia que fue lo que lo hizo actuar de esa forma. Ni como parte de la bestia salió a la luz lo único que sabían fue que comenzó con un dolor de cabeza. luego todo se volvió rojo.
Del otro lado de la habitación se encontraban Mowbray y el señor. Este ultimo tenía un aspecto pasivo tan pasivo que nadie sospecharía del increíble torbellino que está arrasando en su interior. Así no es como se supone que esto acabaría. No se supone que él de todos estos inútiles murieran, no, Mowbray prometió, juró, por su vida que él estaría bien. Tenía que estarlo. Él no puede morir no así; no sin siquiera haber logrado comenzar su misión y no sin poder haberla encontrado a ella, la única mujer Alpha que los hombres lobos han llegado a tener y no puede morir sin saber quienes son ellos dos en realidad y el importante papel que desempeñan en su mundo. Un mundo el cual ha estado en guerra desde casi los inicios de los tiempos.
Necesitaban sangre oh y no cualquier sangre, el lo sabía bien. Necesitaban sangre de hombre lobo algo completamente riesgoso dado que al hacerlo se convertiría en un monstruo un monstruo como el anterior a el.
De cualquier modo lo perderían.
Tenía que tomar el riesgo, tenía que salvarlo pero antes de poder liberar a la bestia del castillo la chica necesitaba estar a salvo también. Esa era y siempre será su prioridad.
—Mowbray, llama a los guardianes. Es hora de que se hagan notar.
Mowbray asintió sin decir palabra alguna pero en su alocada mente ya estaba viendo el caos que sucederá al hacerlo, las confusiones y los sentimientos harán de la futura batalla algo catastrófico
Sin una palabra mas el señor se acercó sin dudarlo hacia la camilla y con su desesperación interior no esperó a que la pequeña enfermera le sacase sangre, mordió su muñeca y la puso en la boca de el joven.
—¡Hay que ponerlo en hielo cuanto antes!
Los enfermeros corrieron y lo trasladaron a una bañera ya preparada a rebosar de hielo y una vez dentro lo hundieron hasta el fondo, el shock helado lo haría despertar de alguna forma.
Luchó, pero luchó como un humano lo haría Hasta que la bestia tomó lugar, con un grito brutal, la bestia de ojos negros y colmillos filosos salió a la luz.
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