Rob Irwin no sabía si estaba soñando o si efectivamente estaba muerto, puesto que todo lo que veía era una especie de retrospectiva en tercera persona, dónde podía claramente observar todo lo que acontecía.
Tenía un trauma o algo así, algo que no había hablado con nadie desde su regreso definitivo a Castlebar, semanas antes del accidente.
Además de dedicarse a la pintura allá en Nueva York, Rob Irwin había sido un rockero que había publicado tres discos con una compañía discográfica independiente y le quedaba uno por grabar para que venciera el contrato.
En un principio querían que rescindiera automáticamente por culpa de las malas ventas, pero su novia, quien era la hermana mayor del gerente, había intercedido por él para que no lo echaran antes de tiempo, considerando que ella no quería quedar mal tampoco en su rol de representante de bandas y solistas rock indie. La condición era que debía hacer una producción de trap en vez de una de rock indie, con el fin de poder mejorar en algo los nefastos números que había proporcionado y aquello entristecía enormemente a ambos, ya que atribuían el fracaso comercial del rockero al hecho de que en ese momento la industria discográfica estaba quemando sus últimos cartuchos en la esfera de los negocios millonarios. Según ellos era más eso que una cuestión de calidad artística.
En esos tiempos, físicamente Rob Irwin era el típico estigma del flaco mal alimentado, con un rostro muy fino que justificaba en parte esa tendencia muy suya a no querer perder nunca ninguna apuesta en su vida tomando en cuenta que había jugado mucho tenis también. Su piel era blanca y su pelo era negro, exceptuando por sus delgadas y delineadas patillas, las cuales se iban lentamente degradando hacia el gris en conjunto con una barba diseñada con cierto esmero. Su extrema delgadez le era atribuida a la buena suerte de haber sido beneficiado con la eterna juventud según el escaso circulo social que le iba quedando desde que había migrado y su voz era gruesa y grave por naturaleza.
Todo en él era el estigma de un rockero promedio, salvo por la ausencia de tatuajes, cuestión que permitió consolidar una relación de larga duración con su novia, quien veía eso como una buena señal. Según ella, él no se dejaba llevar por conceptos semánticos tan radicales y eso lo disfrutaba un montón, puesto que odiaba los compromisos eternos hacia causas simbólicas, fuesen las que fuesen.
— Amor mío— Le dijo ella, mientras se echaba crema en las piernas, sentada en la cama tras haber salido recién de la ducha—. Yo no quiero que termines haciendo trap en contra de tu voluntad. Prefiero que no aceptes el trato con la compañía y mucho menos la gestión que te hizo mi hermano.
Rob Irwin había estado con ansiedad durante varios días producto de la propuesta de hacer trap que le habían hecho y después de aquellas fatídicas noches de insomnio al fin tenía una decisión tomada.
— Voy a tener que hacerlo —Dijo él—. Le insististe un montón a tu hermano con la reunión y no me gustaría dejarte mal parada por todo el tiempo que has perdido por mí buscándome oportunidades.
— Me importa una mierda haber perdido mi tiempo con mi hermano o con quien sea. Llevas un montón de días durmiendo mal porque te da pánico hacer esa música de mierda y a mí me preocupa más tu salud mental que los negocios.
Rob Irwin encendió un cigarrillo y luego abrió el ventanal con el fin de renovar un poco el aire.
— No, mujer, lo pensé bien y lo voy a tener que aceptar, es mi obligación. Has hecho demasiado por mí y me gustaría retribuírtelo con algún triunfo. Hasta el momento mis ventas han sido una decepción.
— No lo hagas, mi amor, no es necesario. A mí no me importa tu éxito comercial. Prefiero que hagas tu música con tranquilidad, y que no andes tan estresado por culpa de productores y lame culos y ese mundillo de mierda que lo único que hace es responsabilizarte a ti porque el rock indie ya no es negocio.
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Publicidad Engañosa (Capítulos finales)
RomanceMak Savicevic estaba a punto de colgar sin despedirse y en eso oyó nuevamente la voz de Javo Sczibor: - ¡Winner! - ¿Sí? - Necesito que me ayudes a hacer lo suficiente como para al menos entregar un buen trabajo. El problema que tienes te lo puedo so...