Levántate y pelea

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Rose siguió a Derek al interior de la pequeña ciudad, en aquél lugar se podía notar claramente un aire de gente la cuál no quería vivir más bajo el yugo del régimen.

-Derek, ¿Dónde está la enfermería?- Rose se percato de que no le había agradecido por aquél rescate.

-Es por aquí- Respondió Derek con una evidente alegría al ver que Rose se encontraba preocupada por Matías, Derek se detuvo de tomarla por el brazo ya que él no sabía que había pasado dentro del complejo, después de caminar por el centro de la ciudad cruzando una hermosa fuente de piedra lisa adornada con la bella figura de lo que parecía una diosa sosteniendo una jarra sobre su cabeza.

-¿Quién es ella?- Preguntó Rose aún admirando aquella fuente.

-Ellla era Denisse, fue quién fundó y construyó esta ciudad junto con Matías y otras personas...- Derek se detuvo al notar que las mejillas de la chica se inundaron en lágrimas. -Rose... ¿Estás bien?- Preguntó sin saber si de verdad quería saber la respuesta.

-Sí sólo que había olvidado cómo se veía el rostro de mi madre- Respondió mientras se limpiaba las lágrimas de las mejillas, al terminar de limpiarse tomó el brazo de Derek. -¿Podemos continuar?-

-Claro Rose- Derek comenzó a caminar aún notando el dolor inmenso que sentía Rose al saber que su madre había muerto. -Pero dejó un mensaje para ti o al menos eso me dijo Matías, así que vamos, no hay tiempo que perder- El ambiente se tornó algo pesado gracias a la noticia por lo que ninguno de los dos hizo otro conentario al respecto hasta llegar a la enfermería, el lugar estaba en el centro de un campo enorme, una carpa de color blanco estaba a un par de metros de las más de veinte camas donde trataban a los enfermos o lesionados, ahí mismo estába Matías recostado, su cara estaba llena de gasas pegadas con cinta color melocotón, así mismo su nariz aún tenía rastro de sangre, su cuello presentaba un ligero corte gracias a la presión ejercida por Jhon con el filo del cuchillo, Matías estaba sin camiseta, sus músculos abdominales eran prominentes y presentaban algunas cicatrices que parecían haber sido hechas por una bestia, mientras que sus pectorales y parte de su caja torácica se encontraban cubiertas por unas vendas.

-Gracias por traerme Derek, espero verte pronto- Dijo Rose mientras separaba con ternura y calma su brazo de el del chico.

-No hay problema- Respondió mientras se volteaba y se alejaba lentamente, Rose se aproximo a la cama donde se encontraba el hombre que la había salvado de aquél agónico encierro.

-Hey Matías...- Rose no sabía cómo iniciar el agradecimiento.

-Tranquila pequeña, estoy bien si es lo que te preocupa- Matías tomó un poco de impulso para poder sentarse, aquél hombre aún sentado parecía un gigante ya que Rose había calculado que medía un metro noventa y seis centimetros.

-Bueno, vengo a agradecerte por haberme sacado de ahí, aunque pues no se cómo iniciar- Respondió la joven mientras tomaba asiento junto a él. -Así que... Gracias Matías, empezaba a temer que nunca saldría- Rose bajo la mirada y la clavó en sus piernas, hasta que sintió una mano en su cabeza.

-No te preocupes pequeña, después de todo es que lo que debemos hacer los mayores por el futuro- Matías tosió un poco al terminar esa oración.

-También, ¿puedo preguntar? ¿Qué pasó con mi mamá?- La joven se levantó rápidamente mientras esperaba la respuesta.

-Rose ella murió- Respondió el hombre mientras permanecía cabizbajo.

-No... ¡No es cierto!- Rose se llevo sus manos a la cabeza, aunque sabia que era cierto, ella se negaba a aceptarlo, después de todo cómo fue que la mujer que la había amado y cuidado hubiese muerto, los ojos de la chica parecían cascadas por las lágrimas.

-Lo siento pequeña, yo... Llegué tarde- La voz de Matías pareció quebrarse al escuchar a Rose llorar. -Pero ella me dio algo para ti en sus últimos momentos- Matías busco en sus bolsillos hasta encontrar la pequeña carta, él le extendió el brazo y Rose tomó la carta.

-Para mi amada hija Rose, pequeña si estás leyendo esto significa que fallecí y tú estás con Matías, el te protegerá en Raven Coven, mi niña, se que esta noticia pueder ser abrumadora pero no me fui del todo siempre estaré en tu corazón y por favor si llegas a caer levántate y lucha por tu libertad. Con amor tu madre- un par de lágrimas rodaron por las mejillas de Rose mojando la hoja donde estaba escrito el mensaje.

-¿Durante cuánto tiempo la habrá guardado?- Se preguntaba Rose secándose las lágrimas.

-Por lo que puedo ver... Por lo menos tres años- Respondió Matías mientras volvía a recostarse, Rose se levantó una vez más.

-Otra vez, gracias por salvarme- Le dijo al hombre mientras se alejaba, sus pasos se convirtieron en un eco dentro de la cabeza de Matías, la caminata sin rumbo de Rose la condujo hasta una pradera donde se veía la figura de Derek rodeado de otros seis jovenes, Rose comenzó a correr para ayudarlo, al acercarse pudo presenciar una batalla la cuál le pareció hermosa ya que Derek no parecía estár golpeando, aquéllos movimientos eran más parecidos a una danza ya que con sus movimientos pudo derribar a los 5 tipos en un parpadeo.

-¡Rose! Que bueno que nos hagas compañía- Derek dejó a los otros sujetos en el suelo mientras se dirigía a Rose.

-¡¿Qué fue eso?!- La sorpresa de la joven era evidente.

-Solo es una pequeña práctica de combate con el estilo Draco wing, es un estilo basado en Wushu, Capoeira y Judo, esto me lo enseño la maestra Carla, de hecho se encuentra en una clase, si gustas podemos ir- Derek sonaba muy emocionado de poder llevar a Rose a la clase.

-Está bien, te acompañaré- Rose pudo disimular su entusiasmo de ir a conocer a tan buena maestra.

-Muy bien Rose sígueme- Derek tomó el brazo de la joven y empezó a caminar rumbo a los interiores del bosque.

Dragon's blood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora