Dragon's blood

Un dragon en la nada

En una noche lluviosa, un par de majestuosas alas se extienden y cubren con una tempestuosa sombra el pueblo de Stain, Rose hundió su mirada en aquella noche artificial que producía aquella increíble bestia.

-Así que ese es una de las ultimas bestias mágicas que amenazan nuestra vida- Sus ojos se iluminaron al ver tan bella composición.

-Exactamente Rose- Dijo su madre mientras la alejaba de la ventana.

Al terminar de separar a su querida hija de la ventana, un alarido de dolor resonó por cada cuarto de su pequeño departamento cuya sala desbordaba un color carmesí hermoso en la sala, fue tal el estruendo que la ventana por la cual Rose miraba el exterior reventó, Vanessa la madre de Rose se aproximo al marco de la ventana con aún algunos fragmentos de vidrio pegados en los bordes.

-¡Ya están aquí!- Con aquél grito de alegría estaba avisando de que la patrulla del régimen había llegado.

-¡Papá!- Gritó Rose mientras corría junto a su madre, en el exterior se encontraba el EMCB (Escuadrón mágico contra bestias) Del cuál su padre Jhon es comandante, la presencia del padre de Rose se vio más recalcada al ver un relámpago negro caer sobré el monstruo, aquél ataqué dejo flotando en un área circundante particulas doradas e hizo sangrar a la bestia, aquél líquido era similar al magma gracias a ese brillo naranja que era más notable gracias a la oscuridad de esa noche, una gota cayó sobre el pecho de Rose.

-¡No! ¡Rose!- grito su madre mientras la tomaba en brazos, la chica empezo a axfixiarse mientras el magma consumía su pecho, la sangre de Rose parecía no derramarse en los brazos de su madre y de hecho aquélla gota ardiente empezó a volverse más pequeña con unos pocos minutos, dejando atrás solo una cicatriz en el pecho de la chica.

-Ma...mamá, estoy bien- El aíre volvía a fluir con normalidad por la tráquea de Rose, A lo lejos solo se podía percibir la caída de la majestuosa bestia, el estruendo que hizo al golpear el suelo resonó en toda el area del pequeño pueblo de Stain.

A la mañana siguiente el padre de Rose se presentó al desayuno. -Jhon aquí estás- exclamó la madre de Rose.

-Claro que sí amor, ¿por qué no me presentaría?- La madre de Rose le hizo señas para que se acercase a ella. -Puedo preguntar ¿Dónde está Rose?- El tono que despedía esa duda dejaba notar que sabía que algo estaba mal.

-Ella aún no se ha levantado- Exclamó Denisse. -De hecho hay algo que quiero que veas- Tomó la mano de su esposo y lo llevó al cuarto de su hija, cuatro paredes pintadas con matices morados, un espejo de cuerpo completo y un armario bastante lleno de prendas variadas. -Ayer...durante el enfrentamiento que tuviste con el dragon una gota de sangre cayó sobre su pecho-

-¡¡Qué!!- Jhon se apresuró a remover las sábanas que rodeaban el cuerpo de su hija, logró divisar un poco de la marca que dejó aquél incidente.

-¿Papá?- Rose preguntó mientras abría lentamente los ojos.

-Pequeña Rose, no te levantes el desayuno aún no está listo- Dijo Jhon mientras volvía a arroparla, salieron del cuarto, la mirada de Jhon estaba pérdida, el sudor se hizo presente. -Denisse...- Jhon no podía iniciar la oración.

-Lo se Jhon- Denisse parecía bastante tranquila con esto.

-Si sabes lo que pasará...¡¿Por qué no pareces alarmada?!- Jhon sabía que en algún momento el consejo vendría por Rose, Denisse tomó sus manos e intentaba calmarlo.

-No pasará pronto y menos si es tu hija, tu rango hace que tengas que entregarla, pero tu corazón dice que no- Le dijo mientras lo abrazaba. -Todo estará bien- el día transcurrió con normalidad, hasta que Rose fue a la escuela, una tropa de la CMA (Coalición mágica armada) al ver a Rose se encaminaron a ella, Rose pudo distinguir la armadura de su padre.

-Hola pequeña, Debemos irnos- Dijo Jhon con una voz tan tranquila que parecía la de un espiritu.

-Pero ¿no esperaremos a mamá?- Rose replicó rápidamente.

-No, hoy no mi niña- Le respondió Jhon.

-Pe...- Rose no pudo terminar la frase ya que su padre le inyectó un tranquilizante, tomó a su hija en brazos y se retiró de la escuela.

-¿Dónde...? ¿dónde estoy?- Mientras Rose despertaba, notaba cómo no podía mover las manos, un bloque metálico con pequeñas lineas carmesí brillantes. -¿Qué está pasando?- Miles de preguntas rondaban la mente de la joven, pero esa fue la única que salió de su boca, al inspeccionar su alrededor, sólo encontró una cama en aquél cuarto oscuro, una tenue luz se precipitó sobre la cara de Rose.

-Bienvenida a una de las instalaciones principales de la CMA, te preguntarás que haces aquí, pues se te descubrió usando magia desconocida, por lo que se te considera un peligro para la sociedad- Aquella pantalla solo parloteaba sin sentido.

-¿Cómo es posible que papá me trajera aquí?- La vista de Rose se nubló y lágrimas empezaron a rodar por su mejilla ya que pesé a su edad de 14 años, su padre ya le había hablado de lo que le hacían a los magos en los muros de esta prisión (poniéndolo en palabras amables) -Vamos... Piensa, papá no me pudo dejar aquí a propósito- Rose trató de meterse esa idea en la cabeza mientras secaba sus lágrimas.

Los pensamientos de Rose se vieron interrumpidos gracias a una intensa luz que llenó de golpe el cuarto en donde se encontraba, las paredes estaban recubiertas con dibujos que fueron hechos por ella de pequeña, los pudo reconocer gracias a su nombre mal escrito en las esquinas inferiores del lado derecho, unas sábanas grisáceas, acompañadas de unas almohadas blancas adornaban una cama de base metálica, se abrió una puerta dejando entrar a su padre Jhon, aún usaba su armadura.

-Hola pequeña- Dijo su padre mientras le extendía su mano.

-Papá... ¡¿Por que me trajiste aquí?!- Respondió Rose estallado en lágrimas y golpeando la mano de su padre para que no se acercase a ella.

-Fue para protegerte mi niña, ahora toma mi mano debemos ir a otro lugar- Jhon volvió a extender su mano a ella, pero su hija seguía sin querer tomarla. -Muy bien entonces será así- Se dio la vuelta e hizo señas para alguien de fuera. -Lo lamento Rose- Un grupo de hombres vestidos de blanco entraron rápidamente a la habitación e inyectaron a la chica con un sedante.