XXIV

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Amelia llevaba varios días con algo en mente, sentía que después de todo lo que habían vivido, había llegado ese momento, el momento de dar otro paso más.
No quería perder más tiempo y desde ya se iba a poner a organizarlo.
Esos nervios y esas ganas hicieron que esos días de atrás estuviera un poco más ausente y rara con Luisita, evitándola y no yendo tan a menudo a su casa. Se reconoció así misma que tenía algo de miedo a su respuesta, no sabía cómo se lo podía tomar, si se sorprendería, si era muy pronto, pero una vez más sus ganas ganaron y con una sonrisa empezó a pensar en el cómo, cuándo y el dónde.

Y ahí estaba su amigo observándola desde la puerta principal, viendo cómo iba de un lado a otro, hablando sola y soltando algún que otro suspiro. No pudo evitar sonreír al verla así, porque a pesar de los nervios y dudas que sentía que tenía, la veía ilusionada, emocionada y feliz. Negó con su cabeza y se acercó hacia donde estaba ella.

- Sabes que estás exagerando con tus nervios y tanta duda ¿verdad?

- ¡Que susto! - se llevó una mano al pecho y sonrió - ¿Desde cuándo llevas ahí? - se giró a seguir con lo que estaba haciendo.

- Lo suficiente como para sentir tus nervios y dudas desde aquí - se fue acercó más a ella y le cogió sus manos - tranquila ¿vale? Todo va a ir bien - le dio un beso en su mejilla.

- Es la primera vez que hago esto.. y puf estoy - se llevó sus manos a la cara - solo espero que no le parezca mal.

- ¡Qué dices! Le va a parecer estupendo - decía en un tono sincero, no entendía el porqué tanta duda.

Por supuesto que su amigo sabía lo que estaba preparando y los planes que tenían para esa cena.

- ¿No será pronto? - salió en alto su mayor duda.

- Cariño el tiempo es lo de menos.. lo importante es lo que sentís y yo creo que estáis en el mismo punto ¿no? - Amelia asintió con una sonrisa - Pues ya está, quítate esa idea de la cabeza ¿vale? - le dijo dándole un toque suave en ella.

- No se que haría sin ti.. - le dedicó una gran sonrisa, se acercó a su amigo y se abrazaron.

- Pues nada mi amor.. ¿qué vas hacer? - ambos sonrieron y se volvieron a abrazar.

- Lo único..

- Tranquila que esta noche no duermo en casa - terminó por ella la frase y le guiñó el ojo - y ahora venga que te ayudo con lo que te falte.

Se sonrieron cómplices y Amelia le indicó lo que faltaba, estaba nerviosa pero después de hablar con su amigo eran unos nervios buenos, sentía que todo iba a ir bien y estaba deseando que llegara la noche.
Se despidió de su amigo con un beso y un abrazo, dio un último vistazo a la mesa perfectamente decorada y salió en busca de su novia y cuñada para acompañarlas en un momento delicado para ellas, sobre todo para Luisita.

***

Por otro lado Luisita se movía de un lado a otro deseando que llegara ese momento de reunirse con Manuel, quería quitárselo de encima ya, quería hablar lo que tuvieran que hablar y seguir con su vida. Por un lado quería saber más de ese chico, su historia, el porqué de todo lo que hizo, pero por otro era algo que le dolía, el pensar el porqué apareció en su vida, le hacía sentir su corazón un poquito más pequeño.

- Luisi ¿te puedes estar quieta? ¡Me estás poniendo de los nervios! - No aguantaba más los movimientos de su hermana.

- No puedo María no puedo, estoy nerviosa y encima Amelia llega tarde - contestó mirando su reloj y la puerta.

Un Corazón llamado Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora